Beatriz Trapote contrata a su marido, Víctor Janeiro, para su negocio de uñas: "Es muy manitas"
- La famosa periodista vive en Jerez de la Frontera alejada de los medios de comunicación donde ejerce como empresaria de Nails Factory, una franquicia dedicada al cuidado estético.
- Víctor Janeiro y Beatriz Trapote esperan su segundo hijo
- Jesulín, el torero que democratizó los cuernos
Noticias relacionadas
Desde que Beatriz Trapote (37 años) y Víctor Janeiro (39) se casaran hace cinco años, su vida ha dado un giro de 180 grados. Ya no son tan mediáticos como antes, han ganado en tranquilidad y terminarán el 2018 con el mejor regalo de sus vidas: el nacimiento de su segundo hijo, Oliver.
La periodista reconvertida en empresaria decidió invertir sus ahorros en 2013 para poner cuatro franquicias de Nails Factory, especializada en cuidar las uñas con las técnicas y productos más novedosos, en Cádiz en Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María, San Fernando; y otra en el centro comercial Xanadú de Madrid.
Pero no sólo ejerce de dueña, sino que también atiende a las clientas entre semana y cuenta con la inestimable ayuda de su marido, Víctor Janeiro, que se ha volcado en cuerpo y alma en el negocio familiar. Aunque eso sí, las cosas claras, Beatriz es la jefa y Víctor es un empleado.
De esta manera el consabido machismo que reina en los toros no forma parte de la familia Janeiro-Trapote, que vive feliz en un adosado en la urbanización los Billares de Jerez de la Frontera. JALEOS ha entrevistado en exclusiva a Beatriz Trapote mientras cuidaba de su hijo Víctor (3) para saber cómo se encuentra.
Además de empresaria, ¿también atiende a los clientes?
Por supuesto. De lunes a viernes estoy todas las mañanas en los locales de Cádiz. Y ya por las tardes me dedico a cuidar de mi hijo Víctor. Corto las uñas, las limo, quito cutículas y algo muy típico en el sur es cuidar las uñas de los guitarristas de flamenco para alargárselas y que puedan tocar la guitarra. Y, por ejemplo, en la franquicia de Madrid, los hombres que vienen suelen ser de Europa del este y Sudamérica. Ellos son más conscientes del cuidado.
¿Y Víctor también es propietario?
No. Él es colaborador y me ayuda en todo lo que puede, sobre todo, cuando está fuera de temporada. Se encarga de las nóminas de las chicas, de hacer los pedidos, de controlar los stocks de los productos y es muy manitas porque arregla todo lo que se estropea.
Le pagará bien...
(Risas) Luego le pago en carne, un sueldo...
¿Echa de menos la televisión?
Me gustaría volver en un futuro porque estudié periodismo por vocación. Así que cuando los niños crezcan no descarto esa posibilidad.
Sin embargo, un buen día dijo adiós al estrés...
Me metí en una vorágine que ya era demasiado. A veces no se podía soportar. Estudié periodismo por vocación y me gustaría volver, pero decidí parar para ejercer de madre. Por eso me hice autónoma. ¡Y es fantástico! Nadie te controla, no me imponen normas, tengo vacaciones cuando quiero, las tardes las tengo libres, disfruto de mis seres queridos, etc.
Esa tranquilidad la deben disfrutar también el resto de la familia Janeiro, que hace una década estaban presentes en todos los programas y revistas del corazón.
Es lo mejor para todos. Siempre he dicho que el que no quiere salir en la tele no sale. Ahora, si montas cualquier parafernalia... Todos nos llevamos estupendamente, hay mucha armonía y soy muy feliz con la familia de Víctor. No hay problemas de ningún tipo. En la tele todo se tergiversa.
Hasta que se habla de Belén Esteban.
Bueno, es que no hay nada que contar. No tengo que hablar mal de nadie ni juzgar a nadie. Hay que saber respetar.
A propósito, hace mucho que no se sabe nada de Carmen y Humberto, ¿qué tal se encuentran?
Mi hijo ha unido a los abuelos. A pesar del divorcio tienen una muy buena sintonía. ¡Quién me iba a decir a mí que unas personas de 70 años iban a usar cada día el Facetime para hablar con su nieto! Los dos están locos de contentos con mi hijo Víctor y vienen a verlo a menudo porque es el nieto que tienen más cerca.
