Mide 35 centímetros de largo y pesa poco más de seis kilos. Esas son las medidas de la mano de bronce del Marq, una pieza única en el mundo romano que corona su colección permanente. Este fragmento encontrado en 2005 en Alicante no tiene igual en todo el imperio y por eso atrae la atención de los especialistas, como los del Museo del Hermitage en San Petersburgo en Rusia que la exhibieron durante unos meses en 2010.
Manuel Olcina, director del Museo Arqueológico de Alicante, tiene una debilidad por esta pieza hallada en el yacimiento del Tossal de Manises. Y eso que, como cuenta para EL ESPAÑOL, "todas las piezas son importantes porque todas son testimonio de las culturas que nos precedieron, tanto las más bellas piezas como las más corrientes".
Ahora, tras despedir otra exitosa exposición temporal, los fondos permanentes del museo arqueológico vuelven a tener toda la atención de los visitantes. Y entre todas ellas, Olcina se dirige a la sala dedicada a la época romana. Allí, en un lugar destacado, se encuentra este fragmento de una mano que perteneció a una estatua monumental de bronce.
"Esta pieza es única en el mundo romano", recalca, "no existe otra igual en toda la geografía que abarcó ese imperio. Desde Escocia hasta el Sáhara y desde Mesopotamia hasta el Atlántico, no existe nada igual". ¿Qué es lo que hace tan especial a esta mano? La empuñadura de la espada que sostiene.
El emperador del siglo I de nuestra era, al que se supone representaba esta estatua de unos 2,2 metros de alto, llevaba esta espada que llamó la atención de los especialistas desde que se recuperó en la antigua ciudad romana de Lucentum. En el mango de esta espada parazonio aparecen dos cabezas de águila enfrentadas.
Y eso, reitera nuevamente, fue llamativo porque no se ha encontrado hasta el momento una pieza similar en ninguna de las excavaciones realizadas en el amplio territorio conquistado por este imperio. "Es un unicum, una pieza exclusiva que tiene este museo".
Eso también la hace difícil de interpretar por su rareza, reconoce. "A veces en congresos internacionales hemos debatido con colegas qué pueden significar estas dos cabezas porque no existe nada igual". ¿Nada? "Para encontrar algo similar hay que ir al mundo hitita, en el primer milenio antes de Cristo, o al mundo selyúcida turco, del siglo XII después de Cristo. En medio, no hay nada de esto".
Es precisamente en Turquía desde donde se empieza a extender este tipo de representación de águilas con doble cabeza. "Lo heredó el Imperio bizantino, el Imperio ruso o los Habsburgo en Europa", cuenta sobre ese otro camino que tomó este diseño.
Y que este símbolo se incorporara en el escudo de armas de los zares fue lo que atrajo la atención de los especialistas rusos cuando contactaron con el Marq. Esta relación se mantenía desde 2007 cuando se firmó un convenio entre el Instituto de Historia y la Academia de las Ciencias de la Federación de Rusia. Gracias a ello se consiguió que saliera por primera vez de ese país la exposición Escitas. Los Tesoros de Tuvá con destino Alicante en 2008.
A partir de ahí, la colaboración entre ambos países fue ofreciendo diversos frutos hasta que se firmó un convenio de colaboración con el Hermitage en 2010. Y así fue como este centro, con más de tres millones de piezas en su colección que incluye antigüedades romanas y griegas, exhibió entre finales de ese año e inicios de 2011 la mano del Marq.
Y no solo ha estado allí. Su particularidad sigue atrayendo a otros especialistas. La vicepresidenta primera y diputada de Cultura, Julia Parra, recuerda que el último museo extranjero que la ha exhibido ha sido el Museo Nacional de Arqueología de Portugal. Por eso define a esta pieza como "una de las joyas de la colección permanente del Marq que da muestra de la importancia de los enclaves arqueológicos alicantinos".
La particularidad de esta mano es la que hace que tenga "un valor incalculable", asegura Olcina. Pero, a pesar de ello, lo que más le interesa, es cómo "guarda ese misterio de lo que significan las dos águilas". Lo que sí han podido averiguar, gracias a las excavaciones originales que realiza el museo en el yacimiento del Tossal de Manises, es que la estatua en la que aparecía se destruyó en el siglo III. "Pero, como no sabemos a qué emperador pertenece, no sabemos relacionar ese detalle con algún episodio de la historia de Roma. Continúa el misterio".