Por qué Amaia (y no Rosalía) puede ser la nueva Lola Flores
Amaia ha dado el pistoletazo de salida al a la 5ª edición del festival de Flamenco on Fire cantando 'Ay pena, penita, pena' y otros clásicos flamencos, deslumbrando a público y crítica. ¿Y si era ella la flamenca moderna que España buscaba?
22 agosto, 2018 03:42“¿Tienes alguna rival hoy en el país?”, le preguntó un socarrón Francisco Umbral a Lola Flores en una entrevista recogida en su libro Mis mujeres. “Hay algunas que lo hasen bien, pero yo tengo un soplo”, respondió ella. Lola Flores y Amaia no comparten el mismo grado de humildad, pero sí un tremendo amor y respeto por el flamenco. La pamplonesa ha dado el pistoletazo de salida a la 5ª edición del festival de Flamenco on Fire desde un balcón y sin bata de cola, plumas ni extensiones.
La admiración que siente la cantante por este género es un secreto a voces, pero poco reconocido. Su voz y temple no han sido suficientes para reconocerla aún ni como ‘chica Almodóvar’ ni como nueva flamenca. Rosalía y Amaia tienen en común las horas de trabajo, el esfuerzo y el norte, pero las separa el ruido.
Las etiquetas siempre entorpecen: C. Tangana, el que fuese compañero musical de Rosalía, fue quien lanzó la idea de que la joven artista -de talento indudable- era la nueva Lola Flores, y el concepto fue secundado con entusiasmo por la prensa y la crítica, incluso alentado por la propia cantante, cuando le preguntan qué comparación con ella le parecería acertada, y le sacan el tema de la Flores: "Me lo dijo el Antón", sonríe, refiriéndose a Tangana por su nombre de pila. "Pero eso es too much", vuelve a sonreír, dejándose querer.
Sin embargo, a pesar de lo que pudo parecer en su disco Los Ángeles, sus últimas propuestas se han decantado por un estilo más trapero. Ahí Malamente, Brillo o Pienso en tu mirá. ¿Es modernización del flamenco, o en esos estadios el género pierde ya su nombre? Dice ella misma que lo ejerce "a su manera", que lo hace "punki", y que tiene un imaginario que no es de una "cantaora al uso". Lo ama porque le parece la música "más visceral", pero como buena creadora está en constante cambio, y quizá termine de decidir romper en otros derroteros.
Es obvio que la voz y la imagen de Rosalía pueden encajar en muchos estilos, pero, ¿era ella la flamenca de 2018 que España estaba buscando, o el público ha desenfocado el asunto y hay otras grandes propuestas subterráneas, como la carismática Amaia?
Cante hondo
Hay que sentir el cante hondo para levantar en aplausos a una Pamplona entera, y Amaia lo ha conseguido sin perder un pendiente. De blanco y sin millones de visitas. Mientras que cuesta muy poco llenarse las jarras del ego con comparaciones menos acertadas que odiosas, hay que valer mucho para defender un tema de la Flores y sin pretensiones. Poner los dos pies en el suelo y mandar el cante al cielo.
Acompañada por los guitarristas Pepe Habichuela, José Miguel Carmona y Marta Robles, la ganadora de OT se ha atrevido con los clásicos flamencos. El popular himno Ay pena, penita, pena del trío Quintero, León y Quiroga ha despertado especialmente un huracán de sentimientos ante los presentes, como solía provocar la eterna ‘Faraona’ en cada coletazo.
El maestro Habichuela ha alabado a la cantante: “Ha sido un honor haber tropezado con ella”. La misma opinión que José Miguel Carmona: “Ha sido una experiencia muy bonita. Es una artista de las de verdad, con un corazón enorme y un camino súper bonito por delante”.
Lo que está por venir
A pesar del éxito y el tsunami que ha provocado a su “canto”, la que fuera representante de España en el pasado festival de Eurovisión no está segura de incluir alguna pieza de flamenco entre su repertorio, el respeto le puede pero las ganas le llaman: “Si se da la ocasión” algún tema colará.
La intérprete es uno de los pocos “triunfitos” que aún no se ha animado a lanzar ningún single, ella prefiere el fuego lento y tener como almohada la tranquilidad y la seguridad que sólo da el trabajo bien hecho. Se inclina por desgarrarse por dentro antes que la voz, cubrir los bajos antes que pegar un traspié en cualquier “quejío” descontrolado.
Ganó una de la ediciones de OT más esperadas y el cariño del público. Entró por los ojos del que la veía sin pegar empujones ni portadas de revistas. No la han sabido comparar ni ha querido comparaciones. Toca las palmas flojito pero viene pisando fuerte.