El Museo Nacional del Prado, Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades
Museo Nacional del Prado
En plena celebración de su Bicentenario, el museo recibe este galardón como reconocimiento a la labor de conservación y divulgación de uno de los más ricos patrimonios artísticos del mundo. El jurado ha reconocido la ejemplaridad de su contribución al desarrollo humanístico de la sociedad pasada, presente y futura.
Según ha informado el jurado, reunido en Oviedo e integrado por Luis María Anson Oliart, Alberto Edgardo Barbieri, César Bona García, Irene Cano Piquero, Alberto Corazón Climent, Aurora Egido Martínez, Taciana Fisac Badell, Elsa González Díaz de Ponga, Santiago González Suárez, Alan Goodman, Álex Grijelmo García, Miguel Ángel Liso Tejada y Rosa María Mateo Isasi, presidido por Víctor García de la Concha, y actuando de secretario Óscar Loureda, ha acordado conceder este premio al museo, símbolo de nuestra herencia cultural común, como reconocimiento "a la dedicación y el compromiso durante los últimos 200 años de sus trabajadores, patronos, amigos y público", y por "la ejemplaridad de su contribución al desarrollo humanístico de la sociedad pasada, presente y futura", según recoge el acta.
El director de la pinacoteca, Miguel Falomir, ha agradecido en rueda de prensa que el jurado haya pensado en el Museo del Prado. "Es una alegría adicional que el galardón proceda de una institución ligada a la corona, que es como nació la colección", ha recordado. "Este museo es de todos y en ese sentido es importante que todos los españoles se sientan galardonados", ha instado para añadir después que se trata de una labor realizada durante 200 años por lo que "este premio no sería posible sin el trabajo de miles de trabajadores, patronos y de la sociedad civil que lo ha arropado".
Para celebrar de manera inmediata el premio, el museo ha convocado una jornada de puertas abiertas para el sábado 4 de mayo. Falomir, que ha recibido la noticia estando en Melilla presentando su proyecto De gira por España, ha querido recordar al que fue Presidente del Patronato, José Pedro Pérez-Llorca, desde 2012 hasta su muerte el pasado mes de marzo.
El Museo Nacional del Prado se inauguró en Madrid el 19 de noviembre de 1819 como Real Museo de Pinturas y Esculturas para albergar obras procedentes de las colecciones reales, que habían comenzado a tomar forma en el siglo XVI con Carlos I y que fueron enriquecidas por todos los monarcas que lo sucedieron. Con un primer catálogo integrado por 311 pinturas, la pinacoteca, que pronto cambió su denominación a Museo Nacional de Pintura y Escultura, ya servía de depósito para otras 1510 procedentes de los Reales Sitios. Para ello, ocupó el Gabinete de Ciencias Naturales, obra de Juan de Villanueva, en lo que se conocía como Prado de los Jerónimos, por lo que popularmente se llamó Museo del Prado antes de recibir esta denominación oficial a principios del siglo XX.
Doscientos años después de su inauguración, tras varias reformas y sucesivas ampliaciones, el Museo del Prado sigue cumpliendo la alta misión de conservar, exponer y enriquecer el conjunto de las colecciones y obras de arte que, estrechamente vinculadas a la historia de España, constituyen una de las más elevadas manifestaciones de expresión artística de reconocido valor universal.
Por su bicentenario, en El Cultural invitamos al historiador de arte Fernando Checa a realizar una reflexión general sobre la historia del museo, su presente y su futuro, conversamos con los conservadores jefe de las colecciones del museo, nos colamos en sus talleres de restauración para seguir desentrañando sus tripas y abrimos las puertas de su Centro de estudios.
Convertido en la institución cultural más importante de España y en una de las pinacotecas más destacadas del mundo, el Museo Nacional del Prado tiene una colección de cerca de 8000 pinturas, de las que 1700 están expuestas en el edificio Villanueva y más de 3200 se distribuyen entre 255 instituciones culturales de todo el país. Sus salas, por las que pasan anualmente casi tres millones de visitantes - más de la mitad extranjeros-, han servido de inspiración a algunos de los pintores más significativos de los últimos 150 años, como Fortuny, Sorolla, Picasso, Monet, Renoir, Durant o Chase.
