Farmacéutico Fernández, el boticario madrileño que ha conquistado a 3,5 millones de personas en TikTok
- Álvaro Fernández triunfa en las redes sociales gracias a sus videos de divulgación científica cargados de humor.
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Si eres uno de los millones de usuarios en España de Tik Tok o de Instagram, habrás sido testigo de la cantidad de vídeos delirantes que contienen estas dos redes sociales. Y, sin duda, los peores son aquellos que aconsejan remedios de salud sin ningún tipo de evidencia científica. Por suerte, cada vez más sanitarios se están apuntando a las redes y nos ayudan a separar la ciencia de los mitos. Entre ellos, es muy posible que hayas dado con Álvaro Fernández, más conocido como @farmaceuticofernandez.
En poco tiempo, Fernández ha conseguido hacerse una comunidad de millones de usuarios que ven sus vídeos de humor explicativos, en los que señala las teorías más locas de las redes en materia de salud. Este ‘influencer’ es un farmacéutico de los de toda la vida, que trabaja en una farmacia de barrio en Alcalá de Henares (Madrid) junto a sus hermanas. Y no sólo le reconocen quienes van a comprar a su establecimiento, sino que asegura que cada vez le paran más por la calle.
Tienes más de 3,5 millones de seguidores en TikTok y más de un millón en Instagram, ¿cómo te apañas entre las redes y el trabajo en la farmacia?
Tengo la suerte de compartir la farmacia con mis hermanas. Yo no soy un empleado con un horario normal y al principio me pude ir adaptando un poco a los eventos y las cosas que me iban surgiendo. Ahora mismo no estoy haciendo mi horario, hay muchos días que no estoy o que tengo eventos y me ayudan mis hermanas.
¿Cómo empezaste con las redes?
Fue por casualidad. Mis hermanas, precisamente, tenían un canal de YouTube y me dijeron que si quería hacer vídeos sobre consejos generales de salud. Le dedicamos un montón de curro, pero aquello tenía poco alcance. Grabar vídeos para YouTube, además, requería mucho más esfuerzo que uno para Tik Tok. Además ahora hablo mejor a la cámara, la cosa sale más fluida. Llevaba mucho tiempo y no cundía para la visibilidad que nos daba.
En una de esas pensé que podíamos probar con otra plataforma que no fuera YouTube. Todavía no conocía Tik Tok, pero me había llegado algún vídeo de ahí en la época de la pandemia y empecé a hacer vídeos más cortos para esta red social. A la primera funcionó. Una noche publiqué un vídeo y cuando me levanté ya tenía como dos millones de visitas y había conseguido 15.000 seguidores. Hice otro, otro y así hasta el día de hoy.
O sea. que el boom llegó de primeras.
Sí, en mi caso sí. Si quitamos esa primera experiencia en YouTube. Luego abrí otro canal y funcionó, pero claro ya me conocían.
¿Crees que estas redes nos están sirviendo para saber más de salud o que estamos más confundidos que nunca?
Si me preguntas cuál es el sitio ideal para informarte, no son las redes sociales. Pero la gente lo hace. Cualquiera puede entrar ahí y contar lo que le dé la gana, por un lado está bien, pero en salud puede llevar a que mucha gente se equivoque. Yo creo que a día de hoy es fundamental que haya profesionales de cada sector que tengan perfiles y que la información tenga una base, una persona formada. Las redes están llenas de mensajes que alguien ha escuchado en la cola del supermercado.
Supongo que a los divulgadores científicos muchas veces os resulta más difícil hacer contenido entretenido…
Es normal, porque es más sencillo hacer contenido impactante inventándote una historia que hacer que algo con criterios científicos sea atractivo. Las redes sociales son un altavoz brutal para ese tipo de contenido porque aunque le llegue a una persona que no piense que sea cierto, le llama la atención y lo comparte. Luego el algoritmo considera que es interesante y lo comparte más aunque no tenga ningún sentido. Quiero pensar que, por virales que sean esos vídeos, no todo el que lo ve se lo cree. Pero bueno, sólo con que lo vean unos pocos ya hace daño.
Al final, bulos ha habido siempre.
Sí, pero ahora es más fácil compartirlos. Las redes sociales tienden a enseñarte lo que a ti te llama la atención o lo que buscas. Y claro al final las redes retroalimentan mucho a quienes usan las redes sociales para buscar consejos de salud que no tienen base científica. Vamos, que a quien más necesita un científico le da todo lo contrario.
Tus propios seguidores te hacen preguntas de salud, ¿hay alguna que te haya puesto los pelos de punta?
