Hace cien años el jazz dejó los burdeles y se lanzó a conquistar el mundo. El jazz fue capturado por primera vez en grabaciones comerciales en 1917. De inmediato, la música de la libertad abandonó la parte de atrás del bar, allí donde conviven las tragedias y las ilusiones, donde el amor y el sexo se llevan mejor que nunca, y se propuso hacer bailar hasta el último rincón del planeta azul.
Las primeras grabaciones fueron firmadas por la Original Dixieland Jazz Band pero, además, por si fuera poco para recordar 1917, cinco gigantes nacieron en aquellos doce meses: el pianista Thelonious Monk, el trompetista Dizzy Gillespie, la vocalista Ella Fitzgerald, el baterista Buddy Rich y también el percusionista habanero Mongo Santamaría (aunque la Wikipedia habla de 1922). Para contextualizar al lector, también en el 17, Juan Ramón Jiménez publicó Platero y Yo y Machado sus Poesías Completas. Fue el año en que nacieron José Luis Sampedro, Fernando Rey, el bluesman John Lee Hooker, Zsa Zsa Gabor o JFK. Y también se fueron, entre otros, Edgard Degas y Rodin.
La portada que la revista Downbeat estaba esperando dar
Hay otros años trascendentales en la biografía del jazz. Algunos reivindican 1959 como uno de ellos porque en apenas doce meses se publicaron Kind of blue de Miles Davis, Giant Steps de John Coltrane o The Shape of Jazz to Come de Ornette Coleman. Menudo golpe de platillo merece esto. Pero hay otros, en 1939 Charlie Parker se mudó a Nueva York y su traslado dio pie al nacimiento del Be Bop. Y antes, en 1925, Louis Armstrong regristró su primera grabación como solista. Pero ninguno como 1917, la revista Downbeat, la biblia del género, nacida en 1935 en Chicago, le ha dedicado su primera portada de este año a lo ocurrido hace cien: el jazz dejo pasó de ser objeto de rumor y callejón a ser objeto de comercio.
Y ahora… ¿qué diablos hacemos con esto que hemos grabado? Algo así debió pensar el técnico de sonido del estudio de Columbia cuando grabó por primera vez a The Original Dixieland Jazz Band. Algunas fuentes datan la primera grabación el 30 de enero y otras el 26 de Febrero. No importa mucho pero fue entonces cuando The Original Dixieland Jazz Band aterrizó en Nueva York desde su Nueva Orleans natal contratados para la inauguración de un restaurante, el Reisenweber, en Columbus Circle. Seguro que has estado en Nueva York en la plaza Columbus, al lado del hotel Trump, al pie de los carromatos de caballos que tienen perfumada la entrada de Central Park de excrementos. Allí tiene su residencia propia ahora el trompetista Brandford Marsalis en el Dizzy´s Coca Cola Club. Si puedes, ve a verlo.
Aquel 30 de enero de 1917 en los estudios Woolworth de la Columbia se grabaron las canciones Indiana y Darktown Strutters Ball. La Columbia quedó tan confundida con el resultado que decidió mandar los primeros prensajes al último estante del almacén. Sus competidores, los chicos del sello Victor, estaban al quite y se lanzaron los primeros a distribuir nuevas canciones: Dixieland Jass Band One–Step y Livery Stable Blues. El jazz empezaba a conquistar el planeta y se escribía Jass, con dos eses en vez de dos zetas.
Algunas pistas para viajar en el tiempo
Escucha a Dizzie Gillespie si aún no lo has hecho. Nunca es tarde, amigo. Es imposible resumir la aportación de Gillespie al mundo del jazz en dos o tres líneas. Pero para dar dos brochazos acuérdate de que Miles Davis lo reconocía como su verdadera inspiración (ahí queda eso), que su estilo siempre fue uno de los más difíciles de imitar (el estilo de Miles o Chet Baker era mucho más sencillo de copiar) y que por todo eso nunca tuvo un solo hit pero pasó a la historia por inflar los mofletes más famosos del mundo.
No puedes disfrutar de la vida sin escuchar a la inmensa Ella Fitzgerald, la Maria Callas del jazz a la que se llevó una diabetes a los 79 años. No hace falta que te explique aquí la emoción que produce escucharla. Recomiendo para iniciarse dos discos: Ella in Japán (en directo) o el álbum en el que recrea el repertorio de Cole Porter. No te asustes al leer esto. Conoces la mayoría de las canciones pero quizá no sabes que las escribió Porter.
¿Volvió el jazz loco a Monk? 35 años desde su muerte y el año en el que hubiera cumplido 100, Thelonious Sphere Monk continúa siendo un misterio. Sus 72 composiciones mantienen la magia con las que fueron creadas y siguen vivas en conciertos y reediciones. Recomiendo la biografía escrita por Robin D.G. Kelly que recorre la magia de su talento y también los dramas de su vida, como cuando fue confinado en una institución mental. Monk tomaba Thorazine, una anfetamina dedicada a prevenir brotes psicóticos.
Y al final, pero no menos importante, una recomendación. El 17 de marzo si te dejas caer por el Symphony Center de Chicago podrás asistir a Jazz 100: The Music of Dizzy, Ella, Mongo y Monk, un espectáculo dirigido por el pianista panameño Danilo Pérez (51) con una banda de estrellas como el saxofonista Chris Potter, el trompetista Avishai Cohen y las voces de la fantástica Lizz Wright. Buen viaje amigo, que el jass, con dos eses, te acompañe.