Pablo Castellano, marido de María Pombo: de sus pinitos como actor a hacer los palcos del Bernabéu
EL ESPAÑOL contacta con el madrileño para comentar su vida al lado de la 'influencer', su labor de empresario y su participación en 'El Desafío'.
21 enero, 2024 01:31En pocos años, Pablo Castellano ha pasado del anonimato a tener medio millón de seguidores en Instagram. Ha sido consecuencia de su relación con la creadora de contenido, María Pombo, que le hizo saltar a los medios de crónica social y ser conocido en redes sociales.
No obstante, no comparte profesión con su mujer, ya que el madrileño es constructor y está al frente, junto a su hermano Jacobo, de la empresa de construcción Grupo Archarray, dedicada a la construcción, reforma y rehabilitación de interiores: Locales comerciales y retail, restaurantes, salas y bares, viviendas particulares, oficinas, hoteles y edificios singulares.
Además, el Grupo La Máquina les encargó el diseño y construcción de su restaurante en el nuevo Santiago Bernabéu. Sin embargo, la empresa de los hermanos Castellano ha terminado construyendo gran parte de los locales de restauración del estadio e, incluso, los palcos VIP donde los seguidores del Real Madrid pueden ver a Bellingham, Vinicius Jr y compañía.
Por si esto fuera poco, se ha embarcado en una nueva aventura, ser uno de los concursantes de la cuarta temporada de El Desafío, programa de Antena 3 donde ocho famosos se miden en diferentes pruebas. Pilar Rubio, Juan del Val y Santiago Segura son los jueces que evalúan cada semana al empresario, a Mario Vaquerizo, a Mar Flores, a Chenoa, a Pepe Navarro y el resto de participantes.
Castellano ha atendido a EL ESPAÑOL para comentar cómo es su vida al lado de una de las influencers más importantes de España y cómo lo compagina tanto con su trabajo en su empresa, como con su participación en el concurso de Atresmedia presentado por Roberto Leal.
Un pequeño muy revoltoso
“No sé cómo no mataba a mi madre de los sustos que le daba”. Así recuerda una parte de su infancia Pablo Castellano, que reconoce que en sus primeros años de vida era muy bueno, “me llamaban santidad”, pero que a partir de los cuatro años… “era un terremoto, no tenía una buena idea”.
En el colegio recuerda que era de los que sentaban al final de la clase, pero que terminaba en primera fila porque los profesores le querían delante para vigilarle: “A modo de comportamiento, no era de los mejores…”.
“Siempre he sido de suspender para verano, llegaba a junio con siete suspensos, en vacaciones me daba la paliza y lo recuperaba en septiembre. Mi madre me decía que lo que tenía que hacer era esforzarme durante el curso y no en verano. Era verdad, pero nunca lo hacía (risas)”, reconoce el madrileño.
Pregunta.– Con esos precedentes: ¿Qué decidió estudiar?
Respuesta.– Me decanté por Marketing y Gestión Comercial en ESIC, pero decidí montar una empresa con mi hermano Jacobo, Grupo Archarray, de construcción y diseño. Aun así, yo no soy ni arquitecto, ni aparejador, ni ingeniero, ni nada de nada, esos títulos me los han puesto los medios.
P.– ¿Cómo ha sido su trayectoria laboral?
R.– Mi padre falleció el 30 de octubre de 2010, y en 2011, mi hermano mayor yo decidimos emprender y montar nuestra propia empresa empezando desde muy abajo. Nuestros primeros encargos fueron haciendo un baño de tres metros cuadrados y pintando una oficina.
A partir de ahí, poquito a poco, haciendo pequeños trabajitos, formando equipo, consiguiendo clientes, hemos llegado a más gente y hasta hoy. La verdad es que si miro unos 11 o 12 años atrás nunca me habría imaginado conseguir lo que hemos conseguido mi hermano y yo junto al equipo que hemos ido creando. Porque esto no es solamente mérito de mi hermano Jacobo y mío, sino también del equipo que tenemos a día de hoy y el que tuvimos que se ha ido. Espero que sigamos creciendo más los próximos años.
P.– Su empresa también está realizando obras en el nuevo Santiago Bernabéu…
R.– Sí, hemos hecho toda la obra de la zona de la Puerta 57, el restaurante del Grupo La Máquina, con los que llevamos muchos años trabajando, varios locales de la parte de restauración de la parte baja, y luego el Real Madrid nos encargó el área VIP. La verdad es que ha quedado espectacular, ya que el diseño, en este caso, lo ha hecho un estudio y nosotros ejecutamos las obras completas. El palco presidencial lo estamos en licitación aún.
Su día a día
Castellano compagina su labor como empresario con la de padre de familia y pareja de una de las creadoras de contenido más importante de nuestro país, María Pombo. El madrileño reconoce que, por su trabajo, ningún día es igual al anterior ni tiene una rutina, pero lo que es inamovible es llevar y recoger a su hijo Martín del colegio junto a su pareja.
“No tengo una hora de ir a la oficina porque, a lo mejor tengo que ir a ver a un cliente, tengo una reunión, voy a alguna obra, puede que me quede en casa trabajando en mi despacho… ningún día es igual, no tengo una rutina laboral como tal de llegar a la oficina, ordenador, llamadas y vuelta a casa”, comenta.
Todo ello lo compagina con su actividad en redes sociales, sobre todo Instagram, y con su participación en El Desafío, el concurso de Antena 3 en el que está participando. “Mis días son entretenidos, no me aburro”, confiesa entre risas.
P.– ¿Cómo se conocieron María Pombo y usted?
