Cristiano resucita en Vitoria y hace más líder al Madrid
Hat-trick del portugués en la goleada de los blancos al Deportivo Alavés (1-4). Los vascos comenzaron ganando pero los de Zidane supieron remontar.
29 octubre, 2016 18:29Noticias relacionadas
Al leer 1-4 usted podrá creer que el Madrid se paseó por Mendizorroza. No se equivoca si se cuentan los últimos 20 minutos de partido en Vitoria, pero, como saben, los encuentros duran hora y media. Los blancos no jugaron mal, pero tampoco bien. Fue uno de esos tantos partidos de inercia, en los que el paso de los minutos llevan a una victoria del equipo grande. Comenzaron perdiendo y acabaron goleando. Cristiano marcó tres y hasta falló un penalti, pero ni mucho menos brilló. Morata eclipsó a Morata. Y con eso, el Madrid es más líder. [Narración y estadísticas: Deportivo Alavés 1-4 Real Madrid]
Theo Hernández sacó de quicio a una defensa otra vez muy floja, rozando el desastre en las jugadas en las que el jugador hispano-francés, hermano de Lucas, el defensa del Atlético, corrió la banda llegando al área del Madrid. Junto a Deyverson, Theo fue un puñal casi insoportable para un Varane dormido, para un Danilo otra vez superado y hasta un Marcelo impreciso. Además, se lesionó Pepe, que obligó a aparecer a Nacho 'van' Fernández, no tan acertado como en León. Con problemas en defensa, el Alavés desperdició la oportunidad de meter a mano a otr grande, una vez que este equipo de Pellegrino, serio y rocoso, ya ganó en el Camp Nou y empató en el Calderón.
Ocasiones tuvo de sobra para hacer daño, pero algunas veces sus propios errores le restaron (primera parte) y otras apareció Keylor Navas, que se lució en la segunda parte con buenas paradas y corrigió su fallo en el gol del Alavés, con el que inició el partido. El equipo vasco, que volvía a recibir al Madrid en su coqueto Mendizorroza once años después, se adelantó con un tanto de Deyverson nada más arrancar el partido, en un centro de Theo Hernández, que rompió a Danilo y que remató el delantero brasileño, aprovechándose de una mala salida del meta costarricense, que no se entendió con Varane. El francés, en una peligrosa y lenta cáida de forma, fue el peor en Vitoria, imagen de la fragilidad de un Madrid que sobrevive a pesar de sus fallos.
Del 1-0 al 1-1 se pasó por una de esas jugadas que pueden traer cola durante muchos días y más por el . Bale lanzó una falta y Deyverson, colocado en la barrera, saltó con el brazo extendido. El sol, y no es una broma, impidió en todas las repeticiones saber si el balón le llegó a dar en el brazo, en el codo o en la cabeza. Las imágenes eran muy confusas y si hay algo por lo que apostar, pongan su dinero a que le dio con la cabeza. Lo que es real, no cabe duda, es que el árbitro pitó penalti y Cristiano lo transformó. El portugués lo celebró con rabia, consciente de que en ese momento interrumpía su alargada racha de no ver gol. Lo que no sabría Ronaldo en ese momento es que, tras ese gol, le vendría el día y la noche.
15 minutos después de marcar el empate, Cristiano cogió un balón a cuatro metros del área, en una de esas jugadas que tanto le gustan, muy caracteristicas del 7 blanco. Se fue colocando y acercando y cuando mejor se vio, sacó un latigazo que entró en la portería de Pacheco. Tuvo suerte porque el balón golpeó en un defensa y desvió el disparo, que era peligroso pero que en condiciones normales hubiera parado el meta del Alavés, ex del Real Madrid. A partir de ahí jugó a placer el Real Madrid, aunque tuvo varios sustos que bien salvó Keylor Navas.
Cristiano siguió siendo protagonista porque prácticamente lo hizo todo él. Pasó de lo bueno (sus dos goles), a lo malo (un penalti fallado) a lo otra vez bueno (su tercer tanto). Ronaldo pasó por todas las fases posibles, pero lo bueno para él es que se sobrepuso. Falló el segundo penalti que tiró, también muy polémico, porque fue en los típicos agarrones del área en los que todos se 'abrazan'. Lo hizo Cristiano con su defensor, lo hizo el defensor con Cristiano y también Morata, que andaba por ahí. Tras eso, Pacheco sacó una gran mano y paró el ímpetu de Cristiano. El Madrid se tambaleó en ese momento, con dudas y con el miedo de pasar del 1-2 al 2-2. Para nada. Estaba Morata.
Otra vez el 9 blanco, el canterano de los milagros y el salvador de Zidane. Cuando el partido se había puesto peligroso, Marcelo lanzó un balón largo, desde su banda a la contraria, de campo a campo y allí apareció Álvaro. Controló, corrió y lanzó aprovechando que Pacheco, con el que coincidió él en el Castilla, estaba adelantado, marcó el tercero. Fue un respiro y la confirmación de una victoria más importante de lo que parece, ya que confirma liderato en un estadio difícil y con un equipo peligroso, que ya amargó días a Atlético y Barça. Morata se vuelve a reivindicar porque en 25 minutos hizo más que en 65 de Benzema. El francés apenas tocó el balón y vuelve a ser señalado. Algo le pasa para que su nivel sea tan paupérrimo en esta temporada.
La diferencia en Cristiano fue que no le dio vueltas a la cabeza a su fallo del penalti. Al contrario. Fue capaz de resarcirse y ya con el partido agonizando marcó su hat-trick, cuarto del Madrid en Vitoria, con el que resucitó para alcanzar la autoestima perdida. No hizo un partido brillante pero acabó con tres goles. Eso siempre fue Cristiano. Al margen del fútbol, recuperó el gol y la sonrisa. Será importante en un futuro para un equipo demasiado obsesionado con la falta de acierto de su crack en los últimos partidos.