De los García a los Gómez: estos son los apellidos que se relacionan con una menor esperanza de vida
Los apellidos más comunes se asocian con un menor estatus socioeconómico y con un peor estado de salud.
16 febrero, 2024 02:26Tener un apellido común es algo de lo más normal. Según los últimos datos del INE, en nuestro país hay más de millón y medio de Garcías, 926.000 Rodríguez, 922.000 González y 902.000 Fernández. Son casi el 10% de la población total de España. Más allá de la anécdota, es interesante saber que este dato esconde información valiosa, como la posición social de la persona o, incluso, su esperanza de vida.
Esto último lo apuntaba hace poco en X (antes Twitter) el experto en Psicología Evolutiva Steve Stewart-Williams. En su mensaje, se hacía eco de una investigación de la Universidad de California-Davis (Estados Unidos), que había llegado a la conclusión de que las personas con apellidos usuales vivían menos que aquellas con uno más raro.
Al parecer, tras el análisis de los datos de más de 19 millones de estadounidenses nacidos entre 1910 y 1919 y fallecidos en el año 2011, la investigación comprobó que los que tenían un apellido menos común vivan de media 611 días más que su contraparte.
Apellidos más comunes en España
1. García (1.449.647 habitantes)
2. Rodríguez (926.207 habitantes)
3. González (921.956 habitantes)
4. Fernández (902. 331 habitantes)
5. López (865.941 habitantes)
6. Martínez (828.051 habitantes)
7. Sánchez (813.023 habitantes)
8. Pérez (774.072 habitantes)
9. Gómez (490.272 habitantes)
10. Martín (480.907 habitantes)
La conclusión parece extraña y, aunque el documento no puede demostrar exactamente el porqué, sí esboza una teoría: el estatus social y el acceso a la riqueza influyen directamente.
La genética: bien y mal
A priori, se podría pensar en la genética. Está bien establecido que la distribución de los apellidos se correlaciona con la estructura genética de la población. Por ejemplo, un estudio publicado en la revista European Journal of Human Genetics demostró que la mayoría de los hombres en España que coinciden en apellidos raros también suelen compartir un cromosoma Y idéntico o muy similar. Esto significa que todos descienden de los fundadores originales de dicho apellido por vía paterna.
En esta línea, una investigación publicada en 2022 en Scientific reports —una de las cabeceras de Nature— se propuso comprobar la relación que había entre los apellidos de la población británica y la salud. Reveló que en aquellas zonas donde más coincidían personas con los mismos apellidos se daban proporciones más altas de las mismas enfermedades. Es decir, hay correlación entre ambas realidades, pero, y aquí está la clave, no siempre para bien.
Un apellido puede ser tanto garante de una salud de hierro como de una enfermedad terminal. Si no, que se lo digan a los que comparten apellidos con el linaje de la reina Victoria, transmisora de la hemofilia a muchos de sus descendientes. De ahí que la investigación de la Universidad de California-Davis apueste por la posición social y el poder adquisitivo.
Apellidos y estatus
Está demostrado que tener un apellido poco común suele ser equivalente a una condición social más alta. No hay que irse muy lejos para encontrar datos. Un estudio patrio, Surnames and social status in Spain (Apellidos y estatus social en España), reveló existía en nuestro propio país una clara conexión.
Uno de los aspectos que analizó fue el mundo laboral. Encontró que era mucho más frecuente que trabajos de menor carga física, considerados socialmente de más prestigio y mejor retribuídos estuvieran ocupados por personas con apellidos menos frecuentes. La relación se daba también a la inversa.
Un estudio similar, pero llevado a cabo con población inglesa, también probó que las personas con apellidos más raros eran las que ostentaban una posición social más alta. "Incluso 200 años más tarde, la persistencia de estatus es considerable", reza el texto, que se remontó a datos del 1800.
Manuel Franco, investigador en Salud Urbana y Epidemiología Social de la Universidad Johns Hopkins, indicaba a EL ESPAÑOL que uno de los indicadores de salud más poderosos que hay en la actualidad es, precisamente, el estatus social.
En contrapartida de las enfermedades genéticas, el profesional ponía el foco en las enfermedades crónicas no transmisibles, sobre las que tienen una gran influencia la alimentación y las facilidades de acceso a una dieta equilibrada y saludable, dos variables en las que influye el poder adquisitivo.
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Mientras, un macroestudio publicado en The Lancet determinó que "un bajo nivel socieconómico es uno de los indicadores más fuertes de la morbilidad y mortalidad prematura en todo el mundo". Según los datos, un nivel socioeconómico bajo reduce la esperanza de vida en más de dos años. La cifra es mayor que la atribuida al consumo de alcohol (-0,5 años), sufrir de obesidad (-0,7) o de hipertensión (-1,6).
Martin Tobias, autor del comentario Rango social: ¿un factor de riesgo al que le ha llegado su hora?, publicado también en The Lancet al respecto de estos datos, escribía lo siguiente: "La fuerza de la evidencia del efecto del rango social sobre la mortalidad es imposible de ignorar".
Sus palabras sirven también de colofón a esta curiosa relación entre apellidos y salud: "(Tener un bajo nivel socioeconómico) significa ser incapaz de determinar el propio destino, privado de recursos materiales y con oportunidades limitadas, que determinan tanto el estilo de vida como las posibilidades vitales".