Jaime Lorente: “Es mucho más difícil ser yo ahora que antes. Me va mejor, pero lo paso peor”
El actor de ‘La casa de papel’ se estrena como protagonista absoluto en el ‘El Cid’, la primera gran apuesta de ficción de Amazon Prime Video en España.
17 diciembre, 2020 12:59Noticias relacionadas
Han pasado cuatro años desde la llegada a España de Prime Video. Cuatro años en los que la filial nacional de la empresa más grande del mundo, solo había hecho incursiones en la ficción española a través de estrenos en primera ventana de títulos de TVE (Inés del Alma Mía), Antena 3 (Pequeñas coincidencias, la inminente El Internado: Las cumbres) y Telecinco (Señoras del (h)ampa, Madres, Desaparecidos, La que se avecina). Tras más de dos años de desarrollo y un rodaje parado por el coronavirus, El Cid se estrena mañana como punta de lanza de las producciones originales de Amazon y uno de los grandes eventos audiovisuales de las navidades en un año en el que los clásicos estrenos cinematográficos se cuentan con los dedos de una mano. El encargado de dar vida a uno de los mayores héroes en la historia de España es Jaime Lorente, un actor con similitudes con el legendario militar de los que puede parecer a simple vista.
Hace tres años, Jaime era un joven actor murciano que se había forjado ante la cámara en los platós de El secreto de Puente Viejo, una infravalorada cantera de actores por la que también pasaron Álvaro Morte (La casa de papel), Loreto Mauleón (Patria), Megan Montaner (30 monedas) y tantos otros rostros que lideran hoy la ficción española en un año clave para nuestro audiovisual. Todo cambió para el día que, a sus 26 años, fue escogido para interpretar un personaje secundario pero arrebatador en la serie que hoy conocemos como La casa de papel. Tres años y 15 millones de seguidores en Instagram después, es uno de los actores más famosos de España. El Cid es su primer protagonista audiovisual, confirmando un gran momento profesional después de pasarse este otoño subido a las tablas del Teatro Pavón de Madrid interpretando un poderoso monólogo, Matar cansa.
El Cid es uno de los personajes históricos más importantes de España. Se ha hablado de él en muchos términos. ¿Qué es lo que te gustaría contar con él?
Buscábamos precisamente eso. Me encantaría que después de la serie la gente acercase la figura del Cid a ellos mismos, que se dieran cuenta de que fue un hombre que se transformó en una leyenda, en un héroe, por las decisiones que tomó y por las ideas que tuvo. Nadie lo tocó con una varita mágica. Se podría decir que fue un héroe cotidiano, no un superhéroe. Creo que es un personaje que tiene sus grises, sus bajos fondos. Era un ser humano.
No es tu primera historia de época, pero no es lo mismo viajar a principios del siglo XX que retroceder casi mil años.
Ha sido fascinante, sobre todo por el nivel de producción que ha sido tan grande. Todo lo que se ha generado a nivel de decorados, de localizaciones, de vestuario, de ambientación… A veces te daba la sensación de que si ibas un poco más allá, te vas a sugestionar y crees que está ahí de verdad. Ha sido como ser un niño pequeño en un parque de atracciones.
Estamos en un momento histórico. ¿Cómo encaja El Cid en la nueva ficción española?
Este año han salido producciones enormes. Cada una ocupa su lugar y El Cid va a tener el suyo. Creo que no se ha hecho ninguna serie de época que hable de lo que habla El Cid de esta forma. Tenemos que estar muy contentos. Se nos está dando el dinero para poder hacer grandes producciones. Las ideas las hemos tenido siempre. Ahora tenemos la forma de desarrollarlas. Me siento muy orgulloso de que España esté donde está ahora mismo.
El rodaje de la serie ha coincidido con la COVID-19. ¿Cómo es contar una historia de otra época como esta en un tiempo tan raro como este?
Ha sido un follón. Lo primero es que ha sido una suerte y estoy muy agradecido de poder trabajar con lo que está pasando. El nivel de protocolo que hay es muy estricto. Te tiras mucho tiempo antes de rodar para que todo se cumpla como debe ser. Va en contra de todo lo orgánico y lo artístico. Es un privilegio poder seguir rodando con lo que está pasando.
Hay peleas y batallas muy intensas. ¿Cuál ha sido la más difícil de rodar de todas?
La batalla de Graus ha sido la más compleja de todas. Creo que la hicimos en semana y media, más o menos. Llega un momento en el que el cansancio se empieza a acumular muchísimo. Se hace cuesta arriba porque empiezas a perder concentración y el riesgo de que te pase algo es mayor aumenta. Empiezas a estresarte un poco, es agotador, pesa mucho el vestuario, te dan mucha candela… Fue una semana y media que yo llegaba a casa y me daban hasta terrores nocturnos. Me levantaba gritando (ríe).
¿Te ha quedado alguna herida de guerra por el rodaje?
Tengo un esguince en la mano izquierda que todavía me va a durar un tiempo y una marca en la mano de una herida que no se verá, porque la carne se me levantó mucho. Y nada, poco más. ¡Lo mismo algún día me encuentro algo nuevo!
Es tu primer proyecto como protagonista total. Llevas casi toda la campaña promocional sobre tus hombros. ¿Hay más presión en un caso así?
Es emocionante que te den la oportunidad de hacerlo y a ver qué pasa. [Ser el primer nombre en la orden de rodaje] es una responsabilidad que va más allá de la propia ficción. Eres como el capitán del equipo y tienes que generar un buen ambiente de trabajo donde todos vayamos a una. Eso me he esforzado mucho por hacerlo y creo que ha salido bien. Hay algo en la figura del protagonista, de amor hacia los demás, que es muy chulo.
La historia de ascenso del Cid casi nos hace pensar en tus últimos años como actor. Has llegado a hablar de un paralelismo en vuestros caminos. ¿Lo sientes así?
He encontrado muchísimos paralelismos. Salvando las distancias hay muchas cosas en las que me siento identificado con el personaje. Hubo un momento maravilloso grabando la secuencia donde yo volvía de la batalla de Graus, iba a caballo y la gente gritaba “Campeador, Campeador, Campeador”. Yo estaba un poco taciturno ese día. Mi personaje es un poco así. Un compañero, Álvaro Rico, me dijo: disfruta del reconocimiento. Pero él no lo quería. Eso me pilló a mí en un momento personal en el que a mí me estaba pasando lo mismo. No estaba disfrutando mucho con lo que estaba pasando.
¿Es más fácil o más difícil ser Jaime Lorente ahora que antes de los éxitos de La casa de papel y Élite?
Es mucho más difícil ser Jaime Lorente ahora que antes. Sin duda. Mucho más. Me va mejor pero lo paso peor.
Muchos actores se quejan de la tiranía de las redes sociales para conseguir papeles. Tú ahora tienes millones y millones de seguidores. ¿Cómo es estar al otro lado de ese fenómeno?
Depende un poco de la relación que tengas tú con eso. Yo soy muy pasota, de verdad que me da bastante igual. Subo cosas de vez en cuando, me obligan. No le presto mucha atención. No puedo imaginarme una persona detrás de cada número. Me parece mentira. ¡No me creo que haya una persona de cada número! Es mentira. Yo vivo de puta madre así. Lo puedes pasar mal [si le prestas mucha atención]. Yo he tenido compañeros que se obsesionan. Quítate esta herramienta de mierda, que la vida va de otra cosa.