Anna Karina, rostro inolvidable de la Nouvelle Vague
La actriz y musa de Jean-Luc Godard, protagonista de 'Banda aparte' y 'Pierrot el loco', ha fallecido a los 79 años a consecuencia de un cáncer
16 diciembre, 2019 17:17Cuenta la leyenda que Jean-Luc Godard descubrió a Anna Karina en un anuncio de una marca de jabón. El director francés le ofreció entonces un papel en Al final de la escapada, pero Karina no se quería desnudar delante de la cámara y el personaje fue suprimido del guion. No se buscó sustituta, ni se modificó, Godard lo borro por completo. O era Anna o no era nadie. Poco después, sí logró convencerla para que aceptara el papel protagonista en su siguiente filme, El soldadito, aunque la censura se cebó con ella por su tratamiento de la Guerra de Argelia y no se estrenó hasta tres años después. Durante el rodaje de la segunda película conjunta, Una mujer es una mujer, ya se enamoraron perdidamente el uno del otro y se casaron poco después. Así se consumó una de las colaboraciones más míticas de la historia del cine, ya que Karina fue musa del Godard durante un periodo tremendamente fértil y brillante de la carrera del director aunque algo corto: cuatro años. Vivir su vida, Banda aparte, Pierrot el loco, Lemmy contra Alphaville y Made in U.S.A. imprimieron el rostro de la actriz, quizá uno de los más fotogénicos que nunca se hayan registrado, en la retina del espectador con una fuerza indestructible.
En 1967 el matrimonio ya se había separado, pero la carrera de Karina fue mucho más que Godard. Mientras permanecieron juntos, la actriz trabajó con Jacques Rivette en La religiosa, Palma de Oro del Festival de Cannes, con Agnès Varda en Cleo de 5 a 7, con Roger Vadim en Juegos de Amor a la Francesa o con Luchino Visconti en El extranjero. Después llegarían papeles en películas de George Cukor, Tony Richardson, Ingmar Bergman o Rainer Werner Fassbinder.
A partir de los 80, Karina empezó a trabajar menos como actriz, y cuando lo hacía era normalmente en filmes experimentales, en la televisión, en musicales… Pero también dirigió tres películas (quizá la mejor sea la primera, Vivre ensemble) y escribió ficción. Aquella joven que llegó en autoestop a Paris desde Aarhus, la ciudad danesa que la vio nacer en 1940, huyendo de la pobreza y de una infancia difícil, ha muerto dejando un legado imborrable. Lo que nunca sabremos es que hubiera pasado si no se hubiera cruzado con Coco Chanel poco después de su desembarco en la capital francesa, cuando ya ejercía como modelo. Ella la bautizó como Anna Karina, pues pensó que sería difícil que alguien llamado Hanne Karin Bayer triunfara en la vida. Probablemente el resultado hubiera sido el mismo ya que lo importante siempre fue su mirada.