Rebelión en las granjas: leche por los suelos, energía y pienso por las nubes y vacas inmoladas por la tuberculosis
El asalto a la Delegación de la Junta en Salamanca es la gota que colma el vaso de la desesperación de unos ganaderos asfixiados por el infortunio, el mercado y la inflación.
6 junio, 2023 02:57Noticias relacionadas
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Ser ganadero es hoy, seguramente, una de esas profesiones de riesgo a las que se llega por vocación, o a lo mejor por amor. Porque, de lo contrario, resulta difícil explicar el empeño y la resistencia de un colectivo maltratado sistemáticamente por el mercado y los gobiernos que, a pesar de todo, lucha por sobrevivir en el campo de la España vaciada.
La queja de los ganaderos de vacuno es una constante desde hace décadas. Es fácil encontrar en la hemeroteca imágenes del desparrame del oro líquido del campo de Castilla y León en el sucio asfalto de la ciudad: prefieren tirar su leche o regalarla a las amas de casa antes que malvenderla, por debajo de los costes de producción, a las grandes cadenas de distribución, que a menudo utilizan este bien de primera necesidad como reclamo con venta a pérdidas, una práctica prohibida por la regulación europea y española.
Durante el coronavirus, agricultores y ganaderos se convirtieron, junto a los sanitarios, policías, camioneros y empleados de supermercados en los salvadores de la raza humana, proveyendo puntualmente los lineales de la cadena de distribución alimentaria de producto fresco de la mejor calidad.
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Sin embargo, con la guerra de Ucrania, su ya maltrecha supervivencia se ha convertido en una odisea sujeta, además, al albur del enfrentamiento político y los intereses electorales. El precio de la energía ha encarecido sobremanera los costes de producción de cualquier explotación, y la escasez de forraje, así como el alto precio del pienso para los animales, complican todavía más el sostenimiento de sus negocios.
El fantasma de la tuberculosis
Y, por si fuera poco, llega la enfermedad. La brucelosis y la tuberculosis pasan ahora a primer plano. La normativa comunitaria y española en materia de erradicación y control de la tuberculosis bovina obliga al sacrificio de la cabaña afectada por la enfermedad, que además es zoonótica, es decir, se transmite al ser humano.
El fantasma de la tuberculosis supone un varapalo tremendo para cualquier ganadero, que de la noche a la mañana ve peligrar su modo de vida. Algunos denuncian que el 90% de las vacas sacrificadas están sanas. Ya en 2015 la cifra de ejemplares sacrificados por esta enfermedad superaba los 6.100 en un solo año. Y así un año tras otro.
La Consejería de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla y León, dirigida por Gerardo Dueñas (Vox), publicó el pasado 15 de mayo una resolución que relaja las medidas de saneamiento ganadero, lo que ha derivado en un enfrentamiento con el Ministerio de Agricultura que ha llegado a los tribunales y, de momento, queda en suspenso por orden del TSJCyL.
La medida autonómica, que entra en contradicción con la norma estatal, ha provocado el desconcierto entre los funcionarios de la Junta encargados de velar por la sanidad animal, alguno de los cuales se han resistido a aplicarla, al considerar que vulnera la normativa vigente.
No obstante, algunas voces autorizadas del sector, como es el caso del coordinador de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) en la Comunidad, Lorenzo Rivera, considera, en declaraciones a EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León, que la línea "a seguir" es la marcada por la directiva europea y ministerial. "No podemos seguir por un camino de enfrentamiento porque eso no conduce nada", recalca.
El máximo dirigente de COAG en Castilla y León añade que ese enfrentamiento solo conduce a situaciones como que la prevalencia de la tuberculosis de Salamanca haya subido "en un año" del 2,5% a "casi el doble", alrededor del 4,5%. "Por este camino no conseguimos erradicar la enfermedad", insiste el activista.
Ahora bien, Rivera se muestra consciente y entiende a los ganaderos sobre su posición ante el saneamiento, ya que "molesta y es complicado", pero él tiene claro que "no hay otro camino". "No hay vacuna por mucho que hablen de ella. No existe y el único camino es este porque lo están haciendo en toda Europa", afirma.
