El otro 23-F: así comenzó la enemistad Boyer - Ruiz-Mateos que acabó en el "que te pego, leche"
En la Jungla. El 23 de febrero de 1983 fue el inicio de uno de los episodios nacionales más esperpénticos.
23 febrero, 2019 00:30La historia de España está llena de momentos absolutamente estrambóticos, pero si hay uno que es tremendamente mítico es el día que un empresario agredió al exministro de Economía y Hacienda Miguel Boyer en un juzgado al grito de "que te pego, leche" delante de decenas de periodistas que, en vez de interesarse por el estado del agredido o por lo que acababan de ver, procedieron a preguntar por su relación sentimental con una celebrity. Todo muy normal.
El mítico puñetazo de José María Ruiz-Mateos a Boyer tuvo lugar el 3 de mayo de 1989, pero las semillas que llevaron a ese momento se sembraron el 23 de febrero de 1983. Ese día, el Gobierno de Felipe González -que apenas llevaba poco más de dos meses en el poder- anunciaba un real decreto ley por el que expropiaba al empresario roteño.
No fue precisamente una medida que tomase al mundo por sorpresa. Unos días antes Rumasa había interrumpido una auditoría que realizaba la empresa Arthur Andersen y que se encontraba en alrededor del 75% de su ejecución. Boyer reaccionó anunciando en una rueda de prensa que enviaría a los inspectores del Banco de España si no se completaba. Unos días después, se llevaba a cabo la expropiación.
La gran expropiación
Rumasa era un conglomerado que agrupaba casi 700 empresas de todo tipo, pero especialmente del sector bancario -siendo propietaria del Banco Hispano, del Banco de Sevilla o del Banco de Extremadura entre otros muchos), el sector vinícola o de otras empresas míticas como Galerías Preciados o Loewe y tenía cerca de 60.000 empleados.
El gobierno justificó la expropiación por la falta de auditorías y la obstrucción al trabajo del Banco de España, además de una excesiva concentración de riesgos en sus inversiones y adquisiciones. Además, tenía una deuda con la Seguridad Social de tenía una deuda con la Tesorería General de la Seguridad Social de 10.774 millones de pesetas y otra con Hacienda de 19.300 millones de pesetas.
En 1997, Boyer explicaría su decisión: "la expropiación de Rumasa no fue una medida sancionadora o punitiva contra Ruiz-Mateos por unos presuntos delitos que hubieran correspondido a los tribunales depurar. Fue una medida de política económica, con la que se quiso evitar la crisis total de un grupo en quiebra que, en las difíciles circunstancias de 1983, nos pareció que podría tener unas consecuencias muy graves".
Ruíz-Mateos a la fuga
Ese mismo 23 de febrero la Policía Nacional registró y precintó tanto el domicilio de Ruíz Mateos como distintas sedes de Rumasa y sus empresas. El empresario hizo la de Puigdemont y se largó a Londres el 4 de marzo de 1983, ante la posibilidad de que se le acusase de diferentes delitos como falsedad documental, apropiación indebida o estafa. Tras varios intentos infructuosos en los tribunales para frenar la expropiación y recuperar sus empresas, fue detenido en Frankfurt el 25 de abril y extraditado a España el 1 de diciembre por los delitos de delitos de falsedad documental y contable, de los que fue absuelto en 1997 por cambios en el código penal.
Pero la mítica enemistad entre Ruíz Mateos y Boyer llegó al punto álgido en salida del Juzgado de Instrucción número 7 de Madrid. La deliciosa ironía -aún más- de este episodio es que Boyer debía declarar por una demanda por calumnias que le había interpuesto el empresario después de que Boyer asegurase que Raíz-Mateos estaba detrás de una agresión que había sufrido unos meses antes -el 15 de diciembre de 1988- por el sindicalista Juan José Fonseca.
"Peleemos como machos"
El juez tuvo que expulsar al empresario de la sala "cuando este apostilló con amenazas las manifestaciones de Boyer", según relata la crónica de lo sucedido ese día en El País. Ruíz-Mateos tenía preparada toda una performance esperando al exministro. "Tres de los acompañantes de Ruiz-Mateos exhibían sendas caretas que representaban a Julio Iglesias, al marqués de Griñón - exmaridos de Isabel Preysler, actual esposa del exministro- y al propio Boyer".
Tras unas declaraciones a la prensa que hoy en día harían saltar todas las alarmas de masculinidad tóxica, cuando Boyer terminó de declarar, Ruíz-Mateos le insultó y básicamente le propuso zurrarse en la calle. "Mira, maricón, vente a la calle. Quítate de protección y peleemos como machos, como hombres, para que no digan. Eres malvado y hasta que no acabe contigo no pararé. Te lo digo en serio".
Los escoltas no pudieron frenar el ímpetu de Ruíz-Mateos -no por algo vestía como Superman- y, a la que se puso al alcance de su brazo, le soltó un puñetazo en la cabeza, al mítico grito de "que te pego, leche, que te pego". Las gafas del exministro cayeron y se rompieron.