En el 'hotel patera' de la calle Pedro Sánchez, donde pagan pero no tienen ni luz ni agua: el caso de Moha
Un grupo de ciudadanos marroquíes denuncia a la Guardia Civil coacciones de su nuevo casero que les impiden el legítimo disfrute de sus infraviviendas.
17 abril, 2024 02:54En la calle Pedro Sánchez de Torre de la Horadada se levanta un antiguo edificio hostelero, cuya fachada ya no luce cartel alguno, pero que por desgracia bien podría llamarse: 'Hotel Patera'. Todo ello, en base a las penosas y sonrojantes condiciones de vida que sufren sus cerca de veinte inquilinos inmigrantes: unos con permiso de residencia en España y otros sin papeles, los cuales pagan 300 euros al mes por unas infraviviendas de tres metros de ancho por cinco de largo sin suministros básicos.
"Un día alguien matara al casero", tal y como advierte Mohamed Tamarat, residente en la que antaño fue la habitación número 8 de este viejo hotel de la pedanía de la localidad de Pilar de la Horadada, ubicada en la turística Costa Blanca. El edificio se ha convertido en un polvorín porque algunos de sus inquilinos ya han denunciado a la Guardia Civil que sufren un delito de coacciones que les impide el legítimo disfrute de sus viviendas. Así ejemplifica Mohamed algunas de las supuestas presiones que sufren: "¡Hace tres meses nos cortaron la electricidad y el agua!"
El nombre de la calle no está dedicado al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sino como homenaje a uno de los primeros pobladores de la Torre de la Horadada, cuando la pedanía era una finca agrícola de secano. "Solo existían cuatro casas, el Caserón de los Jesuitas y la Torre Vigía del Conde Roche que tenía a Pedro Sánchez trabajando como encargado en los bancales", según explica un exalcalde del Pilar de la Horadada.
"El nombre de la calle induce a error, a pesar de que es una de las vías más antiguas del callejero", recuerda el exprimer edil. "Cuando Pedro Sánchez se convirtió en presidente, ya se valoró añadir el segundo apellido de este vecino a la placa, así como su fecha de nacimiento y de defunción para evitar confusiones entre los vecinos".
Lo que está claro es que al Gobierno de coalición de izquierdas que lidera Pedro Sánchez no le hará gracia lo que sucede en este establecimiento: escenario de un episodio que vuelve a poner de manifiesto la vulnerabilidad del colectivo inmigrante. "En su momento fue un hostal o una pensión que hace tiempo que dejó de estar abierto al público". Pero desde hace más de un lustro reabrió sus puertas como el 'Hotel Patera', por donde principalmente se alojan ciudadanos marroquíes que trabajan en el campo, junto a algún sudamericano o rumano en ocasiones puntuales.
"Nosotros firmamos un contrato de alquiler con un francés que era médico jubilado y que vivía en la habitación más grande del hotel en la planta baja, pero hace cinco meses dejamos de verle: entonces empezó a venir Toufik diciendo que era el nuevo casero o administrador", según relata Mohamed, sentado en la mesa de playa que preside su pseudosalón, iluminado con una triste vela, y donde una cocina de mala muerte con gas butano, comparte espacio con una cama inexistente: este marroquí paga 300 euros al mes por dormir tirado en el suelo sobre unas mantas.
"Toufik solo busca problemas, arranca las puertas de los inquilinos, revienta candados o cerraduras, nos cortó la luz y el agua", según enumera este marroquí, hijo de un militar español que sirvió en Sidi Ifni en los años cincuenta, cuando tuvo lugar la Guerra de Sahara-Ifni entre España y Francia contra Marruecos. "Nosotros pensamos que todo eso lo hace porque ha sido contratado para echarnos porque quieren vender el hotel". Una prueba de esas sospechas lo supone el hecho de que este martes apareció tapiada la puerta de la habitación número 7.
EL ESPAÑOL ha visitado este hotel ubicado a tiro de piedra de la playa de esta pedanía que linda entre los términos de Alicante y Murcia. La cerradura de la puerta de entrada al edificio está rota, un ladrillo la sujeta, y la única medida de seguridad es una reja que los inquilinos corren cada noche. En el hall, presidido por la suciedad, con algún agujero en la pared y enchufes que están arrancados, continúa abierto el cuadro eléctrico donde antes se levantaba el mostrador de la recepción.
