Noviembre ha sido un buen mes para el cine, sobre todo para esas películas españolas que han llegado por fin a las salas tras pasar por el circuito de festivales internacionales. Es el caso de As bestas, la primera incursión en el wéstern de Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña; El agua, el debut de Elena López Riera que se mueve a medio camino del realismo mágico, la no ficción y el costumbrismo, y La maternal, la consagración de Pilar Palomero como contadora de historias sobre la maternidad, la adolescencia, la vida en los márgenes y la empatía.
Entre los grandes títulos de Hollywood, destaca Black Panther: Wakanda Forever, una película que debía ser el punto de encuentro entre un homenaje al fallecido Chadwick Boseman y una continuación del fascinante mundo que presentaba Ryan Coogler en la película original. Misión cumplida. En los terrenos del streaming, este noviembre sobresale El prodigio, la primera colaboración del chileno Sebastián Lelio con la todoterreno Florence Pugh, una adaptación de un best-seller de Emma Donoghue.
Se quedan por el camino películas como Close, la consagración del belga Lukas Dhont (Girl) que todavía no hemos visto en SERIES & MÁS, o los numerosos estrenos técnicos que ha hecho Netflix este mes en cines antes de que lleguen por todo lo alto a su plataforma antes de que acabe el año.
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‘Black Panther: Wakanda Forever’ (Salas de cine)
No lo tenía fácil Ryan Coogler. El director no podía ignorar la trágica muerte de Chadwick Boseman, pero tampoco debía permitir que la continuación de la revolucionaria película original quedara fagocitada por la ausencia de T’Challa. El autor de Creed construye con el mismo cuidado la búsqueda de un relevo para Black Panther como los contados, pero efectivos homenajes al actor. La secuela es tan consciente de su propia trascendencia que toma dos decisiones interesantes que rompen con las reglas de Marvel: arrancar in media res antes de una cabecera inolvidable y eliminar la ya clásica escena postcréditos con la que el estudio da pistas de lo que está por venir.
El espectacular trabajo de vestuario, música y dirección de arte supone otro paso adelante en la saga más artísticamente ambiciosa dentro del Universo Cinematográfico de Marvel. En una historia de grandes personajes femeninos, una espectacular Angela Bassett es la reina de Wakanda. Literal y metafóricamente. Puntos extra para Tenoch Huerta, notable como Namor a pesar de seguir los pasos de otro fantasma: el fantástico villano que interpretaba Michael B. Jordan en la primera Black Panther.
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‘As bestas’ (Salas de cine)
Rodrigo Sorogoyen amenaza con aguarle la fiesta a Carla Simón en los Goya con el primer wéstern de su carrera y la película más madura del (casi) infalible tándem que forma junto a su coguionista, Isabel Peña. Con As bestas, la pareja vuelve a apostar por la tensión insoportable (quizás el punto y común de toda su obra) para contar una historia sobre invasores e invadidos, buenos y malos, locales e inmigrantes en la España vaciada, concretamente Galicia. La película se puede analizar como la prima hermana de lo nuevo de Cristian Mungiu: R.M.N., una aspirante a la Palma de Oro que se estrenará en cines españoles el 28 de diciembre.
As bestas en un relato que no tiene respuestas fáciles para las preguntas que lanza al espectador, como deja claro el espectacular plano secuencia que comparten Denis Ménochet, Luis Zahera y Diego Anido (tres de las mejores interpretaciones masculinas del cine español en 2022) mientras tiran por tierra las conclusiones precipitadas a las que habían llegado tanto la audiencia como los propios personajes. Sin embargo, si hay una decisión audaz, arriesgada y trascendental en el planteamiento de Sorogoyen y Peña, es su apuesta por un tercer acto que la mayoría de directores hubieran dejado en un simple y sucinto epílogo. Es ahí, en esos 40 minutos finales, donde la película se forja como una de las grandes joyas del otoño cinematográfico.