R.– María y yo nos vimos por primera vez en el Máster de tenis de Madrid porque tenemos un amigo en común, pero ni nos hablamos. No nos caímos ni mal ni bien, no hubo opción porque no comentamos nada. Además, por aquel entonces, ambos teníamos pareja. Yo me fui por un lado y ella, por otro.
La segunda vez que nos vimos fue en Cantabria en agosto, que fui con un amigo y fue donde surgió todo con María. Sabía que estaba por allí, le escribí para vernos y coincidió que también quería hablar con mi amigo sobre unas cosas de trabajo. Aquellos días quedamos los dos, pero también con su hermana, sus primos, mi amigo… poco a poco nos empezamos a caer bien. Ninguno tenía ya pareja y allí surgió todo.
P.– ¿Las redes sociales siempre han estado presentes en sus vidas?
R.– Cuando empecé con María, ella ya tenía seguidores, unos 30.000, que para aquella época eran muchos, y yo muy pocos, unos 500, porque fue cuando yo estaba empezando a usar Instagram y María no vivía de sus publicaciones. Cuando ella llegó a la cifra de 90.000 seguidores comentamos que ya podría llenar el Bernabéu con ellos.
Ahora María tiene más de tres millones y yo, poco más de medio millón de seguidores que ven nuestras publicaciones.
P.– ¿Instagram llega a condicionar su vida?
R.– No como para que cada vez que vamos a un restaurante hacerle la foto al plato para publicarla. Obviamente estamos en un punto en el que la gran mayoría de la gente sabe perfectamente quiénes somos. Cuando llegamos a un sitio nos sentimos observados, te vienen a pedir una foto, un vídeo… pero damos las gracias por eso, la gente es muy amable.
Es verdad que tenemos días mejores y otros peores, como todo el mundo, pero también somos conscientes de que gracias a esa gente que quiere una foto, un video o simplemente saludarte, somos lo que nosotros somos a día de hoy, que estamos ahí porque somos muy trabajadores y la gente le gusta lo que hacemos en nuestro trabajo, nuestra vida, nuestra familia… al final, es un orgullo poder sentir eso.
P.– ¿Cómo lleva que muchas personas le conozcan como ‘el marido de María Pombo’?
R.– No me importa que me conozcan así. No sé si llegará el día, que, dependiendo del sector en el que esté, sea el marido de María Pombo o Pablo Castellano, pero estoy encantado. La realidad es que yo soy conocido por eso, por ser el marido de María, pero en mi profesión, estoy donde estoy porque trabajo y me lo gano. También, gracias a mi mujer, tengo muchas cosas. Quien diga lo contrario, mentiría.
P.– Otra faceta suya que es desconocida es la de actor…
R.– Me llegó la oportunidad de rebote. Fui a un casting de un anuncio de televisión de El armario de la tele y a raíz de ahí, que fue en Globomedia (lo que es ahora The Mediapro Studio), me dijeron que Luis San Narciso me quería conocer, pero yo no sabía quién era (director artístico de la productora y responsable de la selección de los repartos de series de televisión como El Internado, El Barco, 7 vidas, Aída , Un paso adelante, Los Serrano o Águila Roja y de películas de Pedro Almodóvar, Alejandro Amenábar o Gracia Querejeta).
Llamé a Fernando Tejero, que es amigo mío, y se lo conté. Él me dijo que era una suerte que me hubiera llamado porque a él le costó un montón que le hiciera una prueba. Fue un señor encantador que me hizo sentir como en casa, me dio la grandísima oportunidad de poder salir en la serie B&b, de boca en boca junto a grandes actores como Belén Rueda, Gonzalo de Castro o Sara Sálamo, entre otros.
Se portaron muy bien conmigo y me hice muy amigo de César Mateo, otro compañero de reparto. Fue una experiencia bastante buena, pero no la repetiría porque sé que no soy buen actor, no porque la experiencia fuese mala.
Ahora lo veo y me da mucha vergüenza. Hay gente maravillosa con un don y un arte brutal que yo no tengo. Y me di cuenta de que no lo tenía porque soy una persona muy vergonzosa, no me gusta ser el centro de atención ni estar haciendo algo y que la gente me mire a mí.
Su experiencia en 'El Desafío'
Castellano se encuentra en la actualidad concursando en El Desafío, el programa que presenta Roberto Leal en Antena 3 y en el que el empresario, Adrián Lastra, Chenoa, Marta Díaz, Mar Flores, Mario Vaquerizo, Mónica Cruz y Pepe Navarro forman el casting de concursantes de esta cuarta edición.
Entre ellos competirán para relevar en lo más alto de pódium a la campeona del año pasado, Ana Guerra, (en la primera edición, la ganadora fue Kira Miró y, en la segunda, Juan Betancourt), siempre bajo la atenta mirada del jurado formado por Pilar Rubio, Santiago Segura y Juan del Val: “Juan me parece un ser maravilloso. De hecho, me llevo muy bien con él. Es una persona muy cercana, muy cariñosa y agradable, a pesar de que en El Desafío hemos tenido estos encontronazos, luego fuera nada de nada”, afirma el madrileño.
P.– ¿Cómo surgió la posibilidad de participar?
R.– Soy amigo de Jorge Ventosa, el director de producción de El Hormiguero. María participó en la segunda edición, y me dijeron que si yo quería concursar en la siguiente, y les dije que no, pero este año me convencieron porque me dijeron que en la prueba del baile, por la vergüenza que me da, no iba a ser el protagonista, y así fue.
P.– ¿Y cómo ha sido su paso por el programa?
R.– Ha sido una experiencia muy buena, y eso que en mi primer programa, el que me tocó la prueba de apnea, la hice con fiebre. Llevaba unos días mal. Pero ha sido una aventura increíble, ya que hicieron sentirme como si estuviese en mi propia casa.