Bueno, estoy perdiendo la capacidad de sorprenderme (ríe). Cuando tienes conocimiento de salud, muchas veces te llama la atención que haya ciertas cosas que la gente desconozca, pero también pasa con las personas que vienen a la farmacia. No es exclusivo de las redes. Cosas que para mí resultan básicas. Me pasa con algunos seguidores de latinoamérica, algunos siguen pensando que cuando una mujer tiene la menstruación no se puede lavar el pelo. Ese mito aquí ya está desterrado y te sorprende cuando ves que todavía sigue por ahí.
¿Algún mito que se haya repetido mucho?
Cuando empecé a hacer mis primeros vídeos me preguntaban en los comentarios mucho por qué una mujer podía hacer pis con un tampón puesto. Pensaba que me estaban tomando el pelo, pero la duda era recurrente. Al final hice un vídeo explicando un poco de anatomía básica, que las mujeres tienen dos agujeros diferentes. Mucha gente me contestó que se acababa de enterar. Al final estamos para eso. Yo no sé sobre otros temas.
¿Y algún vídeo de redes que te haya sorprendido mucho?
Pues hace poco vi uno de unos chicos que se querían blanquear el ano. Lo primero de todo es que no le encuentro la utilidad a hacerlo, pero lo segundo es que lo querían hacer con limón en una zona que es muy sensible. Probablemente aquello no funcione, pero al final hay que ponerle un poco de ciencia a estas cosas tan disparatadas.
Y las redes, ¿te lo ponen fácil a la hora de hacer vídeos?
Sí, si haces una teoría que parece que está bien formulada, la gente la cree. Además, estoy seguro de que la gente no llega al final de los vídeos. Yo mismo he hecho la prueba. Hice un vídeo una vez diciendo que el agua fría engorda más que la del tiempo, que es falso. Pero empecé a contar una película de que con el agua fría la grasa cristaliza y se crean unos depósitos en el intestino que tardan más en eliminarse. Al final del vídeo explicaba que esto era una tontería, pero hay que cuestionarse lo que vemos en las redes.
No es tan difícil que te creas cualquier cosa. Yo no tengo ni idea de lavadoras, si se me estropea y un técnico me dice que le de a un botón, le voy a dar. En internet es muy difícil saber cuándo una noticia es real y cuando es falsa, por eso hay que dudar hasta cuando parece razonable o aunque te diga alguien que hay un estudio hecho.
Me venía a la cabeza lo del Hielus parasitus. Unos filamentos que salían al cortar la carne congelada, pero que no eran más que hielo.
Sí, otro nombre que me inventé. Le das un nombre medio científico y la gente piensa que realmente es un parásito. Obviamente es una broma, pero a veces hay que tener cuidado. Una vez me preguntaron cuáles eran los mejores complementos nutricionales para adelgazar y yo contesté que el ‘movelcucumol’ y el ‘zampasanomol’, y que si los combinas, mejor (ríe).
Bueno, pues al día siguiente me escribieron de alguna farmacia diciéndome que habían preguntado por ellos. Luego hay que hacer un vídeo explicativo diciendo que no existe.
Aparte tienes una cuenta sobre sexualidad, ¿son mucho más salvajes los mitos en este ámbito?
Sí, hay más desconocimiento y más tabú. A la gente le da vergüenza preguntar por todo lo relacionado con la sexualidad, más cuando son gente joven. Hoy todavía hay padres que no quieren que se hable de ello a los chicos en los colegios, que no tienen por qué enterarse todavía de ciertas cosas. Otros colegios piensan que eso es responsabilidad de cada casa y a muchos padres les da casi tanta vergüenza como al hijo hablar de ello. Y es verdad que haber tenido hijos no te convierte en experto en salud sexual…
Muchas veces los chavales saben más que sus padres. Todavía hoy algunos le preguntan a sus amigos, que tampoco sabe mucho. Yo tengo un máster en Sexología porque siempre me ha parecido que la educación sexual es muy importante.
Precisamente, escribiste un libro sobre sexualidad, ¿lo hiciste pensando en cubrir esta necesidad?
Sí, el libro se llama Nadie nace sabiendo y habla sobre métodos anticonceptivos, infecciones de transmisión sexual (ITS), anatomía básica masculina y femenina… Vamos, educación sexual básica, lo que todo el mundo debería saber.
Ahora se suele decir mucho que los jóvenes se educan con la pornografía, ¿te preocupa?
Bueno creo que ahí van buscando otra cosa. Yo hablo de educación en salud sexual, en prevención de enfermedades, de embarazos no deseados… El libro va más por esa parte que por la parte afectivo-sexual o por la práctica en sí misma. De eso último habrá otros libros que son maravillosos, pero no es mi tema (ríe).