Haberlas haylas. Existe la manera de que no te piquen los mosquitos en los tobillos, de que no te despierte el camión de la basura nada más dormirte; de que no se te caliente el Chardonnay al sacarlo de la nevera; de no tener que preguntar siempre, en el mismo restaurante de siempre, si el pescado tiene anisakis; de que en la playa no haya hoy medusas; de que no te sude el bigote o de que cada vez que te llamen los hijos no te pidan… pasta.
Una manera para que no suceda es escuchar a todo trapo Maneras de Vivir de Leño en la versión en directo de Rosendo y Barricada. La otra, más silenciosa, es vivir dentro de un libro. Porque "todo, todo, todo está en los libros".
La canción, para los pietiernos o los desmemoriados, es el Con las manos en la masa de nuestra literatura. Fue escrita para ser una sintonía y la encargó Fernando Sánchez Dragó al poeta Jesús Munárriz para su programa literario en televisión Biblioteca Nacional. Luis Eduardo Aute escribió la música y la cantó Carmen Machado. Quince años después, Dragó regresó a la tele para dirigir otro programa sobre libros que llamó Negro Sobre Blanco y rescató de nuevo la canción para usarla como sintonía.
A continuación, propongo diez libros veranear dentro. Podrían ser cien, pero son una decena. Con todos estos libros he viajado este verano: "Perdón, señor, esto habrá que facturarlo, que pesa muchísimo… ¿Qué lleva usted ahí?, perdone que sea tan indiscreta", me preguntaron en el mostrador del aeropuerto. Libros para leer y revistas para regalar.
1.- Fractal (Alianza). Mi tocayo Andrés Trapiello (71) se había resistido siempre a recopilar lo mejor del Salón de los Pasos Perdidos, su novela río. Si tras veintitantos tomos aún no han oído hablar de ella, sepan que el leonés publica cada año un libro escrito hace cinco en el que narra con una prosa tranquilizadora y dulce lo que le pasa o lo que él cuenta que le pasa. Fractal resume por primera vez sus grandes éxitos, hasta el momento. No te preocupes, Andrés, hasta Bob Dylan tiene Greatest Hits.
2.- Pobre Payaso. Charlie Rivel. (Ediciones Destino, 1973). La autobiografía del mejor payaso aullador del mundo. José Andreu Laserre, Charlie Rivel, publicó sus memorias cuando tenía 77 años. En estos días nos sobran payasadas y faltan payasos. Ya me entiende el lector. Escrita con poco oficio, basada en desvelar pequeños detalles de su biografía -recuerden que hubo un tiempo en el que internet no existía-, enternece comprender la psicología de un español que conquista el mundo con unos zapatones, subido a una silla y emitiendo un aullido. ¡Ojo, que es posible que se descubran intentándolo tras dos gintonics! Intenten no caerse.
3.- Cuentos telúricos. Rodrigo Cortés. (Random House). Tras haberme reído mucho con Verbolario, su diccionario disparatado, los cuentos de Rodrigo recuerdan a esos del pillastre Alfred Hitchcock. Cortés, con el Premio Mariano de Cavia bajo el brazo, parece ungido por la varita mágica del ingenio y la literatura. Este libro reúne cuentos cortos, con virajes cuando uno menos lo espera, "ideales para que libro se te caiga de la mano en la siesta". ¿Por qué nadie usa esta frase en la solapa para vender más? Se la regalo a Random House, aunque tampoco creo que sea mía.
4.- Lo que nos está pasando. 121 ideas para escudriñar el siglo XXI. Moisés Naím. (Debate). La distancia como herramienta para explicar, o mejor dicho tratar de explicar, sin ruido de fondo, lo que sucede, por qué pasa y que puede pasar. Brillante y certero como un cirujano taurino, Naím analiza con concisión las temáticas más candentes. Más allá de las tertulias, otro eslogan que me acaba de ocurrir, "un libro a prueba de todólogos", la palabra de moda.
5.- Un animal salvaje. Jöel Dicker. (Alfaguara). Siempre que leo un bestseller, en este caso un thriller, soy tan idiota que pienso que podría escribir uno. Para lectores inteligentes a los que no se les ocurre pensar estas memeces, Dicker sigue escribiendo novelas de esas que te hacen parar el tiempo. De ahí el título de esta crónica: "Libros para veranear dentro de ti". En eso Dicker es un especialista y me da envidia, mucha envidia.
6.- ¡Rayos y Truenos! Tintín, Haddock y los barcos. (Zendrera Zariquiey. Ediciones Noray). No necesitas ser experto en Tintín, tener en casa la colección entelada de la Editorial Juventud o coleccionar sus muñequitos para disfrutar este libro. Tienen que gustarte los barcos, y la mar salada. ¡Por las barbas de Neptuno! Biodramina y a por él.
7.- España. Una historia abreviada. Giles Tremlett (Debate). Parece inevitable pensar que hay algo de frivolidad en resumir la historia de este país tan complejo en apenas 335 páginas, pero su autor ha sido el corresponsal para la piel de toro del reputado diario inglés The Guardian y eso forja carácter. Quizá haya sido este libro un encargo para sus lectores en inglés. Yo lo estoy leyendo de atrás adelante. ¿Sabías que a Francisco Franco, además de "Cerillita", le apodaban "Paca la culona"?
8.- Madrid. Historia De Una Ciudad de Éxito. Luke Stegemann. (Espasa). Hay vida más allá del Madrid de Andrés Trapiello (ver primer libro recomendado). Stegemann es un australiano que habla perfectamente español y que me descubrió Rafa Latorre una noche en La Brújula de Onda Cero. La pandemia le pilló en las antípodas dando clase online y decidió vengarse del virus explicando que tiene Madrid, que según el chotis es capaz de llevarte al cielo.
9.- Made in Ibiza. A Journey Into The Creative Heart Of The White Island (Merrel). Cada dos años alguien fotografía en Ibiza a su nueva aristocracia. El que no conozca la isla pensará "estos están gilipollas". Hay un poco de eso. El postureo ibicenco roza la catarsis cuando le retratan y su foto sale en un libro que lo importante es que pese mucho. Pero… Liam Aldous, corresponsal de Monocle, y vecino del campo ibicenco ha seleccionado bien los personajes, y las fotos de Ala Lui & Salva López están bien resueltas. ¿Cuánto queda para que veamos Made in Comporta, Made in Sotogrande…? Mientras llegan, en casa suena A quién le importa de Alaska y Dinarama (1986).
10.- Los Cítricos. Un viaje a través de la historia y del arte (La Fábrica). Esta es una recomendación para los que se quedan en casa. Transportarlo puede hacer que tú "aerolínea amiga" te reste puntos en vez de darte. Promovido por la hiperactiva mente de Vicente Todolí y su fundación Todolí Citrus, y editado por La Fábrica, con la firma de Salvador Zaragoza Adriaenses propone un viaje por la historia más ácida del arte, la vida cítrica de pinturas y grabados. Emocionante. Ideal para repasarlo con una limonada con limones frescos, hielo frappé y unas hojas de menta mora.