Image: Rafael Moneo, 50 años escuchando el murmullo del entorno

Image: Rafael Moneo, 50 años escuchando el murmullo del entorno

Arte

Rafael Moneo, 50 años escuchando el murmullo del entorno

4 abril, 2017 02:00

Dibujo a mano alzada para la Ópera de Madrid de Moneo

El Museo Thyssen-Bornemisza acoge una retrospectiva del arquitecto Rafael Moneo en la que se rastrea la trayectoria de más de 50 años del primer Premio Pritzker español. 121 dibujos, que sirven como eje de la muestra, 19 maquetas y 152 fotografías muestran el compromiso con la historia de cada uno de sus proyectos.

"Hoy en día la arquitectura se mueve en virtud de las firmas individuales", se lamenta Rafael Moneo (Tudela, 1937), uno de los arquitectos españoles más laureados. Para él la arquitectura significa continuidad, un tema que le obsesiona cada día más en un momento en el que "es difícil tener la sensación de que se pueden compartir aspectos como la belleza". Cree que en los años 30 esto se hacía pero ahora "la arquitectura se dibuja por hitos individuales". Su manera de trabajar, "escuchando siempre los murmullos del entorno", tal y como ha apuntado Guillermo Solana, le han merecido premios como el Pritzker y el Premio Nacional de Arquitectura.

Algunos de sus trabajos más célebres, como la ampliación del Museo del Prado o el Kursaal de San Sebastián (conocidos en la ciudad como los cubos de Moneo) son tan solo dos de los 52 proyectos que se muestran en Rafael Moneo. Una reflexión teórica desde la profesión, una exposición que recala en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, coproducida por la Fundación Barrié (allí es donde arrancó en 2014 el periplo de esta muestra que ha estado en Lisboa, México D.F y Hong Kong) y el Estudio Rafael Moneo. "Me he resistido a las exposiciones porque la arquitectura no es material para colgar en un museo o galería. Pero aquí me muestro de manera directa y vimos que el dibujo plasma mis intereses. Además, durante 400 años hemos pensado los edificios mediante el dibujo".

Rafael Moneo en la exposición con su maqueta del Kursaal

Así pues, los 121 dibujos, muchos de ellos a mano alzada, que se suceden en las salas son el eje en el que Moneo imprime su manera de trabajar y las 19 maquetas y 152 fotografías ayudan a contextualizar los proyectos escogidos. "Era una exposición necesaria porque Moneo ha entendido que cada proyecto requiere un abordaje diferente. Su trayectoria no ha sido repetitiva ni autoindulgente, como vemos ahora, sino que se sitúa más cerca de nosotros", señala Francisco González de Canales, comisario de la muestra. Y es que en los trabajos de Moneo prima la ciudad y la historia en la que se circunscribe, por eso "no se puede ignorar su valor intrínseco y lo que hay depositado en ellas". La ciudad siempre tiene que estar presente porque no se debería "construir pensando en el pasado sino en lo que vendrá pero ahora no se piensa en un futuro deseable", se apena.

Cinco décadas de arquitectura en seis secciones

Esta muestra rastrea más de 50 años de trayectoria del primer Premio Pritzker español en seis secciones diferentes. En la primera se ven sus años formativos en la Escuela de Madrid donde cultiva una arquitectura funcional que busca nuevos modos de expresión. Algunos de los trabajos de esta etapa son el proyecto que presentó para la Ópera de Madrid, la Fábrica de Transformadores de Diestre, la Casa Gómez-Acebo y la Plaza del Obradoiro, en la que ya "muestra su interés por demostrar que la arquitectura se engarza con la historia de la ciudad" y su respeto por el contexto urbano. En la segunda se rastrea su primera madurez (hasta 1976) cuando incluye la Historia como el centro de su trabajo de modo que se cuestiona la coherencia de la Escuela de Madrid y realiza obras como el Ayuntamiento de Logroño y la sede de Bankinter de Madrid.

Dibujo realizado por Moneo para el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida

Más tarde, Moneo entra en contacto con Estados Unidos y se relaciona con las teorías de la costa este inhibiéndose de algunos de los prejuicios e idea la ampliación de Banco de España y el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, proyecto que hoy en día, dice él mismo, le ha abierto las puertas del Thyssen. Tras esta etapa Moneo se traslada a Estados Unidos y allí retoma la relación entre construcción y pensamiento arquitectónico. Además, "se enfrenta a la escala y así es como entendemos construcciones como el Kursaal de San Sebastián", anota el comisario. En 1990 vuelve a España y llegan los reconocimientos internacionales como el Premio Pritzker en 1996. "Pero cuando más interesado parece estar en una carrera internacional mayor es su afán por relacionarse con el contexto, con el lugar", señala González de Canales. De esta época datan, de hecho, el Museo de Arte Moderno de Estocolmo, la catedral de Los Angeles y la ampliación del Museo del Prado, no exenta de polémica. Respecto a ello, dice Moneo que tuvo que lidiar con "un campo de minas" (y una serie de problemas como las goteras o la inundación del museo) del que pudo salir.

La última sección es la dedicada a su arquitectura más reciente que "crece al tiempo que crece esta misma exposición", aclara el comisario. Desde el peregrinaje que arrancó en 2014 se han añadido cuatro obras más en las que "se refleja su interés de mostrar que cada proyecto requiere de una teoría propia", señala. En todas ellas, por supuesto, hay "un claro compromiso ético".

Palacio de Villahermosa

Dionisio Hernández Gil fue uno de los primeros arquitectos, y personas, que conoció en una cátedra. "Él no pudo hacer el proyecto de Mérida, me recomendó y lo hice yo", explica Moneo. Este edificio, en el que se puede conocer la historia de la ciudad, lo visitó el barón Thyssen y fue a su vuelta cuando decidió que el Museo Thyssen-Bornemisza debía hacerlo el mismo arquitecto. Así es como se le encomendó a Moneo la tarea de reformar el Palacio de Villahermosa para albergar las salas de la pinacoteca y así es como "Moneo ha definido nuestro perfil", anota Guillermo Solana, director artístico del Thyssen.

Maqueta del Museo Thyssen

Por eso, y a modo de celebración del 25 aniversario de la pinacoteca, el Thyssen ha añadido una nueva sección a la muestra en la que se exponen los dibujos y planos que Moneo que hizo para la reforma del antiguo Palacio. "Llega un momento en el que resulta complicado explicarme a mí mismo sin hacerlo desde la arquitectura. Uno es lo que deja fuera y lo que los otros ven de uno. Por eso yo estoy más en las paredes de la exposición que aquí mismo", concluye el arquitecto.

@scamarzana