Llevar una vida sana puede compensar en un 60% los efectos de los genes que acortan la vida
Un reciente estudio ha analizado cómo influye llevar un estilo de vida saludable en relación con tener una vida más larga.
1 mayo, 2024 02:34España es uno de los países más longevos del mundo, con una tasa de esperanza de vida de 83,1 años. Actualmente, sólo nos superan Japón, Suiza y Singapur. Aunque las proyecciones del Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington (Estados Unidos) han pronosticado que en el año 2040 nuestro país alcanzará la primera posición.
Científicos españoles ya están estudiando el papel que juegan los genes en esta cuestión. No obstante, el secreto de la vida eterna va más allá de la genética; tal y como se ha demostrado en un estudio que se ha publicado este lunes en la prestigiosa revista científica The BMJ. La principal conclusión es que, además de la predisposición genética, un estilo de vida saludable también puede servir para alargar la vida.
Los investigadores recurrieron al Biobanco de Reino Unido, una base de datos biomédicos anonimizados a la disposición de los investigadores clínicos, en los que se recogen registros genéticos, de salud y de hábitos de vida de medio millón de voluntarios británicos entre los 40 y los 69 años. Para este trabajo, analizaron el estado de salud de 353.742 personas hasta 2021.
Una vez contaban con estos datos, midieron la puntuación de riesgo poligénico (PRS, por sus siglas en inglés). Se trata de un baremo que tiene por objetivo clasificar la población en distintos niveles de riesgo, como explican desde la Revista Española de Cardiología. En este caso, se vinculó con la longevidad y obtuvieron los siguientes resultados: un 20% de los participantes tenía una larga esperanza de vida; un 60%, intermedia; y el otro 20%, corta.
Los investigadores aunaron cuatro hábitos para el concepto de "estilo de vida saludable": no fumar, hacer ejercicio de manera regular, tener un sueño adecuado, y llevar a cabo una dieta sana. Con esta consideración, los resultados mostraban que sólo un 23% de los participantes mantenían una estilo de vida saludable, frente al 56% y al 22% que tenían un estilo de vida intermedio o poco favorable para la salud, respectivamente.
Más probabilidades de morir
Independientemente del estilo de vida, el estudio revela que aquellas personas que genéticamente están predispuestas a vivir menos años tenían un 21% más de probabilidades de sufrir una muerte prematura que los predispuestos genéticamente a tener una mayor esperanza de vida.
Aquellos que seguían un estilo de vida poco saludable presentaron un 78% más de probabilidades de fallecer antes de tiempo que los que tenían un estilo de vida saludable (en este caso, no se tuvo en cuenta la predisposición genética).
Cuando se combinaron ambos factores, la conclusión era clara. Y es que tener un estilo de vida poco saludable y una baja esperanza de vida duplica el riesgo de morir, en comparación con los individuos que genéticamente están predispuestos a vivir más años y mantienen un estilo de vida saludable.
"Este estudio demuestra el papel fundamental de un estilo de vida saludable para reducir el impacto de la genética en la esperanza de vida", señalan los autores, quienes consideran que si se llevaran a cabo políticas de salud pública para mejorar los estilos de vida, servirían como ayuda para la atención sanitaria.
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No obstante, se trata de un estudio observacional; por lo que extraer conclusiones causa-efecto no sería lo correcto. Los propios investigadores apuntan a otra serie de limitaciones en sus hallazgos. Por ejemplo, el estilo de vida se evaluó en un único momento. Además, todos los participantes eran de ascendencia europea.
Esto puede limitar la generalización de los resultados, tal y como advierten los autores. Aun así, reconocen que sus resultados sugieren que el riesgo genético de una vida más corta o una muerte prematura se podría compensar con un estilo de vida saludable en torno al 62% de los casos.