‘La maternal’ (Salas de cine)
Pilar Palomero sigue explorando los lazos entre madres e hijas en su segunda película. La maña confirma con La maternal todo el talento que se intuía en su celebrada ópera prima, Las niñas: la sensibilidad para hablar de la adolescencia, una mirada sin juicio a la maternidad y la empatía en su acercamiento a la vida en los márgenes. Palomero parte de la historia de una madre adolescente que a su vez es hija de otra madre joven y soltera para hablar de una realidad que la sociedad prefiere dejar de lado: el viaje de aprendizaje y madurez de todas esas mujeres que deben hacer frente a una temprana maternidad en un mundo en el que las oportunidades son un bien escaso.
Las mejores compañeras de viaje de la directora son sus dos actrices protagonistas: una Ángela Cervantes que materializa todas las promesas de Chavalas y una arrolladora Carla Quílez que, a sus 14 años, nunca había actuado antes. Su Concha de Plata del Festival de San Sebastián hace justicia a un milagro de naturalidad y carisma que se luce en los momentos más importantes de La maternal, desde la escena en la que su personaje escucha por primera vez las historias de otras chicas que están en la misma situación (interpretadas por mujeres que habían pasado por lo mismo en sus propias vidas) al momento de unión y entendimiento con su madre, con la que mantiene una relación complicada, mientras bailan juntas al ritmo de Estopa.
'El agua' (Salas de cine)
La Quincena de Realizadores de Cannes se quedó prendada del personalísimo debut de Elena López Riera. No es de extrañar: El agua es la obra de una directora que conoce de lo que habla y tiene muy claro lo que quiere contar y, sobre todo, por qué lo quiere contar. Con un estilo que juega con el realismo mágico, el costumbrismo, la no ficción y hasta el género, la directora alicantina mira a sus orígenes con una historia sobre mujeres y sobre el agua que amenaza con llevárselas por delante, mientras recupera todas esas leyendas que corren el riesgo de perderse como lágrimas en la lluvia solo porque están contadas por la gente que, como reivindica la directora, no aparecen en los libros de Historia.
Bárbara Lennie y Nieve de Medina acompañan a una serie de actores no profesionales (liderados por la magnética Luna Pamiés) en una película que resulta al mismo tiempo hipnótica y reconocible, profundamente local y al mismo tiempo universal, como ha dejado claro su paso por festivales como Toronto y Cannes. En un año de numerosos acercamientos a lo rural por parte de las nuevas directoras del cine español (desde Carla Simón a Carlota Pereda, pasando por Rocío Mesa), la voz de López Riera habla alto y claro con un estilo propio.
'El prodigio' (Netflix)
A pesar de que no le gusta que le adjudiquen la etiqueta de director de historias femeninas, el chileno Sebastián Lelio vuelve a dejar claro su talento innato para hablar de mujeres que desafían el sistema preestablecido, cueste lo que cueste. En este caso lo hace a través de la historia de Lib Wright, una enfermera inglesa que viaja hasta un rincón recóndito de Irlanda para intentar descubrir cómo es posible que una niña de la región lleve cuatro meses sin comer, sin que su cuerpo muestre secuela alguna. La adaptación de la novela de Emma Donoghue (llevada ya al cine con la estupenda La habitación) se presenta como un fascinante relato sobre el poder de la ficción y de la narrativa para el poder político, explorando con dramatismo y la intriga de la eterna tensión entre la ciencia y el fanatismo.
Florence Pugh vuelve a recordar aquí al público por qué está considerada como una de las mejores actrices de su generación. No hay paso en falso para una actriz que se luce en lo externo -como en No te preocupes querida, donde quedaba muy por encima del juguetón pero ya sobado thriller de Olivia Wilde- como en lo interno, con lo nuevo de Lelio. La actriz es la mejor aliada del chileno, uno de esos directores que siempre están afinados. Con la excepción de Gloria Bell (un sólido pero innecesario remake que Gloria que solo existió como ejercicio de vanidad de una estupenda Julianne Moore), el director de Una mujer fantástica lleva una década encadenando una película reivindicable tras otra. El prodigio, quizás la menos redonda de todas, no es una excepción.