El príncipe británico que frecuentaba prostíbulos gays: el escándalo que casi destruye la monarquía
En el año 1889 tuvo lugar 'El escándalo de la calle Cleveland', donde aristócratas y élites británicas fueron sorprendidos con prostitutos homosexuales.
14 octubre, 2019 17:34Noticias relacionadas
Alberto Víctor de Clarence lo tenía todo para convertirse en uno de los miembros de la realeza más importantes de Occidente. Nieto de la reina Victoria del Reino Unido e hijo del rey Eduardo VII y Alejandra de Dinamarca, fue, sin embargo, uno de los hombres marginados por la corona.
Pese a unirse al ejército jamás participó en ninguna contienda bélica en la que se vio inmiscuido su país y tras dos relaciones fallidas finalmente consagró su matrimonio con la princesa María de Teck en 1891. En menos de un mes el príncipe moriría de una neumonía. Y es que las especulaciones sobre los amoríos y la sexualidad de Alberto Víctor no solo constan de historiadores posteriores, su figura también fue polémica con él en vida.
Los hechos se remontan a 1889, cuando el príncipe tenía 25 años. En pleno centro de Londres la policía descubrió un burdel homosexual —por aquel entonces la homosexualidad estaba prohibida—. No era un burdel cualquiera: numerosos aristócratas y élites británicas frecuentaban aquel lugar cuyo caso pronto se conocería por el nombre de El escándalo de la calle Cleveland. Entre los involucrados destacaba lord Arthur Somerset, palafrenero mayor de los establos del Príncipe de Gales y comandante de la Guardia de la Caballería Real. Pero hubo otro nombre que salió a la luz. El del príncipe Alberto Víctor de Clarence. En el libro Prince Eddy and the Homosexual Underworld Theo Aronson relaciona directamente la "homosexualidad masculina victoriana" con la cultura popular de la época.
De esta manera, el príncipe habría acudido a los burdeles en secreto para satisfacer sus prohibidos deseos con los prostitutos de la capital británica. No existen evidencias históricas de si realmente participó o no en el escándalo que sacudió al Reino Unido. Los historiadores hablan de que el abogado de Arthur Somerset, Arthur Newton, introdujo el nombre del príncipe para proteger a su acusado.
La estrategia funcionó y aunque el gobierno británico trató de encubrir el caso los medios estadounidenses se hicieron eco de lo sucedido. Inmediatamente después de la polémica partió hacia la India británica en una gira que duraría meses y la prensa extranjera afirmó que la monarquía le había sugerido abandonar Londres durante un tiempo.
¿Jack el Destripador?
La corta vida del príncipe no condicionó el historial del británico. Varios autores británicos especularon sobre su posible vida oculta. Se extendió la leyenda de que el príncipe Alberto Víctor de Clarence podría ser nada más y nada menos que Jack el Destripador.
El asesino en serie sin identificar más famoso del mundo resaltaba por su violento modus operandi: cortes en la garganta, mutilaciones en las áreas genital y abdominal, extirpación de órganos y desfiguración del rostro de mujeres que se dedicaban a la prostitución. A pesar del mito y de las hipótesis, hoy en día está descartado que el príncipe tuviera algo que ver con aquellos asesinatos.