Cine

Las Viudas dan el golpe

30 noviembre, 2018 01:00

Michelle Rodriguez, Viola Davis y Elisabeth Debicki en Viudas

Steve McQueen, cinco años después del Óscar de 12 años de esclavitud, adapta una serie británica de 1983 para entregar un thriller preciso y energético protagonizado por mujeres que ofrece también un estudio sobre la relación de fuerzas que enfrenta a la sociedad estadounidense.

En una de las secuencias más brillantes de Viudas, la nueva película de Steve McQueen que llega a las salas españolas este viernes, acompañamos al político Jack Mulligan -interpretado por Colin Farrell- en un trayecto en coche por el distrito de Chicago en el que pretende ser elegido concejal. El director británico, de forma inesperada, decide que la cámara se sitúe sobre el capó del coche y que recoja el cambiante paisaje urbano de la ciudad mientras escuchamos en off la conversación que Jack y su jefa de campaña mantienen en el interior. El vehículo se desplaza desde las casas más pobres del distrito hasta la mansión de los Mulligan en apenas dos minutos, y nos muestra la complejidad de una ciudad con fuertes contrastes sociales, económicos y raciales. Y es que en Viudas McQueen intenta trascender el intenso thriller que la película pone en juego con un (no tan) soterrado estudio sobre la relación de fuerzas que sostiene y enfrenta a la sociedad estadounidense en la actualidad.

Ahí están los Mulligan, una corrupta familia irlandesa que se ha perpetuado en el poder (y enriquecido) a lo largo de los años a base de chanchullos y que pretende convertirse en una dinastía con el paso al frente dado por Jack tras la retirada de su padre Tom (Robert Duvall) del juego político. Pero una nueva pieza ha aparecido en el tablero: Jamal Manning, un criminal de raza negra que pretende dar legitimidad a sus negocios de la droga alcanzando el cargo público que desde hace décadas detentan los Mulligan. A pesar de las diferencias, Jack Mulligan y Jamal Manning (no parece casualidad que compartan iniciales: J. M.) son las dos caras de la misma moneda, de la ambición sin escrúpulos. En el centro de esta lucha de poder y de dinero se desarrolla el drama y la peripecia de las mujeres que protagonizan una película que se convierte en un símbolo del Hollywood del empoderamiento femenino.

McQueen, cuya adaptación de la serie británica Widows mira tanto a Frankenheimer como a David Simon, arranca la película con una breve escena de acción en la que asistimos al último trabajo del ladrón Harry Rawlings (Liam Nesson) y de su equipo (Jon Bernthal, Manuel García-Rulfo y Cobum Goss), que acaba, como el título de la película avanza, con todos los cacos muertos a manos de la policía y el botín destruido. Mal asunto, pues el dinero era de un Jamal Manning que dará un plazo a las viudas de los delincuentes para que paguen la deuda. Veronica (Viola Davis), Alice (Elisabeth Debicki) y Linda (Michelle Rodriguez), que aunque conocían las actividades delictivas de sus parejas no saben nada del oficio de ladrón, se pondrán a preparar un golpe que Rawlings dejó escrito en su cuaderno.

El guion de McQueen y la escritora Gyllian Flynn (Perdida) es preciso, se toma su tiempo en la construcción de los personajes, sabe combinar el drama y el thriller con estilo, cuenta con diálogos afilados y algún que otro impactante plot twist. El director, que viene de ganar el Óscar a la Mejor Película por 12 años de esclavitud, consigue un toque de distinción en su película de atracos dotando al conjunto de realismo y de una concreción de la que carecen productos del género como Ocean's 8, en los que la diversión juega un papel importante en la ejecución de los golpes. Aquí los personajes se mueven por puro afán de supervivencia, algo que se trasmite al espectador gracias al impecable trabajo de los actores. Entre ellos, habría que destacar a un salvaje Daniel Kaluuya como matón de Manning.

@JavierYusteTosi