Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña se pasan al wéstern. La pareja profesional mejor avenida del cine español se inspiró libremente en un suceso real para hablar en su quinta película de algunas de las preocupaciones de la Vieja Europa, desde la xenofobia y la inmigración a las ramificaciones de las energías renovables. Tras su puesta de largo en el Festival de Cannes y sus premios en Tokio, As bestas llega por fin a los cines con el beneplácito del público: en San Sebastián la película recibió una nota de 8,75 sobre 10, quedándose por detrás únicamente de Argentina, 1985.
En su salto al cine, Peña y Sorogoyen han transformado una anécdota real en la historia de Antoine y Olga, una pareja francesa que está instalada desde hace años en una aldea del interior de Galicia. Allí llevan una vida tranquila, aunque su convivencia con los lugareños no es tan idílica como desearían. Un conflicto con sus vecinos, los hermanos Anta, hará que la tensión crezca en la aldea hasta alcanzar un punto de no retorno. Marina Foïs y Denis Ménochet, desde el bando francés y Luis Zahera y Diego Anido, desde el gallego, son sus protagonistas.
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Los espectadores podrán encontrar durante los próximos meses una rima accidental entre As bestas y la rumana R.M.N., un thriller de Cristian Mungiu (4 meses, 3 semanas y 2 días) que también habla de xenofobia y los conflictos socioculturales de la Europa del siglo XXI, pero desde el punto de vista de rumanos, húngaros, gitanos, ortodoxos y católicos. “Gracias por la comparación. Cuando lo escuchamos nos encanta. Nos gusta mucho esa película”, reconoce Peña antes de entrar a hablar en profundidad de una película que promete ponerle las cosas muy difíciles a la favorita Alcarràs durante la temporada de premios que acaba de arrancar con el anuncio de las nominaciones a los premios Forqué.
Mientras recogen los frutos de As bestas, la pareja espera encontrar financiación para sacar adelante su serie sobre la guerra civil, un proyecto que Movistar Plus+ descartó finalmente a pesar del éxito de su anterior colaboración en Antidisturbios y la reciente Apagón, en la que Sorogoyen y Peña firman uno de sus cinco episodios.
La película está inspirada en la historia real de una pareja belga que tuvo problemas en Galicia. ¿Os planteasteis llevar la historia a otro lugar en algún momento?
Isabel Peña: Decidimos seguir en Galicia porque la historia real estaba allí. Nos queríamos separar de los hechos reales y de los nombres de las víctimas reales, pero había algo que nos apetecía. Ganábamos muchas cosas dejándolo allí y además los dos, por motivos diferentes, teníamos una relación con esa tierra. La conocíamos lo suficiente. La desconocíamos mucho también, por eso viajamos mucho e investigamos, pero Galicia nos tiraba mucho. Había algo del paisaje brutal, del interior gallego, que nos parecía que iba genial con la historia.
También era muy interesante que hubiera una lengua, además del castellano y del francés, que también podía ser utilizado como un arma y una distinción. También nos gustaba el humor de los gallegos. Hacer la película allí nos aportaba muchas cosas. La Rapa das bestas alimentaba también nuestro imaginario y vimos que había una oportunidad de contar algo muy potente y de apuntalar la historia temáticamente. Irse de Galicia habría sido un error.
Se podría decir que As bestas es el primer wéstern de vuestra carrera. ¿Teníais ganas de probar con un género que rara vez se toca en España?
Rodrigo Sorogoyen: Siempre es un buen momento para hacer un wéstern. El estilo de nuestras películas surge de la mano de la historia. Entonces lo primero que surgió fue una historia que transcurría en una aldea de Galicia donde había unos forasteros, donde había gente oriunda, donde había una taberna, donde había una violencia. La propia historia nos remitía a esa palabra y nos parecía adecuado y divertido que esta película tuviera esos tintes de wéstern. Yo no me atrevo a decir que As bestas es 100% un wéstern, pero es un hecho que tiene cosas del género.
Hay una puesta muy interesante a nivel de estructura. Cuando parece que la película va a terminar, se resetea en cierta forma. ¿Cómo surge una idea que puede descolocar a la audiencia de primeras?
Sorogoyen: Nunca lo hemos dudado. Es una idea que se nos ocurrió desde el principio y hemos ido a muerte. No sé si teníamos que haberlo pensado un poco más, pero ese debate no surgió nunca. Esta es la película que queríamos hacer. Nos parecía muy chulo que pareciese una cosa que luego se convierte en otra, que de primeras tuviera unos elementos masculinos más violentos y que la segunda parte sea todo lo contrario.
Nos gustaba jugar con las expectativas del espectador, aunque sin que se sintiera nunca defraudado, que se preguntara si la película podía acabar ahí de repente. Y no, sigue. Lo que pasa después es una película mejor, al menos para nosotros. Son cosas que nos interesaban mucho, seguramente porque a nosotros como espectadores nos atraería mucho.
