Juan ‘Sin Miedo’ Franco en el polvorín de La Línea: la vida de un alcalde sin protección entre narcos
La muerte de dos vecinos ahogados ha desatado una oleada violenta en la localidad. Ya hay detenidos.
15 mayo, 2021 02:14Noticias relacionadas
La voz, el tono y el gesto de preocupación de Juan Franco, el alcalde independiente de La Línea de la Concepción (Cádiz), inquietan. "En los 45 años que tengo no había visto nunca unos altercados como estos ni con este trasfondo. La ciudad llevaba varios días ardiendo".
La moraleja del cuento 'Juan sin miedo' de los Hermanos Grimm es que todos tenemos miedo alguna vez y no hay que tenerlo por admitirlo. Él no lo tiene, pero se le hace duro ser alcalde de dos ciudades: "Una de gente normal y honrada, que es la gran mayoría; y otra de gente que se dedica a otra cosa -en referencia al narcotráfico-, que no son ni uno ni dos, sino entre 2.000 y 3.000 personas".
Es uno de los pocos primeros ediles que puede presumir de mayoría absoluta. En las últimas elecciones municipales, su partido localista –La Línea 100 por 100– obtuvo 21 de los 25 ediles de la corporación. Tras este resultado, lleva desde hace seis años las riendas de una localidad peculiar por su situación geográfica. Colinda con Gibraltar y le separan 20 kilómetros de Marruecos, el principal productor de hachís del mundo.
Esta circunstancia, congregar a casi 70.000 habitantes y registrar un 42% de paro, hacen que muchos de sus vecinos, en desempleo y con escasa formación, consideren un oficio facilitar la llegada de toneladas de esa droga para que campe por Europa. También lo hacen con el tabaco ilegal. Se gana mucho dinero fácil y muchos ya están agrupados en clanes del narcotráfico.
Desde el pasado lunes la situación se ha ido de las manos. Este municipio, el más pobre de 50.000 habitantes de toda España, se ha convertido en un auténtico polvorín, aunque el alcalde no sabe si calificarlo como "incendio o barbacoa", pero el día a día se ha hecho muy duro. Incluso para él mismo. Tiene familia y, por el momento, no se plantea moverse por la ciudad con escolta, pero ha tomado la decisión de ir desde su casa al Ayuntamiento tomando precauciones.
"Antes venía andando y ahora vengo en coche", señala en conversación con EL ESPAÑOL. Por ejemplo, el último pleno municipal no fue presencial para evitar posibles altercados. Hasta tal punto que este periódico le pidió hacerle las fotografías para este reportaje en la calle y, por recomendación de la Policía Local, declinó la invitación.
Los altercados
¿El motivo? Realmente podría haber sido cualquiera, pero en este caso las muertes por ahogamiento de dos narcos: Ángel A., de 51 años, a quien todo el mundo conocía como 'el Baila' -por 'el Bailaor', su apodo-, y de Sergio R., de 19, 'el Bola', han provocado un estallido social sin precedentes, que a día de hoy va remitiendo.
Los hechos ocurrieron el pasado lunes sobre las 14,00 horas, pero lo que activó la batalla campal fue la difusión de un bulo de que la Guardia Civil no les auxilió. El alcalde, por su parte, confía plenamente en la actuación de los agentes. La información sobre su fallecimiento es aún confusa, aunque la hipótesis que cobra más fuerza es que estaban realizando labores de 'petaqueo' cuando cayeron al agua.
Es decir, suministraban combustible cargado en grandes petacas a las lanchas que trafican con hachís a través de las aguas del Estrecho de Gibraltar. Por un trabajo "de cinco o seis horas", pueden llegar a cobrar entre 12.000 y 15.000 euros.
La reivindicación por la muerte de estos dos vecinos se ha traducido en disturbios diarios que, desde el pasado lunes, han destrozado el mobiliario y han alterado la vida de barrios de la localidad como La Atunara, San Bernardo o Los Junquillos. La situación llegó a extenderse, sobre todo en horario nocturno, a las zonas de Mirasierra y Sagrado Corazón.
La noche más conflictiva fue la del miércoles. De la quema de contenedores, de edificios municipales, de los destrozos en el paseo marítimo del Levante, pasaron a atacar a agentes de la Policía nacional con balas que lograron atravesar la malla de metal que protege la luna del vehículo policial y el propio cristal. Aún no hay cálculo de los daños, pero podrían estar rondando ya los 300.000 euros.
Esto ocurrió mientras los agentes intentaban controlar una manifestación de un millar de personas, sin distancia social y apenas sin mascarillas, que puede ser lo de menos, pero también lo de más.
Además de las protestas, los manifestantes han proferido amenazas contra los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, en concreto contra un agente de la Guardia Civil. Han difundido su foto por redes sociales y lo señalan como responsable de no socorrer a los dos fallecidos. Una versión que ya ha sido descartada por la Benemérita.
Vecinos detenidos
El jueves por la mañana se celebró una Junta de Seguridad Ciudadana en la que se acordó el compromiso de reforzar las unidades de agentes con antidisturbios para recuperar cuanto antes la normalidad y que la sensación de impunidad de estos individuos cese. Este refuerzo y la llamada a la calma a través de una entrevista del hermano de uno de los fallecidos han favorecido a amainar el tenso clima vivido.
