La doctora Catriona Reddin es neuróloga en la Universidad de Galway, Irlanda.

La doctora Catriona Reddin es neuróloga en la Universidad de Galway, Irlanda.

Salud

Ni colesterol ni sobrepeso: soy neuróloga y este es el síntoma que tienen en común las personas que sufrirán un ictus

P. Fava
Publicada

Las personas con patologías como la presión arterial alta o fibrilación auricular, entre otras, y hábitos como el tabaquismo, no sólo tienen un mayor riesgo de accidente cerebrovascular. También pueden tener accidentes cerebrovasculares más graves que las personas sin estos factores de riesgo según un estudio publicado en la edición en línea de Neurology, la revista médica de la Academia Americana de Neurología.

"El ictus puede provocar discapacidad o incluso la muerte. Sin embargo, hay una serie de factores de riesgo que las personas pueden modificar con un cambio en el estilo de vida o la medicación", recuerda la autora del estudio Catriona Reddin, doctora de la Universidad de Galway, en Irlanda, y miembro de la Academia Americana de Neurología. "Nuestros resultados subrayan la importancia de controlar los factores de riesgo de ictus, especialmente la hipertensión arterial, la fibrilación auricular y el tabaquismo, para prevenir el ictus grave e incapacitante".

En el estudio participaron 26.948 personas de 32 países con una edad media de 62 años, recoge Europa Press. De este grupo, la mitad había sufrido un ictus y la otra mitad eran personas que no lo habían sufrido. Los participantes sin ictus se emparejaron por edad y sexo con las personas que habían sufrido un ictus.

De las personas con ictus, 4.848 sufrieron un ictus grave y 8.612 un ictus de leve a moderado. El ictus grave se definió con resultados que iban desde la incapacidad para caminar o cuidar de sí mismo sin ayuda hasta la necesidad de cuidados de enfermería constantes o la muerte. El ictus de leve a moderado se definió como aquel que iba desde la ausencia de síntomas hasta la necesidad de ayuda para el cuidado personal, pero que podía caminar sin la ayuda de otra persona.

Los investigadores determinaron los siguientes factores de riesgo de ictus para cada persona: tensión arterial superior a 140/90 milímetros de mercurio (mmHg); fibrilación auricular; diabetes; colesterol alto; tabaquismo; consumo de alcohol; calidad de la dieta; inactividad física; estrés psicológico y social; y exceso de grasa corporal alrededor de la cintura, denominada proporción cintura-cadera.

Los investigadores compararon la importancia de los factores de riesgo de ictus grave y de ictus leve a moderado con los de las personas que no habían sufrido un ictus. También compararon la importancia de los factores de riesgo en las personas que sólo habían sufrido un ictus, es decir, las que habían sufrido un ictus grave con las que habían sufrido un ictus de leve a grave.

El 74% de los que habían sufrido un ictus grave tenían hipertensión, frente al 72% de los que habían sufrido un ictus leve o moderado.En cuanto a la fibrilación auricular, el 11% de los pacientes con ictus grave la padecían, frente al 9% de los que habían sufrido un ictus leve o moderado. En ambos grupos, el 30% eran fumadores.

Tras ajustar por edad, sexo, país y tipo de ictus, los investigadores descubrieron que las personas con hipertensión arterial tenían 3,2 veces más probabilidades de sufrir un ictus grave y 2,9 veces más probabilidades de sufrir un ictus de leve a moderado que las personas sin hipertensión arterial.

También descubrieron que las personas con fibrilación auricular tenían 4,7 veces más probabilidades de sufrir un ictus grave y 3,6 veces más probabilidades de sufrir un ictus de leve a moderado que las personas sin fibrilación auricular. Las personas que fumaban tenían 1,9 veces más probabilidades de sufrir un ictus grave y 1,7 veces más probabilidades de sufrir un ictus leve o moderado.

"Nuestros resultados subrayan la importancia de controlar la hipertensión, que es el factor de riesgo modificable más importante del ictus en todo el mundo", afirma Reddin. "Esto es particularmente relevante para los países de ingresos bajos y medios que tienen tasas de hipertensión arterial y accidentes cerebrovasculares en rápido aumento a edades más tempranas".