Carla Quílez no había visto Las niñas cuando recibió la llamada de Pilar Palomero. Una directora de casting vio un vídeo suyo en Instagram y había pensado que podía ser la protagonista de La maternal, la historia de un adolescente que se convierte en madre con apenas 14 años. “En cuanto me enteré, vi dos veces la película para intentar entender quién era Pilar y qué clase de historias contaba”. El resto es historia.
El pasado mes de septiembre la adolescente acabó su aventura en el Festival de San Sebastián con una Concha de Plata a la mejor interpretación protagonista. Por culpa del cambio de reglas en los Goya, la bailarina -y ahora actriz- no podrá optar a llevarse un “cabezón”. Hace falta ser mayor de 16 años para poder optar al premio más importante del cine español. “Hay gente que después de ver la película me ha dicho que para ellos yo sí estaría nominada. Que te digan eso cuando tienes 14 años y no has hecho nunca antes una película, te llena de verdad”, reconoce Quílez desde la ciudad donostiarra días antes de subir al escenario del Kursaal a recoger un premio que compartió con Paul Kircher, también adolescente y protagonista de la francesa Le Lycée. Las nuevas generaciones vienen pisando fuerte.
Junto a Quílez, que en La maternal interpreta un personaje con el que comparte nombre por azares del destino, está una actriz que el año pasado fue finalista al Goya revelación por su interpretación en Chavalas. A las órdenes de Palomero, Ángela Cervantes es la joven madre de una niña que, sin pretenderlo, ha seguido los mismos pasos del referente materno con el que tanto choca. Para la catalana, hermana del también actor Álvaro Cervantes, es su primera vez en la competición de San Sebastián. “Hace años estuve con Vida perfecta. Salía en algunos capítulos, pero en realidad vine con una amiga porque quería ver la serie y sacar la cabeza por San Sebastián. Esta es mi primera vez de verdad en el festival”.
La maternal del título hace referencia a un centro en el que menores de edad comparten su día a día mientras aprenden a ser madres cuando todavía son prácticamente unas niñas. La directora de Las niñas decidió contar como actrices con adolescentes que habían vivido en sus propias carnes la realidad que cuenta su segunda película, la que debe consagrarla como una de las grandes esperanzas del nuevo cine español.
Carla, este es tu primer personaje en el cine. ¿Qué relación tenías con la interpretación antes de rodar La maternal?
Carla Quílez: Nunca había actuado. La maternal ha sido mi primer papel. Para mí ha sido empezar por lo más grande. Ni un anuncio ni nada, un papel protagonista en una película. No me lo podía creer, pero con Pilar ha sido todo muy fácil y lo he llevado mejor de lo que esperaba.
Te encontraron en Instagram.
Carla: Así es. Yo me dedico al baile. Desde los seis años he practicado diferentes estilos de baile, aunque ahora estoy más especializada en el urbano y en el hip hop. Hace tiempo empecé a subir videos a mi cuenta. No por nada, sino porque me gusta el baile. De repente se me empezaron a viralizar y a Irene Roqué, la directora de casting de la película, le salió un video mío. Le contó a Pilar que había visto una chica que le gustaba, y me escribieron. Mi madre no se lo acababa de creer. “Es que a lo mejor no es un casting y te lo está diciendo por decir”. Insistieron y nos dijeron que iba en serio, que era una prueba para una película de Pilar Palomero. Tras hacer varias pruebas acabé conociendo a Ángela y aquí estamos. Primero hice dos o tres pruebas por mi cuenta, y luego me vieron con Ángela Cervantes y otra actriz.
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Ángela, tú solo habías hecho dos películas antes de hacer el casting de La maternal. ¿Cómo ha sido ser, de repente, la adulta y más experimentada del rodaje?
Ángela Cervantes: Me siento muy afortunada porque en realidad yo también estoy en el inicio de mi carrera. Fue una responsabilidad y me daba mucho respeto. Para mí era un reto también porque estábamos contando la historia de mucha gente. Queríamos representar sus experiencias de forma fiel y con mucho cariño. Tal y como nos presentó el trabajo Pilar, todo fue muy fácil. A ella le gusta trabajar mucho antes para después en el momento de rodar, darnos mucha libertad. Sentimos mucha confianza por parte de Pilar en todo momento. Las chicas que participaron en la película fueron muy generosas y nos contaron sus historias. Una de ellas, Esther, me presentó a su madre, que encajaba un poco más con mi universo. Contar esta historia me imponía, pero al mismo tiempo desde el casting lo sentí como algo cercano a mí.
Pilar no es una directora al uso. ¿Hasta qué punto estaba planificado el rodaje?
Ángela: Cada día sabíamos lo que íbamos a rodar. El tema es que Pilar quería que Carla no se leyera el guion, aunque sabía cómo era más o menos la historia, para que se pudiera sorprender. Por ejemplo, tampoco conoció al resto de chicas del centro hasta que llegó el momento de rodar la escena en cuestión. Eso fue difícil porque estábamos en el mismo proyecto, con pruebas de maquillaje, de vestuario… Todo estaba coordinado para que Carla no conociera a las chicas hasta el momento en el que le cuentan sus historias. Cuando vemos esa escena tan potente en la película, la realidad es que la propia Carla las acababa de conocer. Esas reacciones del personaje mientras se empapa de todas las historias son una de las escenas que más me gustan de La maternal.
