El drama de los infectados por la viruela del mono un año después: cicatrices invalidantes para siempre
Un nuevo estudio español pendiente de publicación ha descrito qué situaciones han determinado las lesiones más graves de la viruela del mono.
4 agosto, 2023 03:16Tan sólo hace un año desde que la viruela del mono irrumpiera con fuerza en los países occidentales. España fue uno de los más afectados y, de hecho, lideró las listas de números de casos durante varias semanas en el pasado verano. La difícil transmisión de esta enfermedad y el hecho de que se curase por sí misma hizo pensar a los científicos que esta infección iba a retroceder en poco tiempo. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) llegó a declarar la emergencia internacional a causa de ella.
Esta emergencia de salud ha estado activa hasta el pasado mes de mayo, cuando la OMS la levantó debido a que en los tres meses anteriores los casos de viruela del mono habían caído en un 90%. En ese momento, España quedó como el tercer país del mundo que más casos había registrado, con 7.551, por detrás de Estados Unidos y Brasil. Es decir, que en Europa nuestro país lideró el ránking. Ahora bien, a pesar de que la emergencia ha pasado, los efectos de las infecciones del verano pasado siguen siendo visibles hoy en día.
La viruela del mono produce fiebres y adenopatías, pero es más conocida por las lesiones que produce en la piel en forma de vesículas y pústulas. Son, precisamente, estos últimos síntomas los que persisten en el tiempo, ahora convertidos en cicatrices que han afectado a la calidad de vida de muchos de los que se infectaron. En este sentido, un grupo de investigadores del departamento de Dermatología en el Hospital General Universitario de Valencia ha estudiado cómo han evolucionado estas lesiones en el último año. El equipo ha publicado ya varios artículos en revistas científicas sobre las secuelas de la viruela del mono, pero éste todavía se encuentra a la espera de ver la luz.
La huella del mono
"En nuestro hospital tuvimos unos 100 casos durante el brote de la enfermedad y hemos hecho un seguimiento de más o menos la mitad de esos pacientes, porque muchos eran extranjeros que vinieron de turismo a España", explica Pablo Hernández Bel, responsable de la Unidad de Infecciones de Transmisión Sexual de este hospital y uno de los autores del estudio. Los individuos que fueron estudiados fueron en más de un 95% hombres que mantienen sexo con otros hombres (HSH) y un tercio del total eran pacientes con VIH.
Esta infección no se cuenta dentro de las de transmisión sexual (ITS), pero el contacto estrecho inherente a la práctica facilita en gran medida el contagio. Tampoco es per sé una infección con más riesgo para el colectivo de HSH, sino para cualquier persona que entre en contacto estrecho con un paciente infectado. Hernández Bel explica que el 50% de los pacientes analizados un año después han desarrollado cicatrices y destaca que éstas fueron más frecuentes en los pacientes jóvenes que en los más mayores.
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"Esto, posiblemente, ha pasado porque las generaciones más mayores están vacunadas de la viruela clásica", explica el experto; la vacunación obligatoria de la viruela fue suspendida en España en octubre de 1979. Según los resultados del estudio, existen dos factores que parecen estar relacionados con una cicatrices más graves: el primero de ellos es que el contagio de la viruela del mono se haya dado por vía respiratoria —lo que precisa un contacto muy estrecho— y el segundo, que las cicatrices aparezcan en la nariz o en los genitales.
Cicatrices llamativas
"Las cicatrices son mucho mayores cuando aparecen en estas zonas, tienen una mayor probabilidad de ocasionar deformaciones que tienen un gran impacto en la calidad de vida de estos pacientes", asegura Andrés Grau, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) y otro de los autores del estudio. De hecho, el dermatólogo explica que hasta el 50% de los participantes del estudio que habían presentado lesiones en la zona de la nariz han quedado con cicatrices cribiformes —es decir, hundidas— que han llegado a impactar en la calidad de vida de los pacientes por ser invalidantes o deformantes.
De hecho, en el estudio del impacto en la calidad de vida de estas cicatrices, la zona facial y genital aparecen como las más problemáticas: "estos estudios nos han confirmado que las que se producen en la área genital han tenido un alto impacto en las relaciones sexuales de los pacientes", comenta Grau. Este experto espera que el estudio sirva para una siguiente fase: investigar cómo poder reconstruir este tejido afectado, qué tratamientos ofrecer a estas personas. De todas formas, no parece un objetivo nada fácil.
"Estas cicatrices hundidas recuerdan a las de la varicela; al fin y al cabo estos dos virus son primos. Ahora bien, éstas son especialmente graves, jamás he visto cicatrices provocadas por la varicela de estas características. Algunas son muy llamativas", advierte Hernández Bel. El experto explica que hay algún antiviral, como el tecovirimat, que si se administra mientras la infección está en fase activa parece ser efectivo para que se desarrolle un número menor de lesiones. Por eso, reivindica el papel del dermatólogo en el diagnóstico y el manejo de esta enfermedad.
La importancia de la prevención
"Cuando han aparecido estas lesiones, poco se puede hacer", lamenta el médico. "Por esta razón, la mejor manera de no tenerlas es prevenirlas". Con este mismo objetivo, el Grupo del Estudio del SIDA (Gesida) de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) ha recomendado que los grupos de población que están en una situación más vulnerable frente a esta infección se vacunen también este verano, a pesar del levantamiento de la emergencia internacional de la OMS.
El colectivo más vulnerable, en este sentido, es el de "hombres gays, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres con infecciones de transmisión sexual previas, que viven con VIH o en programas de profilaxis pre-exposición al VIH (PrEP)", pero Gesida recuerda que no es exclusivo. Hernández Bel destaca también que, a pesar de que los pacientes VIH representan un tercio de la muestra del estudio, "no se han observado diferencias en cuanto a sus lesiones frente a las del resto. Posiblemente porque, al contrario que otros países, en España los pacientes VIH están en tratamiento antirretroviral, con cargas virales muy bajas o, incluso, indetectables".
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Gesida recuerda que la efectividad de la vacuna de la viruela del mono ha sido comprobada en un estudio español realizado en 15 comunidades autónomas con más de 10.400 usuarios: "Evidencia una efectividad en población PrEP del 65% tras siete días de la vacunación y de hasta el 79% tras 14 días. En menores de 50 años esta eficacia aumenta hasta el 72% y 82%, respectivamente. Además, no se registró ningún caso de mpox [viruela del mono] tras la administración de la vacunación completa".