A pesar de su juventud, la trayectoria de Jorge Manzanedo en la hostelería es larga. Comenzó de la mejor manera, de la mano de la familia Oyarbide en los restaurantes Zalacaín, Príncipe de Viana e IO (Iñaki Oyarbide). Pero fue mientras trabajaba como jefe de sala del restaurante Trufa Blanca cuando llegó el proyecto Tatel. “Me hacía mucha ilusión y desde 2015 no he dejado de esforzarme por seguir aprendiendo”, asegura este profesional del vino que hoy presume de ser Head Sommelier del grupo.
“El vino que yo recomendaría a los lectores de Cocinillas sería Ángeles de Amaren, el vino de la madre de Luis Cañas”, adelanta. “Conocí este proyecto el mismo año que entré en Tatel y me enamoré de su filosofía. Fueron ellos quienes me motivaron a hacer el curso de sumilleres y gracias a esta bodega me dedico a esta bonita profesión; les guardo especial cariño, no solo como mi primera bodega visitada sino, sobre todo, por el trato que recibí”.
Si algo define a Amaren, el segundo proyecto de Familia Luis Cañas en Rioja Alavesa es, precisamente, el mimo con el que elaboran todos sus vinos. “Su apuesta por el terruño, el cuidado del viñedo y la información transparente impartida desde la viticultura y enología del campo, hasta el servicio del propio vino en el restaurante, todo es igual de importante para esta bodega”, admite Manzanedo. “Hoy en día la formación y la comunicación entre bodega y sumiller es especialmente importante, ya que sin ella nosotros no podríamos transmitir el gran trabajo que hay detrás de una copa de vino”.
El vino de la madre
Amaren es el vino “de la madre”, en euskera, y por eso lleva su nombre, Ángeles, la madre de Juan Luis Cañas, propietario y gerente de Bodegas Luis Cañas. Trabajadora incansable, dedicó su vida a las labores del campo y de la bodega hasta su fallecimiento. Por eso, la mejor manera de rendirle homenaje fue elaborar un vino con uvas procedentes de las viñas que representan la esencia de la zona.
Jon Cañas, continuador de una larga estirpe familiar dedicada al viñedo y al vino, lidera actualmente la parte técnica de Amaren, plasmando en sus vinos el carácter joven, perfeccionista, inconformista y transgresor que le definen. Ángeles de Amaren es un vino con una gran carga frutal, cuerpo medio y mucha expresividad en nariz, elaborado a partir de tempranillo y un poco de graciano provenientes de viñas de más de 55 años en Samaniego. Un 10% del vino realiza la crianza en tulipa de hormigón, mientras que el resto lo hace en barricas bordelesas de roble francés, americano y húngaro, la mitad nuevas. El tinto perfecto para maridar carnes rojas, caza, quesos curados y setas.
“Desde aquí, invito a los amantes del vino a conocer la gran diversidad de estilos y el compromiso con el origen que tiene esta familia de elaboradores, tanto Luis Cañas y Amaren en Rioja Alavesa, como Dominio de Cair en Ribera del Duero”, insta el sumiller de Tatel.
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