Los ganaderos explotan
Castilla y León cuenta con el mayor censo de ganado bovino de España. Según destaca el Gobierno de España, la mayor parte de esa cabaña está situada en zonas de especial incidencia de tuberculosis bovina. En Castilla y León se producen diariamente una gran cantidad de movimientos de animales, y además en Salamanca se encuentra uno de los Mercados Nacionales más importantes del país.
Circunstancias que, según denunciaba el Ejecutivo de Pedro Sánchez, debido a la reciente orden de la Junta de Castilla y León, “incrementa el riesgo de difusión de la enfermedad, con consecuencias irreversibles para el nivel sanitario y la salud pública de Castilla y León, pero también de otras comunidades autónomas y otros países de la Unión Europea”.
Los ganaderos salmantinos, convocados por Unión para la Ganadería, explotaban este lunes en el intento de asalto a la Delegación Territorial de la Junta, que dejaba doce personas heridas -11 de ellos policías- y un detenido. Pedían la cabeza de los funcionarios de la Delegación que se negaban a aplicar la relajación de medidas para erradicar la tuberculosis. “Nos están arruinando, tanto económica como moralmente”, denunciaba el portavoz, Jacinto Sánchez. Son ya 38 años sacrificando vacas “y estamos peor que nunca”, afirmaba.
Rivera condena firmemente "cualquier actuación de violencia" y habla de un "error" lo acaecido en Salamanca, ya que señala a "personas concretas". "Ellos son funcionarios que lo que hace es cumplir con la ley, el tiro está equivocado", subraya. Asimismo, recuerda que la sentencia del Tribunal Superior de Justicia emitida precisamente este pasado lunes que marcaba como medida cautelar "cumplir con las órdenes del decreto del Ministerio para combatir y luchar contra las enfermedades contagiosas".
En este sentido, el coordinador de COAG Castilla y León tiene claro que todo pasa por obedecer las directrices europeas y estatales para evitar que provincias como Valladolid, León o Burgos, donde están libres de tuberculosis, o Soria, Zamora y Segovia, que van por buen camino, se vean afectadas de nuevo ante la difusión de la enfermedad.
"Es un problema de todos. Ahora hay mercado y no hay problema porque se está vendiendo, pero si se hunde los que compran no van a elegir donde no hay sanidad", asegura con rotundidad. El colectivo pide a los políticos una solución real.
Explotaciones 'sucias'
La solución que exigen los ganaderos es flexibilizar el Plan Nacional de Tuberculosis. Aseguran que no se niegan a sacrificar a las reses contagiadas, pero sí se oponen a las restricciones y a que se inmovilice al resto de la cabaña en caso de positivos: “Nos atan de pies y manos”, explica Manuel Bienvenido Caballero.
El ganadero de la localidad salmantina de Hinojosa de Duero, la provincia más ganadera de Europa, también señala que la indemnización por los sacrificios depende del “dinero que tenga la administración”. Bienvenido incluso asegura que se llega a convertir en “un negocio para muchas empresas alrededor de la administración”.
Según la normativa, si en una explotación de menos de 30 vacas hay una de ellas que da positivo en tuberculosis, se establece el vacío sanitario, es decir, se debe sacrificar a todas ellas, mientras que un contagio en una de mayores dimensiones se sometería a una valoración por parte de una unidad veterinaria. Eso sí, la indemnización que recibe el ganadero desde la administración ronda los 700-800 euros por cabeza, un precio que “para nada cubre lo que vale la vaca”, como denuncian.
Por otro lado, lamentan la cruz que supone para los ganaderos tener un positivo de tuberculosis en su ganado, ya que por ende se considera una explotación 'sucia' y la venta de su res a un cebadero 'sucio' supondría rebajar su precio unos 100 euros. Los ganaderos también critican los falsos positivos de la prueba de la tuberculina, que consideran “no es eficiente”, así como la falta de saneamiento de la fauna y defienden que una vacuna acabaría con el problema.