¿Es cierto que el dolor de articulaciones aumenta cuando va a llover?
Aunque muchos individuos con dolor articular, sobre todo aquellos que sufren algún tipo de artritis, afirman que la lluvia y el mal tiempo aumenta su dolor, la ciencia aún no ha podido confirmar este hecho.
6 junio, 2017 17:08Noticias relacionadas
No es raro haber escuchado en algún momento de nuestra vida como algún familiar o conocido, con algún tipo de dolor articular o enfermedad artrítica diagnosticada, ha afirmado sin temor a equivocarse "va a llover" basándose en que su dolor articular ha aumentando en ese momento.
La realidad es que, durante algunos años, los estudios científicos han llegado a diversas conclusiones al respecto, muchas de ellas contradictorias. Hoy analizaremos qué creíamos saber hasta ahora, y qué dicen realmente los estudios más recientes sobre el dolor articular, el mal tiempo y la lluvia.
Dolor articular y mal tiempo: la hipótesis
Una de las hipótesis sobre el aumento del dolor articular relacionado con el mal tiempo, y sobre todo la lluvia, que más peso ha cobrado durante los últimos años son los cambios de presión barométrica. Aunque son varios los estudios que han llegado a tal conclusión, el estudio publicado en 2007 por la American Journal of Medicine es el más defendido.
En este trabajo se analizó a 200 individuos con osteoartritis durante tres meses en diferentes zonas de Estados Unidos, llevando a cabo un seguimiento de sus dolores articulares de rodilla y teniendo en cuenta factores como los valores diarios de temperatura, presión barométrica, punto de rocío, humedad y lluvia.
Según sus conclusiones, tanto la temperatura ambiental como la presión barométrica tenían relación con el aumento del dolor de los pacientes. Concretamente, la disminución de la presión barométrica -producida durante lluvias y tormentas- sería la responsable del aumento del dolor.
Posteriormente, otro estudio llevado a cabo en 2011 y publicado en European Journal of Pain realizó una revisión sistemática de hasta nueve estudios observacionales donde se buscaba la existencia de alguna relación entre el clima y el aumento del dolor en pacientes diagnosticados de artritis reumatoide.
Según las conclusiones de este trabajo, aunque dichos estudios no mostrasen una relación fiable entre el clima y el aumento del dolor articular, sí existe un pequeño grupo de individuos que esgrime dicho dolor, por lo que no se puede descartar que la hipótesis sobre los cambios de clima sea cierta.
Qué dice la ciencia sobre el dolor articular y el clima
Más recientemente, en 2015, Robert H. Shmerling, MD, editor de la Facultad de Medicina de Harvard, criticó la falta de evidencia de esta relación entre dolor articular y clima en uno de sus artículos.
Según Shmerling, los estudios que ha revisado no son concluyentes y alguno incluso es contradictorio. De hecho, algunos estudios relacionan el dolor con el aumento de la presión barométrica, mientras que otros estudios relacionan el dolor con la disminución de dicha presión barométrica.
En este caso, Shmerling cita dos estudios. Por un lado, un estudio holandés con 222 personas con osteoartritis de cadera que fueron seguidas durante dos años teniendo en cuenta las variables del clima. Si bien su dolor aumentaba en relación al aumento de la presión barométrica y la humedad, el promedio del dolor no era significativamente mayor respecto al resto del año.
Por otro lado, un estudio publicado en el Journal of Rheumatology donde se incluyó a más de 800 personas de seis países europeos con osteoartritis de cadera, de rodilla o de manos. En este trabajo, aunque los cambios climáticos no parecían afectar a los síntomas de los pacientes, sí se encontró una relación entre el aumento de humedad o del frío con el aumento del dolor y la rigidez de las articulaciones.
Finalmente, como estudios más recientes, existen dos trabajos publicados en 2016 que refutan la idea de que el clima pueda afectar al dolor articular:
Por un lado, un estudio publicado a finales de 2016 en la revista Pain Medicine incluyó a más de 1.000 personas con dolor lumbar, y se les siguió durante un período de cuatro años, recogiendo datos climatológicos respecto al dolor. Según su conclusión, teniendo en cuenta parámetros como lluvia, presión atmosférica, velocidad del viento y humedad, no existía ningún vínculo entre el dolor articular y el clima.
Por otro lado, otro estudio publicado a finales de 2016 en Osteoarthritis and Cartilage analizó a casi 350 personas con artritis de rodilla. Al inicio del estudio los participantes calificaron la gravedad de su dolor en una escala del 1 al 10, y cada 10 días durante tres meses repetían este proceso. Asimismo, se les pidió a los participantes hacer un "diario del dolor", apuntando los aumentos de dolor graves -y puntuándolos-. De nuevo, no hubo relación alguna entre el aumento del dolor y el clima.
Conclusión
A pesar de que los estudios hasta la fecha son contradictorios respecto a la relación entre dolor articular y el clima, como conclusión podemos destacar que, si bien no hay evidencia de que el mal tiempo aumente del dolor articular en general, sí existe un pequeño porcentaje de individuos que afirman que su dolor aumenta en relación a dicho mal tiempo.
Asimismo, algunos autores afirman que dicho aumento del dolor también podría tener un factor psicológico asociado, y es que en los días de mal tiempo o lluvia el ánimo en general suele volverse triste y sombrío, algo que podría colaborar en un aumento de la sensibilidad al dolor crónico de este tipo de pacientes.