Escapada a Aveiro, en Portugal: el modernismo más colorido a dos horas de Galicia
El ‘Art Nouveau’ se mezcla en esta villa marinera con canales que recuerdan a Venecia y divertidas casas de colores que tiñen de alegría su paseo marítimo
14 mayo, 2022 06:00El norte de Portugal es siempre un acierto seguro para las escapadas exprés desde Galicia, pues los viajes en coche no suelen superar las dos horas desde Vigo o las tres desde A Coruña y cualquier ciudad de la región tiene innumerables encantos que visitar en una única jornada. Así ocurre con Aveiro, la joya modernista del norte luso, que se ha convertido en una suerte de "pequeña Venecia" gracias a sus canales, sus particulares gondoleros y sus coloridos edificios.
A poco más de 200 kilómetros desde la ciudad olívica, Aveiro se encuentra en una preciosa zona rodeada de playas, pero también cuenta con un cuidado casco histórico que enamora a cualquiera que lo visite. El barrio de Costa Nova, en la zona de playas, es uno de los más emblemáticos de la villa gracias a sus casas de rayas de colores, y ofrece también un precioso paseo al borde del mar.
Esta pequeña ciudad portuguesa se constituyó como villa en el siglo XIII y creció a raíz de su fuerte industria pesquera, sus salinas y su importancia como puerto comercial. Pasear por sus calles, conocer la historia de sus parques o probar sus típicos ovos moles son planes aptos para toda la familia y perfectos para escaparse un día de sol y disfrutar de una visita cultural y gastronómica al país vecino.
Casi Venecia
La villa marinera recibe el apodo de "la Venecia portuguesa" por sus canales y sus "góndolas", a bordo de las que se puede pasear para disfrutar de una vista única de la ciudad. Estos barcos, denominados moliceiros, son embarcaciones tradicionales que recorren la ría de Aveiro, cuyo escaso calado y forma alargada recuerdan a las famosas góndolas venecianas.
Antiguamente se utilizaban para recoger y transportar el moliço, un tipo de alga que se utilizaba como abono por ser muy abundante en esta región. En la actualidad, hacen rutas turísticas por los canales del centro de la villa, mostrando a todo aquel que lo desee la historia y la arquitectura de Aveiro desde un punto de vista diferente.
También se pueden observar desde los moliceiros las salinas o la antigua fábrica de cerámica de Jeronymo Pereira Campos, hoy en día reconvertida en Palacio de Congresos, que se convirtió en uno de los emblemas de la ciudad durante el siglo XX.
Arquitectura colorida y gastronomía marinera
Más allá de los canales y los moliceiros, Aveiro esconde majestuosos edificios del más puro estilo Art Nouveau, joyas del modernismo que ofrecen al turista una visión inédita del norte de Portugal. El barrio de Beira Mar, centro histórico de la villa, cuenta incluso con un recorrido llamado Rota da Arte Nova, que permite contemplar edificios y monumentos que recuerdan a los años de mayor esplendor del arte del siglo XX.
Acompañando a esta singular arquitectura también podemos encontrar las clásicas casas de azulejo portugués, una decoración que también está presente en la Iglesia de la Misericordia. En el centro, además, es donde reside el corazón gastronómico de la ciudad, que basa gran parte de sus recetas en el pescado que se pesca en su propia ría. El bacalhau, típico de la cocina portuguesa, también protagoniza en esta villa marinera muchos de sus platos, aunque también hay muy buenas recetas de carne, entre las que destacan los guisos de cordero. Para los más golosos, es imprescindible probar los ovos moles, el dulce típico de Aveiro, confeccionado con huevos, azúcar y tortas de arroz.
El paseo ideal acabaría en la zona de costa de Aveiro, la Costa Nova, en la que se encuentran las icónicas casas de colores llamadas palheiros, que tenían como objetivo servir de almacén de aperos de pesca para los marineros. Actualmente se han convertido en uno de los lugares más fotografiados de la villa y se encuentran rodeadas de playas de arena fina y aguas cristalinas, de las favoritas de los turistas. Cerca también se puede visitar el Farol da Barra, el faro de la ciudad, que es el más alto de Portugal gracias a sus 62 metros de altura.