Esta es la fiesta más rara de un pequeño pueblo de Burgos: chisteras y emoción en honor a San Sebastián
- Se celebra el fin de semana más cercano al 20 de enero y tiene una relación con la peste.
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“Desde que la fiesta casi se pierde, se aprecia mucho más en el pueblo. Para etnógrafos siempre ha tenido una gran relevancia, pero los vecinos, antes, lo concebían como algo de la cofradía y es de Villasandino”, afirma Alberto Delgado, presidente de la Cofradía de San Sebastián.
Todo, hablando de la Fiesta de las Chisteras, que se celebra, cada 20 de enero, en honor a San Sebastián. Un evento muy valorado ahora entre los 179 vecinos censados en la localidad burgalesa de Villasandino.
Un evento que se desarrolla durante el frío de enero en el que la localidad dobla su población y en el que son muchos los que llegan de otros puntos, cercanos y más lejanos de la geografía española.
No se trata de una fiesta de masas, pero sí de uno de esos eventos que perduran en el tiempo y que merece la pena conservar como seña de identidad.
Desde 1829
“La fiesta que, en honor de San Sebastián, desarrolla la Cofradía del más Noble Milanés, Capitán y Mártir San Sebastián se celebró por vez primera en 1829. El nombre de Fiesta de Las Chisteras o Cofradía de las Chisteras se lo suelen dar los periodistas. Es llamativo”, explica Alberto Delgado Berezo.
Así lo asegura el presidente de la cofradía que apunta que la primera persona que usó este nombre para denominar al festejo fue “Eduardo Ontañón en la revista Estampa allá por el año 1935, en un texto que llevaba el título de ‘La Cofradía de las Chisteras en un pueblo de Castilla’.
En el I Libro de Actas de la Cofradía viene recogido el 1829 como primer año de la celebración del evento, aunque se cree que la Hermandad ya existía con anterioridad a la Guerra de Independencia y que, en ese año, se vuelve a reorganizar.
“Hay dos documentos que confirman esto. Uno, en la tabla de misas de la sacristía de la iglesia de La Villa de Villasandino, de 1809 y otro del 3 de junio de 1763 que recoge las entidades que tienen tierras en Villasandino y, entre ellas, está la Cofradía de San Sebastián”, nos explica Alberto.
Si bien, no se puede confirmar que la fiesta se desarrollara antes de la refundación de la cofradía de la misma manera que ahora, lo más probable es que sí que hubiera cofrades que la conocieran y se tomaran partes de la misma para la nueva andadura que emprendían.
Tres espacios
La fiesta se celebra, principalmente, en tres espacios. Uno, el lugar en el que se reúnen los cofrades. Allí tienen lugar las diferentes comidas que realiza la Hermandad y la Reunión de Cuentas.
El segundo punto es la calle. Allí podemos disfrutar de los diferentes desfiles que hace la Cofradía y que tiene relación con el tercero de ellos, que son las iglesias, tanto La Villa como Barriuso, que es donde se dirigen los cofrades cuando desarrollan esos desfiles.
Los protagonistas del festejo son los cofrades. Ataviados con su capa, chistera, camisa, corbata, vela y saeta, dan un toque atávico a la celebración. Destacando el Mayoral y el Mayordomo que son los encargados de organizar la fiesta y dirigir la Cofradía durante todo el año.
“La Fiesta de las Chisteras, como tal, no existe. Sólo es un nombre llamativo que usan los periodistas. No se hace nada en especial salvo quitárnoslas y hacer una referencia a los cofrades en señal de respeto”, nos explica el presidente de la cofradía.
Lo que se celebra, al fin y al cabo, es el triduo en honor a San Sebastián que es el titular de la cofradía. No sólo se hace en Villasandino. También en otros muchos lugares de España. En Melgar de Fernamental, otro municipio burgalés, se desarrolla otra.
El porqué
“A ciencia cierta no sabemos el porqué de la celebración de este festejo, pero, probablemente, fuera como voto de agradecimiento a San Sebastián por haberles librado de la peste”, afirma nuestro entrevistado.
Se trata de una fiesta en la que se representa la incondicionalidad de unos cofrades a su santo patrón. Como bien dice una de las reglas: “Con dichas consideraciones nos obligamos a seguir la bandera del defensor de la fe, San Sebastián”.
En los desfiles, pero de una manera especial en la procesión del santo, se puede ver claramente que hay un batallón desfilando en dos filas detrás de su capitán que les precede montado a caballo.
Para comprender todo esto, hay que tener en cuenta que San Sebastián fue capitán de la guardia pretoriana en tiempos de los emperadores Maximiliano y Diocleciano. De ahí que el capitán represente esa figura de San Sebastián, vista con traje militar y los cofrades vayan en filas quitándose la chistera.
Momento estelar y fechas
“El momento más destacado de todos pasa por ser la procesión del santo. En ella participa un personaje singular de la fiesta, el capitán. Él encabeza el desfile montado a caballo y lleva un traje de estilo decimonónico portando una bandera que revolotea”, explica nuestro protagonista.
Un evento que, hasta el año 2002, se celebraba los días 19,20 y 21 de enero. Ante el peligro de la desaparición de la fiesta se acordó, a partir de 2003, que se celebrara en fin de semana y no en jornadas de diario el más próximo al 20 de enero, que es, precisamente, la festividad de San Sebastián.
En el transcurrir del evento y de los acontecimientos que se van desarrollando, la cofradía debe estar compuesta por un total de 24 miembros más el abad, que es el párroco del pueblo. En la actualidad no existe numerus clausus y son 26.
También entran en escena el tamboritero, que encabeza los desfiles que realizan los cofrades tocando la caja, y el capitán que solo participa un día.
Futuro y objetivo
“Espero que esta fiesta dure muchos años más. Hay unos cuantos hermanos con unas edades no muy elevadas, lo que nos permite tener esperanzas de que la cofradía y la fiesta se seguirán celebrando en un futuro próximo. Más adelante, Dios dirá”, apunta nuestro entrevistado.
El objetivo principal que se perseguía desde que la fiesta cambió de fechas al fin de semana, que consistía en conseguir que la cofradía se mantuviese, se ha logrado. Algo de suma importancia.
Ahora, el deseo más inmediato que persigue la cofradía pasa por levantar un pequeño monumento, en el 2029, para celebrar los dos siglos que se cumplirán desde la refundación. Una fecha muy señalada.