Exposiciones bajo el sol
Isidro López Aparicio: Arco del viento, 2016 (Genalguacil)
En agosto, hay galerías que trasladan su sede a destinos turísticos y pueblos como Genalguacil, Medina de Pomar y Vivares, que abren sus puertas a artistas históricos y emergentes. Les animamos a visitarlos todos. Ya verán lo que se encuentran.
Este año les toca a trece artistas, según nos cuenta Juan Francisco Rueda, miembro del jurado y comisario de la exposición con la que convivirán. "Alegría y Piñero van a crear una cámara oscura que introducirá el paisaje en el museo; Javier Artero, que genera trampantojos con su trabajo en video, proyectará una fuerte iluminación sobre una casa, y Fuentesal & Arenillas harán pinturas con referencias a las sensaciones que les despierta el entorno". Los encuentros coinciden con la exposición Territorios, sobre el paisaje y la historia del pueblo en la que Françoise Vanneraud y José Medina Galeote "hablarán de inmigración en una comarca con un problema de despoblación". La muestra se expande a la calle, como el año pasado con los lebrillos de Fernando Renes. Galeote va a intervenir con pintura 50 persianas de madera en las que se camuflan mensajes que activarán los vecinos cada vez que las usen.
Alberto Crespo: Genealogo, 2018 (Supertrama). Foto: Asier Rua
Arqueología versus arte actual
Hay también un edil con ojo avizor en Medina de Pomar, en Las Merindades (Burgos), donde pasan de 7.000 a 30.000 habitantes en verano. Art//edina, un proyecto orquestado por Javier González de Durana ha traído a los edificios históricos del lugar -el Alcázar, el Monasterio de Santa Clara y la Ermita de San Millán- y a la Casa de la Cultura 160 piezas de artistas entre los que hay nombres sorprendentes como Jesús Soto, Victor Vasarely, Palazuelo, Chillida, Oteiza o Gutiérrez Solana y Goya. "La exposición -apunta Durana- se ha planteado como un gran diálogo con los espacios que la acogen, con las piezas de los museos locales y con las distintas generaciones de los artistas participantes". El reto ha sido mayúsculo, al trabajar en un espacio expositivo muy amplio y disperso ("teniendo que aprovechar además -cuenta con humor Durana- los clavos que existían en las paredes históricas, casi como otro diálogo más, en este caso con sus antiguos moradores"). Así, las serigrafías de Esther Pizarro sobre la ciudad de Mérida conviven con el mosaico romano que guarda el museo del Alcázar; las pinturas de jóvenes como Ana Riaño con fotografías de Perejaume y Hannah Collins. También se crean relaciones entre Jacobsen y Oteiza quienes "sin conocerse, trabajaban los dos alrededor de la figura del círculo". La artista con más piezas es Teresa Peña, "una pintora de la generación de Saura y Canogar que fue por libre con una obra magnífica a la que he querido salvar del olvido".Kepa Garraza: Benito Mussolini, 2016 (Art//edina)
En Badajoz, una provincia en la que cuesta dar con propuestas de arte contemporáneo, se celebra este verano Supertrama, un programa de arte público impulsado por la arquitecta Marina Fernández Ramos con el apoyo de la Junta de Extremadura. Es de pequeña escala y de carácter itinerante (por municipios de menos de 5.000 habitantes). En el primer programa, el año pasado en Valverde de la Vera (Cáceres), contaron entre los miembros del jurado con el hoy ministro Guirao y con la participación, entre los artistas, de Antonio Ballester Moreno. En esta nueva entrega el escenario es Vivares, un pueblo de 700 habitantes cerca de Mérida. En una de sus plazas, de solado de cemento, Alberto Crespo (Segovia, 1972) ha diseñado junto a Susana Soria un código de formas y colores con la genealogía de todos los habitantes desde la creación del pueblo en 1966. Lucía Loren (Madrid, 1973), artista y activista con un trabajo vinculado a la naturaleza, ha trabajado con niños y mayores en una instalación sobre cómo la transformación del ecosistema afecta a ciertas aves, sustitutas naturales de los pesticidas. Y el Estudio Palmeral ha hecho una opereta popular recogiendo los temas de interés local para la que ha diseñado un hinchable que funciona como un actor más.Vasarely, Palazuelo, Chillida, Oteiza o Goya son algunos de los nombres que podemos encontrar en Medina de Pomar
Stefan Brüggemann: Hi Speed Contrast, 2018 en Ibiza (Galería Parra & Romero). Foto: Roberto Ruiz
Encontramos también el caso de galerías de arte con programación estable durante el año que se trasladan en los meses estivales a otras latitudes más vacacionales. La madrileña Parra & Romero lleva cinco programando en Ibiza, donde tiene una nave industrial fuera del circuito, un antiguo almacén de trigo en medio del campo que aprovechan para hacer proyectos a gran escala -normalmente específicos- que no pueden desarrollar en el cubo blanco de Madrid. Este año ponen en relación al mexicano Stefan Brüggemann, en la nave, con una propuesta de Luis Camnitzer, a quien podremos ver en otoño en el Museo Reina Sofía, repartido por distintos puntos de la isla. Los dos trabajan con el lenguaje y el texto y abren un diálogo con Walter Benjamin, quien, por cierto, vivió en Ibiza en los años treinta. Brüggemann expande además sus tentáculos a las ruinas de un edificio de Josep Lluis Sert en una cala al norte de la isla, un complejo vacacional que se quedó a medio construir.Instalación de Fred Sandback (Galería Cayón, Menorca)
Se apunta también a las Baleares la Galería Cayón, que además de sus sedes de Madrid y Manila (esta última desde el año pasado) acaba de abrir espacio en Menorca. Está en el antiguo Cine Victoria de Mahón, donde se han acomodado en su antiguo patio de butacas (de casi 12 m de altura) las delicadas esculturas de hilo con las que Fred Sandback (Bronxville, Nueva York, 1943 - 2003) construía sus espacios tridimensionales. Un espacio de ensueño, sin duda, que ya se puede visitar pero que abrirá sus puertas de manera oficial el 11 de agosto. No se lo pierdan si tienen la suerte de estar cerca.@LuisaEspino4