La lucha del alicantino Xavi García contra el postureo de las redes sociales no tiene final
El artista sigue promocionando en el extranjero 'Citizens' su serie más colorista y con trasfondo más oscuro sobre el uso de las redes sociales.
1 septiembre, 2021 03:04Noticias relacionadas
Xavi García inició su lucha contra el postureo seis años atrás. Su serie Citizens, de una manera sutil, cargaba contra la artificiosa realidad que triunfaba en las redes sociales y los peligros que implica. Entre ellas, Instagram como estandarte de los modelos de llevar una vida perfecta. Ahora ya es consciente de que esta batalla no tiene final.
El artista de Monòver acaba de volver de Basilea, donde ha inaugurado en la galería Sarasin Art. Y se le nota contento por la recepción. "Qué alegría cuando entras. Se necesitaba esta energía en momentos tan tristes", recuerda que le decían. Y aunque eso le gusta, espera más. ¿Han visto los detalles? Los gritos de SOS, las miradas perdidas de los adolescentes o mensajes tan explícitos como Shhh. Democracy is sleeping....
"Citizens tiene la fuerza de la pintura por el gran uso de colores, por ejemplo, las formas o las texturas, pero me cuenta cosas muy duras", recalca García. A lo largo de los años las figuras y los cuadros que ha hecho con estas estilizadas figuras le han permitido tratar el medioambiente o los abusos a colectivos, "que nos movemos en una sociedad en la que no siempre podemos hacer lo que queremos".
A través de esas llamativas figuras quiere recordar que "no podemos plantear nuestra realidad de una manera individual". Por eso afirma que reflexiona del "egoísmo del ser humano, de cómo el yo virtual se impone al personal". Una llamada de atención que no deja de crecer con lo que ve a su alrededor.
Elige una vida perfecta
Elige Instagram. Sube un selfi. Una puesta de sol. Un plato. Una sonrisa. Perfecta, claro. Todo perfecto. Con Citizens su discurso plantea "cómo entramos en la paranoia de plantear una persona perfecta con viajes, relaciones y comidas ideales. Plantea muchas veces la lucha personal que tenemos en el interior".
E insiste en que este un tema que le preocupa. "Esa idea de retransmitir una vida perfecta es una espiral de la que es difícil salir", asegura, "porque nuestros hijos están luchando por hacer la foto más arriesgada y original". Él lo ha vivido en su familia y en el instituto donde da las clases de plástica.
"Como padre y docente de adolescentes, lo primero que les planteo es que el Instagram es una herramienta de trabajo". Y él quiere predicar con el ejemplo a través de su cuenta con "un porcentaje altísimo de las publicaciones" que van relacionados a su faceta artística para promover los procesos. Ahora, por ejemplo estaba con su llegada a Suiza. "En lo personal no subo nada".
Las cerca de dos mil fotografías y vídeos que ha subido solo a Instagram le sirvieron en su momento para que galerías de París, Singulart, y Londres, Saatchi Art, se interesaran por su obra. "Yo he de estar en Instagram porque hay una cantidad muy alta de galerías, artistas y aficionados a la pintura. Y es un escaparate al mundo. Más para los que vivimos en un pueblo pequeño, que ni siquiera vives en Valencia. Mi ventana al mundo es Instagram. E incluso Facebook, aunque en menor medida".
Esta vez no le ha sido necesario para tener su espacio en Sarasin. Allí muestra también al público el "surgir de una nueva serie, que no tenía previsto". Eso sí, puntualiza que los Citizens seguirán coexistiendo, mezclándose como las capas en su obra con la nueva dedicada a los Árboles. "Los Citizens para suecos y parisinos acaban de nacer. Y ahora estoy trabajando en metacrilato para cambiar el formato de trabajo, y así en el estudio ya no es un acto monótono".
La lucha contra la monotonía no tiene fin, como tampoco la de las generaciones anteriores que piden a las siguientes otro comportamiento, indica. "Llevo años trabajando con los alumnos. Es cierto que el porcentaje que no tenían redes sociales era mucho más alto que ahora, que si no las tienes es un bicho raro. Pero para mí no ha cambiado". Con sus obras, concluye, seguirá criticando "cómo somos y el egoísmo de la persona que se impone al colectivo".