Carla: Es verdad que yo no las conocí hasta ese momento. Sentía que necesitaba conocerlas ya después de estar un rodaje con un bebé sola. Cuando me enteré de que había más niñas como yo, contaba los días para estar con ellas. Esa escena fue bastante dura de rodar. Yo ya sabía más o menos lo que me esperaba, pero no sabía realmente qué iba a suceder. El momento en el que estás delante de ellas y empiezan a contarte a la cara todos sus sentimientos y vivencias, sabiendo que es real y tú estás interpretando ese papel, es muy impactante. No era una escena en la película solo, era su realidad. Creo que es muy importante que demos voz a sus casos y sus historias con esta película. Para ellas era liberador contar sus historias y soltarse. Sentían que podían hablar sin ser juzgadas y sin que nadie se les eche encima. Fue increíble trabajar con ellas.
Ángela: Pasó lo que ya pasa cuando una chica entra en el centro nueva. Todas las chicas tienen mucha curiosidad y hacen muchas preguntas a los educadores. ¿Quién es? ¿Cómo se llama? ¿Tiene novio? ¿De cuánto está embarazada? En la película pasaba un poco lo mismo. Las chicas estaban como locas por saber más cosas de Carla. Ellas ya tenían alguna información sobre ella, pero la situación era muy parecida para ellas, solo que a la inversa.
La sociedad tiende a juzgar más estrictamente a las mujeres, y más cuando son jóvenes. ¿Cómo os ha cambiado la película vuestra opinión sobre esta clase de maternidad?
Ángela: Te ayuda a darte cuenta de la responsabilidad que es y lo que mueve un embarazo y una vida. Personalmente te lo piensas dos veces y si tienes la oportunidad de hacerlo con tiempo y con bien pensado, creo que es la mejor opción.
Carla: Después de vivirlo yo con la misma edad que tenían ellas en sus propias vidas, te das cuenta de lo que pasa. A mi alrededor veo lo que piensa mucha gente de casos como los que aparecen en la película. Decide apartarlas y juzgarlas, aunque no se den cuenta. Después de vivir con ellas, de escuchar sus historias, me he planteado las cosas de otra forma. A mí me gustaría ser madre, pero todo a su tiempo.
Una cosa que sí que reivindico a día de hoy, y que no se está haciendo por falta de recursos, es que se tendría que adaptar todo de forma más personalizada a cada caso. Se usa un molde para todo porque no hay dinero ni energía
¿Están fallando las instituciones a estas chicas?
Ángela: Una de las cosas bonitas que muestra la película es que gracias a que el personaje de Carla pasa por el sistema, hasta su madre cambia. Creo que las dos hacen un crecimiento y se encuentran en un punto parecido de madurez. Esto lo digo ahora. Durante el proceso de la película yo estaba muy antisistema. Una cosa que sí que reivindico a día de hoy, y que no se está haciendo por falta de recursos, es que se tendría que adaptar todo de forma más personalizada a cada caso. Se usa un molde para todo porque no hay dinero ni energía. Creo que esa madre y esa hija no se tendrían que separar si se pudiera hacer una atención más personalizada. En la película los personajes van a mejor, pero la realidad es que no todas las chicas en su misma situación pueden acceder a esta clase de ayudas. Son ocho chicas las que están por cada centro en Barcelona, y en la ciudad solo hay dos.
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Hay varios momentos musicales importantes en la película, pero quizás el más llamativo sea cuando la madre y la hija cantan Estopa. El grupo lleva cantando desde mucho antes que nacieras, Carla.
Carla Yo sabía de su existencia por mi madre y por mi hermano, aunque no reconocí la canción de primeras. Luego me di cuenta de que sí la había escuchado con ellos. Para Pilar también había sido una canción importante y creo que en la película acaba generando un momento mágico entre las dos.
Ángela: Que tú tengas esa conexión con la canción es bonito porque el propio personaje de Carla también la conocía a raíz de su madre. A ella le gusta más C. Tangana que Estopa, pero Estopa también le es familiar porque su madre le cantaba sus canciones de pequeña. Es algo que las une en su relación.
Carla, ¿quieres seguir actuando o La maternal es solo una experiencia más en tu vida?
Carla: Yo el baile no lo voy a cambiar por nada, pero ahora siento que Pilar me ha abierto completamente las puertas a un mundo nuevo. Me gustaría seguir por aquí, pero ya veremos.
La película tiene un final más o menos abierto. ¿Qué significa para vosotras?
Carla: Pilar y yo estuvimos hablando mucho del final. Yo creo que La maternal acaba así para que la gente se pregunte qué va a hacer el personaje a partir de ese momento. ¿Vuelve o se va? Es una escena muy emocionante que deja que el público se libere y se imagine qué pasará con Carla a partir de ese momento. Para mí es un momento esperanzador. A ver qué pasa.
Ángela: Yo lo interpreto así también. Hay que seguir hacia adelante a pesar de todo. ¿Qué vas a hacer? Sigues pedaleando. No siempre va a ser agradable y las cosas van a cambiar. Carla ya no es la misma persona, porque no lo eres cuando te pasan una serie de cosas. Le ha cambiado la vida.