El Prado es conocido más como museo de pintores que de pinturas por la singularidad de su origen dependiente del mecenazgo real de los siglos XVI y XVII, orientado a reunir el mayor número de obras posible de los artistas preferidos. Por este motivo, cuenta con los mayores conjuntos de El Bosco, Tiziano, El Greco, Rubens, Velázquez o Goya, en algunos casos con más de un centenar de obras. Con la dinastía Borbón llegaron los pintores franceses en un siglo XVIII dominado por artistas foráneos, como los italianos, hasta finales de la centuria, en la que Goya devolvió a un español el dominio del escenario cortesano. En el siglo XIX, la desamortización de los bienes eclesiásticos contribuyó, a través de los fondos del Museo de la Trinidad -La Fuente de la Gracia, Auto de fe presidido por santo Domingo de Guzmán, entre otros-, a incrementar las colecciones de El Prado, que se cerraron en 1881. Aunque eminentemente pictóricas, también comprenden excepcionales testimonios escultóricos, de artes decorativas y de obras sobre papel, desde la Antigüedad hasta el siglo XIX.
Desde su fundación, el museo ha ingresado más de 2300 pinturas y gran cantidad de esculturas, estampas, dibujos y otras piezas a través de donaciones -como las Pinturas negras de Goya-, legados -como el de pintura del siglo XIX de Ramón de Errazu- y compras -Fábula y La huida a Egipto de El Greco, La condesa de Chinchón de Goya o El barbero del papa de Velázquez, por ejemplo-. Entre los tesoros más emblemáticos que se pueden contemplar entre sus paredes hoy se encuentran El jardín de las delicias de El Bosco, El caballero de la mano en el pecho de El Greco, El tránsito de la Virgen de Mantegna, Carlos V en Mühlberg de Tiziano, El lavatorio de Tintoretto, el Autorretrato de Durero, Las meninas de Velázquez, Las tres Gracias de Rubens, La familia de Carlos IV de Goya o Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga de Gisbert.
El Museo actual está formado por varios inmuebles -el edificio Villanueva, el Claustro de los Jerónimos, el Casón del Buen Retiro, el edificio administrativo de la calle de Ruiz de Alarcón y el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro- que superan los 45 000 metros cuadrados de superficie útil. Como organismo público, una ley regula su funcionamiento y está regido por un patronato presidido por el ministro de Cultura correspondiente y cuyos presidentes de honor son SS. MM. los Reyes de España.
Su candidatura a los Premios Princesa de Asturias fue propuesta conjuntamente por Mario Vargas Llosa y Antonio Muñoz Molina, Premio Príncipe de Asturias de las Letras 1986 y 2013, respectivamente; Norman Foster y Rafael Moneo, Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2009 y 2012, respectivamente; Alberto Anaut, presidente de La Fábrica y de la Fundación Contemporánea, Luis Gordillo, Cristina Iglesias, Julio Llamazares, Gonzalo Suárez, Jaime Rosales, Aitana Sánchez-Gijón, Alberto García Alix, Chema Madoz, Pierre Gonnord, José Luis Gómez, Juan Barja y Javier Gomá.
Un total de 29 candidaturas procedentes de 14 países han concurrido a este premio, dotado con una escultura de Joan Miró -símbolo representativo del galardón-, un diploma, una insignia y la cantidad en metálico de 50.000 euros.
Este ha sido el segundo de los ocho Premios Princesa de Asturias que se conceden este año, en que cumplen su trigésimo novena edición. Anteriormente fue otorgado el Premio Princesa de Asturias de las Artes al director teatral británico Peter Brook. En las próximas semanas se fallarán los correspondientes a (por orden) Cooperación Internacional, Deportes, Letras, Ciencias Sociales, Investigación Científica y Técnica y Concordia.