Todavía permanecen subidos los plomos de cada una de las once habitaciones, del aire acondicionado, de los calentadores... Pero de nada sirve, ya que no hay agua -ni fría ni caliente- ni luz para el aire acondicionado o la calefacción. En el pasillo contiguo a la recepción hay dos neveras arrumbadas y en la primera planta un cubo de basura colmatado.
Mohamed muestra el contrato que firmó hace año y medio, mientras asegura que el alquiler de 300 euros incluía agua, luz, recogida de basura y un lujo: internet. "Los vecinos nos ayudan llenándonos garrafas de agua en sus casas", subraya agradecido este marroquí, por la solidaridad que muestran con su penosa situación los residentes de la calle Pedro Sánchez.
En cada habitación, sus inquilinos acumulan garrafas y garrafas de agua, para cocinar, para asearse a cubazos dentro de la ducha, o para tirar un capazo de agua por el aseo cada vez que hacen sus necesidades. "Somos personas, pero vivimos como sardinas en lata y estamos peor que en la cárcel", reflexiona Mohamed (1963, Marruecos).
"Nunca fallo con el pago mensual del alquiler", subraya este empleado de la construcción, de 62 años, al tiempo que reclama cosas básicas: "Quiero que nos devuelvan la luz y el agua a todos los inquilinos". Dos servicios básicos para cualquier persona, mucho más si se trata de dos menores de edad como los que forman parte de esta comunidad de vecinos.
- ¿Por qué sostienen los inquilinos que el casero es un supuesto impostor que les quiere presionar para echarlos del hotel?
- Mohamed Tamarat: Hace unos meses que dejamos de ver a Marco, el médico jubilado francés que vivía en la planta baja. Le pagábamos siempre a él porque le firmamos un contrato y hace tres meses apareció Toufik: un marroquí que decía que era el nuevo casero o el administrador del edificio, le pegamos el primer mes, pero al siguiente le dijimos que no le queríamos entregar el dinero a él porque no sabíamos quién era, ni dónde estaba Marco.
No sabemos si Marco tiene alzhéimer, si se ha mudado o qué le ha pasado. Así que le dijimos a Toufik que los pagos de las mensualidades no los queríamos realizar en mano, para recibir un recibí como los que dan en la tienda de un chino. Este hombre [Toufik] vino con dos matones rumanos y nos ha dicho que quieren vender el bloque.
No habla en vano Mohamed porque eso es lo que ha denunciado en el Puesto de la Guardia Civil, junto a otros seis compatriotas: "A mediados del mes de septiembre, Benoit debió sufrir algún tipo de problema de salud, acudiendo una ambulancia al edificio, llevándose los sanitarios a Benoit, desde entonces no hemos vuelto a saber nada de él […]".
"A principios del mes de noviembre de 2023, se personó en el edificio un hombre de nacionalidad marroquí, llamado Toufik, quien dijo que a partir de ese momento le teníamos que pagar los alquileres a él. Este hombre no nos ofrece ningún tipo de garantía, por lo que todos los residentes le dijimos que sin ninguna prueba ni consentimiento del dueño [Beniot Marco] no le realizaríamos ningún pago. Entonces, Toufik se mostró enfurecido, comenzó a gritarnos, y a decirnos que si no pagábamos nos tendríamos que ir, llegando incluso a quitarnos la señal de televisión y el WiFi".
Este empleado de la construcción también denuncia que la pegatina que ha puesto la compañía del agua en los contadores, por no abonar el suministro, no se ajusta al pago religioso de las mensualidades que según el contrato cubre el coste de los servicios básicos: "No entiendo la falta de dinero para el pago del agua, por parte de Toufik, dado que los arrendatarios hemos efectuado el pago mensual acordado en los respectivos contratos del alquiler, estando incluido en dicho importe el agua y la electricidad".
Mohamed expone a la Guardia Civil que la luz también ha sido supuestamente saboteada por el nuevo casero o administrador: "Hemos observado que en el contador de la electricidad faltan los fusibles, un vecino ha observado cómo Toufik se encontraba en la zona del contador eléctrico, en el momento en el que se ha ido la luz, por lo que sospechamos que esta persona está detrás de todo lo sucedido […]".
Este sexagenario enseña al periodista que ha cambiado la cerradura de la puerta de su infravivienda, debido a que otra de las coacciones que sufren "son los robos" que se vienen produciendo tras la irrupción en la comunidad de vecinos de Toufik: un casero poco amistoso con sus compatriotas marroquíes, como lo demuestra un vídeo donde le arranca la puerta a un inquilino. "He denunciado a la Guardia Civil el robo de mi pasaporte y de 3.500 euros que tenía ahorrados para enviárselos a mi mujer y mis hijas. Para entrar a mi habitación me rompieron el cerrojo".