Según denuncian sindicatos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en redes sociales, la dinámica al principio fue de contención: "Aguantar y no hacer nada". El alcalde lo veía insuficiente y consideraba el jueves por la mañana que los agentes deberían pasar al ataque con una actuación policial decidida. En la madrugada del viernes ya hubo ocho detenidos y varios investigados.
Desde el sindicato Jucil denuncian que agentes de la Guardia Civil que trabajan por la zona "están sufriendo amenazas de muerte en redes sociales teniendo que prestarles especial vigilancia y escolta tanto a ellos como a sus familiares".
Sensación de seguridad
La Covid también ha puesto de su parte para agravar la situación y la presión policial desde 2018. Hace tres años el Ministerio del Interior incrementó el número de agentes en la zona, lo que ha provocado una merma en los ingresos de esta parte de la población. También que haya tres tipos de economía sumergida: la blanca -camareros o albañiles sin contrato-, la gris -por el tabaco de contrabando- y la negra -por el narcotráfico-.
- Alcalde, ¿los vecinos se sienten seguros?
- "Como te decía, soy alcalde de dos ciudades y las vidas de ambas van en paralelo. Conviven con normalidad y naturalidad. Viendo las imágenes que se están produciendo puede sonar a risa si te digo que La Línea es una ciudad segura y que el nivel de delincuencia ordinaria es muy baja, pero es verdad. Una persona que se mete a narcotraficante no va a pegar un tirón de un bolso. No le face falta".
Su respuesta tiene lógica, pero reconoce que aunque los vecinos se sienten seguros, en la ciudad se respira una calma tensa. La gente hace vida diaria con normalidad, sin temor, pero estos acontecimientos han provocando una alarma social. "No porque piensen que le vayan a robar en sus casas o por la calle, temen que esta orgía destructiva acabe afectándoles".
- ¿Qué solución general tiene esto?
"A corto plazo, acabar con estas revueltas y, a largo, ofrecer por parte de las autoridades competentes un plan de empleo y formación para estas personas que ven el narcotráfico como la única vía para ganarse la vida".
Como ejemplo señala que en la barriada de la Atunara el 80% de la población juvenil está en paro y pertenece a familias en una situación muy precaria. En noviembre de 2018 el Consejo de Ministros acordó poner en marcha una serie de medidas específicas orientadas a dinamizar socioeconómicamente el Campo de Gibraltar.
Se trataba de un plan transversal, en el que habían participado ocho ministerios y que contemplaba una inversión de más de 900 millones de euros. "De eso nada se supo y aquí todo sigue igual", asegura el alcalde, excepto la presión de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que sí ha aumentado en la zona.
El Ayuntamiento no tiene competencias para poner en marcha un plan de empleo ni presupuesto, que alcanza los 49 millones de euros. "San Roque, que es colindante, tiene un gasto por habitante de 2.098 euros y La Línea de 768 euros. Es un Ayuntamiento pobre".
A su juicio, sería necesario una actuación contundente para sacar a esta parte de la población de ese ambiente de marginalidad, donde se van retroalimentando, pero existe otro problema. "Por desgracia, ya hay generaciones perdidas: gente que por mucho que se le ofrezca un trabajo normal o una formación no lo va a coger porque está acostumbrada a un tipo de vida con unos ingresos que en un trabajo normal, con un sueldo de 1.500 euros, no los va a tener nunca".
Por ello, la próxima semana va a solicitar reuniones con la Delegación del Gobierno en Andalucía y del Gobierno central para que estas soluciones, que venían reclamando desde hace años, cristalicen. Cree que esta explosión social se puede repetir en cualquier momento.
La Línea, como ciudad autónoma
Además de ser la localidad con menor esperanza de vida, con el aire más contaminado y con el mayor nivel de ruido, otra particularidad es su cercanía con Gibraltar. De ahí que Juan Franco haya iniciado el camino para reclamar ser ciudad autónoma, como Ceuta y Melilla. Fue una de las propuestas estrella de su partido.
Para ello cuenta con un informe, realizado por el catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Complutense, Antonio de Cabo, sobre la viabilidad de la propuesta. El mismo destaca la singularidad de La Línea como fundamento para la activación del artículo 144 a de la Constitución Española que sería el que regiría en proceso.
Se trata del único municipio de España y de la Unión Europea que comparte frontera con un enclave pendiente de descolonización, según nomenclatura de la ONU, y que tras el 'brexit' ha quedado fuera del marco de integración comunitaria. Además, su economía local depende en gran parte de la de Gibraltar.
Su objetivo es tener un tratamiento fiscal diferenciado para propiciar una riqueza local que sea legal. No obstante, el alcalde reconoce que si esta conversación se hubiera producido antes del lunes, sus respuestas hubieran sido otras.
"Llevábamos una racha muy tranquila, había cierta ilusión y optimismo con el avance de la vacunación, pero lo ocurrido desde el lunes te hunde en la desesperanza. ¿Quién va a querer venir este verano?", se pregunta.
Pero Franco no es hombre de rendirse y asegura que tiene que seguir peleando por esa parte de la ciudad de gente honrada para la que gobierna, aunque por la otra también. "Estos ciudadanos están hasta la punta del pelo por culpa de esta banda de delincuentes que tiene estigmatizada a la Línea", concluye el alcalde. Y lo hace con el mismo tono, gesto y voz de preocupación que al principio de la conversación.