Como la mayoría de frutas y verduras, el agua es el principal componente del pomelo, por lo que su aporte calórico es bajo, unas 35 kilocalorías por cada 100 gramos. Su aporte de fibra es escaso (1,6 gramos), que se localiza sobre todo en la parte blanca entre la pulpa y la corteza.
Sí es considerable su aporte de vitamina C, unos 36 mg por cada 100 gramos de este cítrico. ¿Qué beneficios aporta esta vitamina? Pues bien, la vitamina C interviene en la formación de colágeno, huesos y dientes, glóbulos rojos y favorece la absorción del hierro de los alimentos y la resistencia a las infecciones.
Los pomelos también aportan, aunque en menor medida, ácido fólico, el cual interviene en la producción de glóbulos rojos y blancos, en la síntesis material genético y la formación anticuerpos del sistema inmunológico.
En aquellas variedades que tengan la pulpa de color rojo oscuro será destacable su contenido en carotenoides, un pigmento natural de las plantas, que se transforma en vitamina A en nuestro organismo, cuya función es esencial para la visión, el buen estado de la piel, el pelo, las mucosas, los huesos y para el buen funcionamiento del sistema inmunológico. Ambas vitaminas, tanto la C como la A, cumplen además una función antioxidante.