- ¿Por qué no busca el alquiler de un piso para evitar vivir en estas condiciones y los enfrentamientos con el nuevo casero?
- Mohamed Tamarat: Cobro 1.200 euros al mes por trabajar en la construcción y tengo que pagar el alquiler del piso de Valencia donde vive mi mujer, junto a mis dos hijas, una de 12 años y otra, de 24 años, que estudia arquitectatura. No puedo permitirme otra cosa. Además, el calentador del agua que hay en el baño lo pagué de mi bolsillo y entregué una fianza de 100 euros con el primer mes de alquiler.
En la denuncia presentada por este inquilino a la Guardia Civil también aparece su vecina Khadija Bouiberiden (Marruecos, 1982): residente en la habitación número 10. "Estamos viviendo en unas condiciones fatales", resume esta madre de un niño, en paro y que depende de las ayudas del Ayuntamiento del Pilar de la Horadada para sobrevivir cada mes. "Toufik me ha amenazado con llamar a los Servicios Sociales para que me quiten a mi hijo. Me dijo: 'Te volverás loca'".
Khadija muestra el cuarto minúsculo en el que ella y su hijo comparten cama. La luz la aportan unas velas en unos viejos candelabros, aunque algunos vecinos se han buscado la vida para que la iluminación sea menos deprimente y han instalado un foco con una pequeña placa solar. A medida que este diario recorre el edificio, se acercan otros inquilinos a exponer las mismas quejas, pero algunos desde el anonimato porque confiesan que están "sin papeles en España".
Otros directamente han tenido que poner pies en polvorosa porque el casero supuestamente les hizo la maleta. Así lo asegura Khadija: "Un chico rumano se fue de vacaciones a su país y a la vuelta, se encontró que habían puesto un candado en su puerta y que le habían sacado todas sus cosas a la calle. No tuvo más remedio que marcharse".
- ¿Tiene miedo de que eso le pase teniendo a un niño a su cargo?
- Khadija Bouiberiden: Yo he cambiado la cerradura de la puerta porque Toufik tiene copias de las llaves de las once habitaciones.
Esta madre coraje no se ha achantado ante las supuestas coacciones que sufren estos inmigrantes que se buscan la vida humildemente en el campo, en la hostelería o en la construcción. Khadija también ha acudido sola a la Guardia Civil, para denunciar por su cuenta las supuestas coacciones que sufren desde que no volvieron a saber nada del anterior casero: el médico francés jubilado, llamado Benoit Marco.
"El autor material de todos los hechos denunciados es un hombre marroquí, llamado Toufik, si bien, el mismo siempre dice que actúa de esa manera por indicaciones del dueño del inmueble, el señor Beniot Marco. Sin embargo, por parte de Benoit nunca se han realizado actos violentos, tendentes a incomodarnos o impedirnos el disfrute de la vivienda", tal y como recoge la denuncia de Khadija, donde también alerta de que entre agosto y noviembre de 2023, ya comenzaron a sufrir cortes temporales en el suministro del agua y la luz que se volvieron indefinidos desde enero.
"Para ducharnos sin pasar frío debemos calentar el agua con una olla en la cocina". De hecho, esta marroquí relata que algunos de los vecinos llamaron a un fontanero para restablecer el agua, pero no pudieron hacerlo porque alguien ha producido "el corte" a través de una "rotura de la palanca que permite el paso del agua a la red general a la finca [...]".
En el contrato firmado por cada inquilino, figura como arrendador Benoit Marco, el supuesto médico francés que al jubilarse se instaló en la Costa Blanca, y donde se hace constar que es el "dueño en pleno dominio del inmueble, amueblado en la calle Pedro Sánchez número 18 de Torre de la Horadada, con una superficie construida de 480 metros cuadrados, cuya composición es la siguiente: se trata de 11 viviendas, que consisten en un dormitorio, un baño y cocina integrada [...]".
En los contratos que los inquilinos muestran al periodista, no aparece dato personal alguno del famoso Toufik, pero sí llama la atención el contenido de algunas cláusulas, como la quinta, debido a que hay inquilinos que aseguran sumar hasta cinco años residiendo en el 'Hotel Patera', a pesar de lo que dice el citado punto: "Así, la vivienda objeto de este contrato no tendrá en ningún caso finalidad de vivienda permanente del arrendatario". Parece que ahora quieren poner en práctica esa cláusula a las bravas.