Y aún estarán más felices porque está a punto de dar a luz.
No te lo puedes ni imaginar. Salgo de cuentas el 11 de diciembre y ya estamos ansiosos para que esté aquí.
Se puede decir que este embarazo es nuevamente un milagro.
La lucha ha sido muy dura. No podía quedarme embarazada y tuvimos que recurrir a las técnicas de reproducción. Con Víctor logré quedarme embarazada a la segunda, pero con Oliver han sido cinco transferencias, casi un año y medio de espera. Ha habido mucho sufrimiento emocional, los tratamientos hormonales son duros, se ovula muchísimo, te sometes a una punción y cuesta mucho dinero. Pensaba que no podía volver a ser madre y ha sido un sueño hecho realidad.
Tu situación ha ayudado a mucha gente.
Es un tema tan duro y complicado que hay que hablarlo, sobre todo, con aquellas personas que se encuentran en tu misma situación. A través de las redes sociales se ha puesto en contacto conmigo mucha gente y, de hecho, una pareja de guardiaciviles de Zaragoza se ha convertido en buenos amigos. Finalmente, ellos consiguieron ser padres de mellizos gracias a la fecundación in vitro.
¿Se llegó a plantear la gestación subrogada?
No la había descartado porque la maternidad ha sido algo que tenía clarísimo desde el principio. Pero afortunadamente, con las técnicas de reproducción, todo ha sido con nuestros óvulos y espermatozoides.
Sus padres viven en Madrid, ¿también disfrutan a menudo de su nieto?
Menos que Humberto y Carmen, pero se han comprado una casita en Jerez y vienen a ayudarnos en todo lo que pueden. Ellos son los que se hacen cargo de mi franquicia en Xanadú (Madrid). Lo más importante es que hay una gran sintonía entre los consuegros. Carmen llama mucho a mi madre para decirle que la echa de menos.
Tampoco se sabe nada de Carmen Janeiro.
Está muy tranquila en su casa, disfrutando de sus hobbies y ejerciendo de tía. Carmen tiene auténtica pasión con mi niño, se vuelve loco cuando viene la tita Carmen, y le he pedido que sea madrina de mi segundo hijo.
¿Han decidido ya el nombre?
Sí, se va a llamar Oliver. Queríamos un nombre que no fuera muy visto ya que al único Oliver que conocía es al de Oliver y Benji (risas). A Víctor no le gusta ni Enzo, ni Asier... pero Oliver le encantó. Lo divertido es que ahora mi hijo se quiere llamar Benji y le tengo que decir: "No, cariño, tú eres Víctor".
Sin duda, estas navidades van a volver a ser muy especiales.
Estaré recién parida y no estaré para muchos trotes, pero nos vamos a juntar todos en Nochebuena y Navidad. Justamente, el 24 por la noche también celebramos el cumpleaños de la abuela Carmen. Mi hermano vive en Londres con su mujer, tienen un niño de un año y medio, y también viajarán hasta aquí.
¿Están preocupados por la situación del Brexit?
No. Los dos son ingenieros de telecomunicaciones. Mi hermano trabaja en Google y mi cuñada en Samsung, tienen unos sueldos muy buenos, les valoran muchísimo en el trabajo y tienen unas condiciones sociales buenísimas, sobre todo respecto a los niños. Pero no piensan quedarse a vivir mucho tiempo allí porque ya sabes, la tierra tira mucho.
La historia de amor de Beatriz y Víctor empezó de la forma más natural posible. En 2007, ella ejercía como reportera en un conocido programa de Telecinco para cubrir todas las noticias relacionadas con el clan Janeiro. Pero lo que parecía una tarea rutinaria, se convirtió en una grata sorpresa. Con su habitual desparpajo, Víctor empezó a tirar los tejos a una Beatriz que empezó a seguirle el rollo hasta que, contradiciendo a las malas lenguas, lo suyo se convirtió en una bonita historia de amor que acabó en boda en el Cortijo de Fuente Rey en Jerez de la Frontera en 2013. Y dos años después, nació su primer hijo, Víctor, que en breve tendrá un nuevo compañero de juegos que iluminará de luz y de color su hogar.
[Más información: María José Campanario, la gran ausente en la reunión familiar de los Janeiro]