Jessica Albiach, la fotógrafa valenciana hija del 15M que ha salvado a Podemos en Cataluña
Ganó popularidad en los debates televisados. Propone un gobierno 'tripartito' con PSC y ERC. En 2020 pidió derruir la estatua de Colón.
17 febrero, 2021 00:57Noticias relacionadas
A Jéssica Albiach (Valencia, 1979), la afición por la fotografía le viene de pequeña. Se crió entre cuadros, literalmente. Su madre regentaba una tienda de marcos en la capital del Turia. Cuentan los que la conocen a fondo que Albiach creció en una familia y en un ambiente donde las mujeres tuvieron un papel preponderante. Jéssica siempre tuvo como referentes a su bisabuela, su abuela y su madre, que la tuvo muy joven. Su feminismo, que es lo que destaca siempre en sus redes, le viene casi de serie.
De la fotografia se pasó al periodismo. Albiach, la ahora número 1 de En Comú Podem, se fue en 2009 a Barcelona para estudiar un Máster de Comunicación Estratégica. Se enamoró de la ciudad y se quedó a vivir para siempre. Sin más pretensiones que desarrollar su trabajo y echar raíces. Nunca había tenido contacto con la política. No era algo que entrase en sus planes.
No se imaginaba que el 15 de mayo de 2011 cambiaría todo para ella. Que aquel conato de revolución le cambiaría la vida. Ni que, con el tiempo, se convertiría en la persona que vino a Cataluña para salvarle los muebles a Podemos. Albiach es la persona que ha remontado unas elecciones que se presentaban casi como una sentencia de muerte de los comunes. Albiach, ademas e resultados, ha traído el consenso en una formación difícil de conciliar, y la ha vuelto a poner en el mapa.
El consenso
“Es la que mejor lo hizo en los debates”, confiesa a este periódico un antiguo dirigente de Unió Democràtica, un partido extinto y en las antípodas ideológicas de Podemos. Más que una opinión puntual, es el sentir generalizado de todos los que siguieron por televisión los debates entre candidatos a las elecciones catalanas. La figura de Jéssica Albiach sobresalió por encima de las demás.
Porque Albiach es, sobre todo, una comunicadora. Adaptó bien sus conocimientos en el ámbito de los medios a su carrera política. Con el acento valenciano que la caracteriza, la líder de los comunes se desenvolvió a la perfección en los debates en catalán y en castellano (donde los políticos nacionalistas mostraron sus carencias). “Fue la única que propuso; la única que daba sensación de buscar consenso y de querer alcanzar acuerdos”, concluye este dirigente.
Es, a grandes rasgos, lo que ha conseguido Jéssica Albiach en el seno de una formación tan difícil como los comunes. Una coalición en la que tocaba integrar a personas de distintas procedencias y sensibilidades. Muchos partidos y plataformas. Un conglomerado que iba desde los ecologistas de la desaparecida Iniciativa hasta los entonces emergentes de Podemos, pasando por Esquerra Unida o el movimiento Procés Constituient. Fuentes del entorno del partido confirman que “Jéssica era la candidata del consenso y lo ha conseguido”.
El embrión del 15M
Pareciera, por lo que cuentan los que la conocen, que Jéssica Albiach es un animal político vocacional. Y nada más lejos de la realidad. Aunque procede de una familia de clase obrera y siempre tuvo clara su orientación política, nunca se significó con ningún partido ni fue militante. No pensó en dedicarse a la política. Hasta que llegó el 15M. Un acontecimiento que marcó su vida.
Su primer contacto con la política, aunque fuese de forma tangencial, vino cuando trabajó en el gabinete de prensa de Presidencia de la Generlitat Valenciana. Era la época de Francisco Camps. Un entorno en el que no se sintio cómoda. Estaba recién licenciada, pero solamente aguantó 5 meses en el puesto. Tras su llegada a Barcelona desarrolló tareas de comunicación en el Ayuntamiento de Cornellà.
