
Velo de flor
De Galicia a La Manchuela: 7 vinos de velo de flor que no son de Jerez
El velo de flor no es exclusivo de Jerez y Montilla, en España existen otras regiones que crían sus vinos bajo esta codiciada levadura que transforma y enriquece.
Más información: ¿Fino o manzanilla? Cómo diferenciar los dos grandes vinos de Jerez
Los vinos criados bajo velo de flor son una expresión única de la viticultura. Especialmente asociados con el Marco de Jerez, también se producen en regiones como Montilla-Moriles (Córdoba) y Jura (Francia). Este fenómeno consiste en una capa de levaduras que se forma espontáneamente en la superficie del vino durante su crianza biológica, transformando profundamente sus características organolépticas.
El velo aporta notas punzantes a frutos secos (almendras, avellanas), panadería y masa madre, junto con una marcada sequedad, amargor y salinidad. También aclara el color del vino, dándole tonalidades amarillo pálido, y le confiere una textura ligera y suave. Asimismo, la capa de levaduras aísla el vino del oxígeno, preservando su frescura y evitando el envejecimiento oxidativo.
Este proceso requiere condiciones específicas de temperatura y humedad para que las levaduras prosperen. Como las que se encuentran en el Marco de Jerez, Montilla-Moriles o el Condado de Huelva. Pero el envejecimiento bajo velo de flor no es exclusivo de tierras andaluzas. Más allá de los finos y manzanillas, otras regiones han adaptado este método para crear vinos igualmente complejos y versátiles en materia de maridajes.
Están los vinos rancios de Priorat, Montsant o Terra Alta; en Rueda, varias bodegas trabajan con velo de flor en vinos elaborados con verdejo o con palomino. También La Mancha, Valencia o Galicia emplean este método de crianza para conseguir vinos con distintos perfiles y explorar el potencial de las variedades y las añadas.
Fuera de España, es obligado mencionar los vins jaunes del Jura, elaborados con la variedad savagnin, los szamorodni secos (száraz) de Tokaji (el velo se origina por la humedad de las bodegas subterráneas) o la Vernaccia di Oristano de Cerdeña.
L’Ombre TRX
Este blanco de treixadura forma parte del proyecto personal del ingeniero agrónomo Jorge Pérez en la D.O. Ribeiro. Un vino elaborado a partir de cepas centenarias que captura la esencia de la variedad y del terroir de esta región gallega. Situada en Lentille (Ourense), la bodega es una joya del SXVIII que Pérez ha restaurado con sus propias manos, con mucho esfuerzo y también un poco de locura. Inconformista por naturaleza, el elaborador va un paso más allá y aprovecha las condiciones del entorno para trasladar la crianza biológica de Sanlúcar a Ribeiro.

TRX cría bajo velo de flor durante 6 años en botas jerezanas de más de cien años, de las cuales hace sacas anuales de solo 150 botellas. El resultado es un vino con una excelente acidez y frescura, complejo, muy elegante y profundamente versátil. Una expresión excepcional de la uva autóctona. Precio: 12,40 euros
Pepe Mendoza Velo Flor Tinajas de Padilla
Elaborado con macabeo y moscatel de viñas antiguas, este vino refleja la maestría de Pepe Mendoza, un enólogo con 25 años de experiencia en la D.O. Alicante, para encapsular la esencia del Mediterráneo a través de sus variedades autóctonas. La crianza de 6 meses en tinajas de barro y el desarrollo espontáneo del velo flor confieren al vino una complejidad única.
Con mínima intervención y agricultura sostenible, este blanco artesanal transmite la pureza y frescura del terruño levantino, ofreciendo una experiencia auténtica y singular. Sin adición de levaduras, sin decantación ni clarificación, el vino pasa directamente del ánfora a la botella. Precio: 19,90 euros

Tabla Rrasa PXX
Una joya enológica del Priorat que desafía las convenciones. Vins Nus elabora este monovarietal de Pedro Ximénez con uvas de viñedos de 45 años en suelos calcáreos y de licorella, y lo somete a una crianza biodinámica bajo velo de flor durante 5 meses. El resultado es un vino blanco de extraordinaria personalidad, que combina la mineralidad característica del Priorat con la complejidad aportada por las levaduras.
Una fascinante mezcla de frutos secos, humo, caja de puros y toques amielados en nariz, que da paso a una boca elegante, con gran volumen y una persistencia. Con solo 300 botellas producidas, este vino representa una auténtica rareza que merece ser degustada con calma para apreciar su riqueza de matices. Precio: 78,40 euros

Los Torns
Los Torns es una garnacha blanca excepcional elaborada por Joan Ramón Bada, reconocido enólogo catalán, en su proyecto personal Joan Bada Vins de Vinyes Úniques. Este vino de terruño, procedente de una pequeña parcela en Vilalba dels Arcs (Terra Alta), refleja la filosofía de Bada de mínima intervención y respeto por las variedades autóctonas.
Cultivado a 500 metros de altitud en suelo panal arenoso, Los Torns se elabora con uvas de agricultura tradicional y orientación orgánica. Tras una vendimia manual, fermenta en acero inoxidable y se cría durante 6 meses, mitad en acero y mitad en damajuanas bajo velo de flor. Se embotella en luna menguante sin filtrar ni clarificar, y el resultado en un vino fresco, elegante y auténtico de producción limitada. Precio: 14,50 euros

De Alberto Pálido
Heredera del saber hacer acumulado durante varias generaciones, la histórica bodega De Alberto es la mejor representante de las elaboraciones tradicionales de la zona de Rueda. De Alberto Pálido recupera, tras más de una década de ausencia en la denominación, un estilo de vino histórico. Un verdejo elaborado bajo velo de flor que representa la razón de ser de la familia Gutiérrez. Una joya oculta custodiada durante generaciones en una bodega subterránea del siglo XVII. Precio: 33 euros

Michika
Esmeralda García elabora en Santiuste de San Juan Bautista (Segovia) este singular verdejo de viñas viejas (prefiloxéricas, de unos 200 años), a partir del viñedo familiar ubicado en El Carrascal, a más de 800 metros de altitud y rodeado de montañas y pinares. El mosto fermenta en tinajas de barro y después pasa por una bota jerezana de Gutiérrez Colosía, donde permanece 19 meses bajo velo de flor. El resultado es un blanco complejo, con sutiles matices cítricos, de frutos secos y bollería. Suave, fresco, muy sabroso, ligeramente punzante y con un final salino. Precio: 33,50 euros

Inicial Velo de Flor
En La Manchuela, La Niña de Cuenca elabora este vino con macabeo y albilla, mezcladas con otras variedades blancas procedentes de una parcela única plantada en 1970, que destaca por su proceso de elaboración meticuloso. Tras una vendimia selectiva y una fermentación cuidadosa, Inicial se cría en tinaja de 1.000 litros desarrollando velo de flor, seguido de 12 meses de afinamiento en botella. Se trata de un vino de producción limitada que se caracteriza por su versatilidad gastronómica. Un vino polivalente y agradable, tanto para disfrutar por copas como en maridajes desafiantes. Precio: 16,75 euros
