Proyectos de artista en ARCO: mucha escultura, conciencia ecológica y recuperación de nombres
Los 28 proyectos individuales son la mejor manera que ofrece la feria para poder profundizar en la obra de un solo artista.
7 marzo, 2024 02:08Una amplia diversidad de especies y ecosistemas emergen este año en una apuesta rotunda por la calidad. La escultura triunfa en 15 de los 28 stands en los que destaca la simetría de género entre las 13 mujeres y los 13 hombres (más dos parejas) que ocupan tan solo 7 galerías extranjeras frente a 21 que juegan en casa. La preocupación por el medioambiente y la recuperación de figuras históricas marcan el terreno.
El mensaje político agita las copas de los árboles, las fronteras de las islas y el deshielo de los glaciares. Como sucede en la obra de David Nash, uno de los principales Land Artists británicos, que viene por partida doble de la mano de Álvaro Alcázar y Lelong, quien lo representa oficialmente. Nash convierte el árbol en su herramienta de trabajo y lo deconstruye en sus esculturas biológicas que unen mundos y especies.
De aquí nos zambullimos en los glaciares que se derriten de Françoise Vanneraud en Ponce+Robles con una instalación multidisciplinar que investiga el aumento del nivel del mar.
[Aquí no hay playa: un primer chapuzón en el cálido mar del ARCO caribeño]
La pareja Allora & Calzadilla, representados por Chantal Crousel, trabajan el colonialismo y la ecología en piezas bellas y sorprendentes como Graft: un suelo de flores de cedro blanco –una especie nativa de la isla de Martinica– realizadas en policloruro de vinilo pintadas a mano en diferentes fases de descomposición que aluden a la degradación medioambiental.
Los ecosistemas de Elena Aitzkoa se vuelven esculturas y archipiélagos integrando elementos físicos y emocionales en los paisajes raros que propone Rosa Santos. Navegamos hacia La isla, una serie fotográfica de Mónica de Miranda que conecta con la tierra y que denuncia la mirada única masculina y eurocentrista. La isla como metáfora, resistencia y cuestionamiento de la identidad, de la mano de Carlos Carvalho.
Mehdi Chouakri también nos trae naturaleza, la que registra la cámara de Isabell Heimerdinger; como artista y cineasta Heimerdinger presenta una película de un viaje a Santo Tomé y Príncipe en la que persigue la luz y la oscuridad de la selva, pero también el proceso de realización de la película misma y que además acompaña de un bosque de neones.
Por último, queda mencionar al prestigioso Olafur Eliasson, que muestra en Neugerriemschneider y Elvira González el techo Your imaginary future (2022), un inmenso espejo redondo de 5 m de diámetro iluminado que nos reflejará boca abajo en un espacio imaginario junto a varias de sus pinturas de experimentos cromáticos.
[ARCO 2024 navega en las corrientes caribeñas]
La recuperación de figuras históricas también tiene cabida. Concha Jerez, de la mano de Freijo, trae una instalación que continúa su trabajo sobre la utopía. Metacrilatos acompañados de una bandera blanca con textos autocensurados escritos en tinta blanca, de lectura imposible.
Muy interesante también la propuesta de Nogueras Blanchard junto con Prats y Bombon que instalan una pieza de Josep Ponsatí, figura clave del conceptualismo de los 60; sus primeras esculturas cinéticas derivan hacia el hinchable blando y aerostático alcanzando un gran eco internacional.
La pieza de Rodrigo, que trae José de la Mano recupera la escultura Manuel (1977-1983). Representa un desnudo homoerótico hiperrealista que simboliza el amor imposible que se expuso en ARCO’83 causando un gran revuelo. En ella un hombre abraza desde su interior a otro iluminando su corazón.
Contemporánea a Rodrigo fue la pintora Esther Boix, la apuesta de Marc Domènech. Boix, desaparecida durante décadas a pesar de pertenecer a varios colectivos como Estampa Popular, denuncia las injusticias franquistas hacia las mujeres y es reivindicada por la historiografía feminista.
House of Chappaz revisa la icónica trayectoria de Carles Congost en fragmentos de piezas videográficas vinculadas a la ciudad de Barcelona sobre nuevos soportes tecnológicos. También Peter Halley, en Senda, muestra el único trabajo videográfico del artista, una animación por ordenador del año 83 junto a una serie de acuarelas pintadas a mano, también en primicia, del autor.
Lo que inventan algunos artistas como Fuentesal y Arenillas en Luis Adelantado, esculturas que bailan en torsos, cajones y hormas de escayola o madera, en un movimiento de formas improvisado, que parecen un pueblo o una casa, como las ficciones fotográficas de José Guerrero en Alarcón Criado, inventando arquitecturas que cuestionan el medio y que presenta en una pieza mural impresa sobre lino que intersecciona el arte textil con la abstracción pictórica.
T20 comparte también una nueva mirada sobre lo textil con el trabajo de Sonia Navarro, quien realiza un estudio antropológico del hilo y el esparto, materiales en los que se basa la economía artesanal del sureste español, sobre los que plasma las rutas de las mujeres por sus pueblos.
También Priscilla Dobler Dzul, en NOME, reimagina la colonización de los pueblos indígenas incidiendo en la artesanía local. Elena Blasco en Espacio Mínimo, Elena Alonso en Espacio Valverde, Marria Pratts en Mayoral, Mikolaj Sobczak en Capitain Petzel o Gabriel Abrantes en Francisco Fino utilizan la pintura para imaginar mundos radicalmente originales mientras reinventan otra historia del arte, en fascinantes narrativas de universos distópicos.
En definitiva, un agradable paseo por bosques de aires frescos y mares en calma en apuestas seguras en esta rica y frondosa biodiversidad.