Derruir Colón
Y de ahí, a hacer política de verdad. Le picó el gusanillo en 2011 y se afilió al partido de Iglesias en 2014. Empezó en lo suyo, haciendo tareas de comunicación. Pero fue entrando en el tejido orgánico del partido y un año después, en 2015, acabó metida en las listas y siendo elegida diputada en el Parlamento de Cataluña para la XI legislatura.
Desde entonces ha ido ganando peso en el seno del partido. La escalada fue fulgurante. En diciembre de 2019 fue elegida coordinadora de Catalunya En Comú, junto a Ada Colau y Candela López. Y en 2020, finalmente, acabó convirtiéndose en el relevo de Xavi Domenech como líder de los comunes. El nombramiento se hizo oficial el 27 de febrero de 2020, ahora va a hacer un año. La suya fue la única candidatura que se presentó.
Contaba Albiach con el hándicap de ser, junto a Àngles Chacón (PdeCat), la menos conocida de las caras que se presentaban a las elecciones. Porque su momento de mayor visibilidad fue precisamente una polémica: en junio hizo unas declaraciones pidiendo derruir de la estatua de Colón en Barcelona.
"El 12 de octubre no tenemos nada que celebrar. El reconocimiento hacia una figura que hizo posible la colonización de unos territorios con el genocidio que generó allí mismo, a mí, tampoco me representa, como Felipe VI. Pensar que el racismo y la xenofobia es solo un problema de los Estados Unidos es un error. Desmontar la estatua de Colón en Barcelona sería una buena medida", declaró al diario Ara el 13 de junio de 2020. Ese mismo día reculó por Twitter. O mejor dcho, matizó sus palabras en un hilo en el que concluyó que la estatua debía ser "contextualizada".
Esta carencia de popularidad respecto al resto de candidatos no amedrentó a los comunes: "Nunca hemos tenido candidatos muy mediáticos en Cataluña", recuerda uno de los militantes catalanes de base y fundadores del partido. Y la jugada les salió bien. A pesar de no haber hecho tele, era la candidata más familiarizada con los medios. "Antes del primer debate estábamos más nerviosos nosotros que ella. No lo habia hecho nunca. Pero ella se mantuvo segura en todo momento", nos cuentan desde su equipo de trabajo.
Swing y tortugas
Aquel partido, el de la tele, lo ganó fácil. No entró en provocaciones ni en ataques personales, que fue algo en lo que se enredaron casi todos los otros candidatos. La jugada le salió bien. En su entorno laboral destacan de ella "su gran capacidad de trabajo... y que es metódica hasta el límite. Lo tiene que revisar todo". Pero, especialmente, su carácter conciliador y su inteligencia para moverse dentro de las posiciones estratégicas del partido. Uno de sus principales avales para llegar a candidata, si no el primero, fue el de Ada Colau. Y en el contexto de Podemos, Albiach supo virar desde el errejonismo hacia la línea oficialista, excusando su pasado como "un pecado de juventud", según le contaba a La Vanguardia.
“Es una persona muy sencilla. Desde que llegó a Barcelona ha compartido piso con amigas. Ahora vive sola”, cuenta una amiga muy cercana, que dice que a Jéssica le encantan los animales y especialmente los gatos, pero es alérgica a ellos. “De todos modos, su animal favorito es la tortuga, que yo tengo una y le flipa”, explica. Albiach baila swing "y sigue quedando con sus amigas todos los miércoles. Y siempre que hace falta. Una vez le dije por teléfono que tenía que hablar con ella, pensó que era urgente... y la pobre se vino en pijama. Con la chaqueta puesta, eso sí".
Sus buenos resultados pillaron por sorpresa al electorado. Ahora, aunque parece una utopía, propone con sus 8 diputados un quimérico pacto de las izquierdas en la Generalitat. Con ERC y los socialistas, las dos listas más votadas. No lo conseguirá, pero al menos su gesto sirve para sacarle los colores a Esquerra, que tendrá que elegir entre sus principios fundacionales de izquierdas, o traicionarse otra vez y pactar con la derecha catalana para gobernar.