No me sorprende que haya películas que rimen con este tipo de reflexiones [en clave feminista]. Creo que hay ganas de contar ese tipo de historias y ese tipo de personajes desde otro prisma
Hay un momento muy potente entre las dos matriarcas de las respectivas familias protagonistas. Hemos visto versiones similares de esta idea este año en películas muy distintas como Cinco lobitos o En los márgenes. Cuando las cosas se complican, las mujeres tiran del carro. ¿De dónde venía esta reflexión en As bestas?
Peña: Esto que planteas es muy interesante esto. Nosotros ya teníamos al personaje de Olga muy claro desde 2015, que es cuando empezamos a escribir este guion. La verdad es que esa escena era distinta. Ese clímax tenía un tono más cercano al thriller. Ahora la aproximación a ese encuentro de las dos mujeres es diferente. Y más orgánico. Hemos convivido tanto tiempo con el guion que al final nos dimos cuenta de que ese clímax era potente a nivel de trama, pero no lo era tanto a nivel temático. Eso nos lo ha dado el tiempo y la perspectiva del guion.
Estamos más cómodos con ese final aunque pueda tener un impacto menor a nivel de trama pura y dura. Lo importante es que el impacto emocional es mucho más profundo y temático. Estamos muy contentos con esa decisión. No me sorprende que haya películas que rimen con este tipo de reflexiones. Creo que hay ganas de contar ese tipo de historias y ese tipo de personajes desde otro prisma.
Hay otra escena memorable en As bestas: un plano secuencia en un bar en el que los dos bandos, el francés y los gallegos, confrontan sus puntos de vista.
Sorogoyen: Es curioso, porque esa es una escena que no estaba en las primeras versiones del guion. Recuerdo que cuando la ideamos pensamos que cómo era posible que no estuviese desde el principio. Ahora mismo me parece de las dos o tres escenas fundamentales de la película. Cuando pensamos la escena, supimos que tenía que ser una escena larga, con calma, donde todos explicaran tranquilamente sus razones. Sabíamos que iba a interpelar muchísimo al espectador y que le iba a dar en cierta manera la vuelta a lo que pensaba hasta entonces.
En cuanto a la puesta en escena, no recuerdo cuándo llegué a la conclusión de que no quería mover la cámara, sino centrarme en estos tres monstruos que están interpretando una escena muy importante. Me gustaba mucho la idea de colocarlos a una distancia totalmente equitativa al espectador. No quería tomar parte en este momento, no quería rodarlo desde el punto de vista del protagonista. Cada uno tenía que poder contar su historia y sus razones para hacer lo que hacen. Quería que el espectador lo viese de una manera muy equidistante.
Vuestras dos últimas películas se rodaron parcialmente en francés. As bestas estuvo en Cannes. Rodrigo, acabas de ser jurado en Venecia con Julianne Moore. ¿Os veis dando el salto al cine anglosajón, quizás con la propia Julianne?
Sorogoyen: La verdad es que esas conversaciones se han dado en el jurado de Venecia. Ya te las contaré (risas). En principio, no nos vemos demasiado haciendo una película en inglés, pero evidentemente todo es posible. No me veo demasiado.
Por supuesto que quedan cuentas pendientes con la guerra civil, siempre y cuando siga habiendo cadáveres sin tener una sepultura digna, sin localizar y sin identificar
Rodrigo Sorogoyen, director de 'As bestas' y 'El reino'
Estabais desarrollando una serie sobre la Guerra Civil para Movistar Plus+, pero se echaron atrás. ¿En qué momento está el proyecto?
Sorogoyen: Seguimos buscando financiación. Confiamos en encontrarla.
¿Por qué parece tan difícil hablar de política en el audiovisual español?
Peña: Fíjate, precisamente creo que se habla muchísimo de política en este país. El problema es que solo se habla desde un lugar muy básico.
Sorogoyen: Y muy extremo.
Peña: Exacto. El gran problema es que no se habla desde un lugar empático, complejo, conciliador y conciliador.
Bayona, por ejemplo, acaba de anunciar que quiere hacer una película sobre la Guerra Civil adaptando un libro de Manuel Chaves Nogales. El mito de que el cine español hace demasiadas películas del tema ya ha sido desmontado. ¿Crees que quedan cuentas pendientes con la Guerra Civil?
Por supuesto que quedan cuentas pendientes con la guerra civil, siempre y cuando siga habiendo cadáveres sin tener una sepultura digna, sin localizar y sin identificar. Lo importante es hablar de nuestra historia, nunca puede ser malo hablar de nuestra historia. Todos los países lo hacen y aquí hay una especie de rechazo. Lo que me interesa es seguir hablando de nosotros mismos