Groenlandia es un destino particular no solo por ser una isla helada, con el 85% de su superficie ocupada por el hielo, sino también por la diferente vida que allí se hace, pudiendo contemplar la auténtica vida de los inuits, los habitantes de la tundra ártica del Norte de Alaska, Canadá y Groenlandia. Groenlandia, una isla ubicada en la zona nororiental de América del Norte entre el océano Atlántico y el Ártico, es uno de los mejores escenarios helados que ver en el Hemisferio Norte. Un viaje a este país helado merecerá la pena para disfrutar de la naturaleza en estado puro.
Recorrer los fiordos con icebergs, como el de Narsaq o el de Eriksfjord, en kayak es una actividad básica en todo viaje a Groenlandia. Es muy curioso ver las distintas formas y colores de los icebergs en función del tiempo que lleven sumergidos, así como si se han volteado o no. También es algo increíble poder vivir en primera persona el sonido de estos al romperse o moverse, remando sin prisa y con todos los sentidos bien atentos. Otra actividad fundamental es hacer trekking por los glaciares infinitos.
Esto se puede realizar en otros países nórdicos, como en Noruega, pero la principal diferencia es que en los demás se suele divisar el final del glaciar, en cambio en Groenlandia existen glaciares de miles de kilómetros haciendo indivisible el final.
Illullisat es una pequeña población pesquera que representa uno de los lugares imprescindibles de visita. Enclavada en la desembocadura del glaciar Icefjord, que ofrece a la bahía de Disko más de 20 mil millones de toneladas de hielo cada año, ofrece unas vistas y un paisaje de lo más surrealista y apocalíptico. Hasta bien entrado el verano es imposible entrar a la bahía en barco.
En Qassiarsuk, un pequeño asentamiento de inuits, se puede visitar la primera iglesia cristiana de Groenlandia, la réplica de una casa vikinga del siglo XI y una estatua de Leif Erikson, el vikingo que arrastró a muchos islandeses a colonizar el país. Además, hay un albergue desde el que parten varias rutas por el sur groenlandés, como hacia el Fiordo Tasermiut, uno de los más bellos del sur del país o el glaciar Qaleragdlit, uno de los escasos puntos del sur desde donde se puede acceder al interior de la isla.
Algo destacable de Groenlandia es que no hay carreteras, por eso todas las rutas se deben hacer caminando. Es por eso que Groenlandia es un destino para los aventureros y con espíritu para poder superar las exigencias que ello conlleva.
La capital de Groenlandia, Nuuk, es una espectacular ciudad rodeada de naturaleza, tradiciones y una cultura particular con unas casas típicas y de colores. Es la ciudad más poblada del país y una de las capitales del mundo menos pobladas. Entre sus atracciones destacan el Museo de Arte, con más de 300 pinturas únicas, y el Museo Nacional de Groenlandia, donde se muestra la historia de la isla y del pueblo inuit.
Entre sus piezas se encuentran amuletos, trajes históricos, antiguos kayaks y barcas esquimales, pero las piezas más valiosas y sorprendentes del museo son ocho momias de Quilakitsoq pertenecientes a una familia que vivió en torno a 1475 y cuyos cadáveres se momificaron de forma natural. Además, en la capital groenlandesa se encuentra el buzón de Santa Claus más grande del mundo.
Otro atractivo y una experiencia inolvidable que realizar en Groenlandia es el avistamiento de ballenas. En el sur del país es muy fácil verlas cuando se navega en mar abierto, pero también se pueden ver cuando se acercan a los fiordos. Lo mismo sucede con las Auroras boreales, ya que Groenlandia es uno de los mejores lugares del mundo para disfrutar de estos espectáculos naturales de luces. Se pueden ver desde cualquier lugar del país a partir de los primeros días de agosto.
En un viaje a Groenlandia hay que probar la gastronomía más típica de país, como es la carne de foca o de ballena, que suponen la base de la alimentación de los inuits. También es común la carne de reno, de buey almizclero y aves, así como gambas y pescados. El plato más tradicional de Groenlandia es el Muktuk, piel de ballena, narval o beluga, y aunque normalmente se come sin cocción, también se puede encontrar frita o empanada.
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