Graduarse en Náutica a los 71 años: El sueño cumplido de un coruñés amante de la vela

Graduarse en Náutica a los 71 años: El sueño cumplido de un coruñés amante de la vela Quincemil

Educación

Graduarse en Náutica a los 71 años: El sueño cumplido de un coruñés amante de la vela

Álvaro Trashorras recogerá su diploma de graduado en febrero en la que será la primera graduación de su vida. Todo tras 4 años de trabajo de un apasionado de la navegación a vela que no falla un fin de semana desde 1991

14 enero, 2024 05:00

Cumplir metas no tiene edad sean lo ambiciosas que sean, sino que se lo digan al coruñés Álvaro Trashorras, que a sus 71 años se graduará en Náutica en febrero tras cuatro años de largo recorrido en la que ha sido su primera experiencia universitaria. Aunque tardíamente respecto a lo que la formación académica se refiere, se siente satisfecho de haber cumplido uno de sus anhelos, al que se animó por el tiempo libre que le daba la jubilación y su pasión por la navegación a vela, a la que no falla ningún fin de semana desde 1991 "haga frío o calor".

Sus inicios en el mar se remontan a cuando tenía unos 10 años y sus padres le llevaron a un curso de vela junto a su hermano en Gandarío (A Coruña) todos los domingos durante varios meses, sembrando así un germen por el mar que desarrolló ya de adulto años después haciendo navegación deportiva a nivel privado y posteriormente navegación de embarcaciones de recreo. De hecho posee la titulación de patrón de yate y nociones de windsurf, una disciplina a la que se apuntó en su momento con dos compañeros de trabajo de la empresa de informática del grupo Banco Pastor en la que trabajó toda la vida.

Álvaro Trashorras en la facultad de Náutica de A Coruña.

Álvaro Trashorras en la facultad de Náutica de A Coruña.

Debido a su dedicación e interés por distintas modalidades náuticas, fue encadenando cursos hasta que propuso a sus instructores serlo él también gratis, tan solo a cambio de que no le cobrasen las formaciones. Su giro vital en 2020 se debió a que reconoce que sabe lo que "es estar jubilado y no dedicarse a nada en concreto", razón que unida a la curiosidad por aprender le hicieron matricularse por el grado en Naútica de la Universidade da Coruña (UDC). "No tenía formación ni vivencias universitarias, que es lo que echaba en falta, y me costó lo mío pero estoy muy a gusto", admite.

Esta etapa tan especial para él la está compartiendo curiosamente con su hija, también universitaria y que ha comenzado este curso primero de Derecho en la UDC. "Estudiar y memorizar me horroriza", expone, pero como Náutica abarca mucho más que la simple teoría decidió lanzarse. "Tenía el acceso a la universidad aprobado desde hace 50 años y en secretaría me advirtieron de que había que estudiar", recuerda entre risas, pero se muestra encantado de ser uno más de la promoción 2020-2024, un alumnado cuyo estreno universitario se vio marcado por la pandemia.

"El primer curso fue el más duro, estaba perdido y tuve que ponerme al día"

Foto: Quincemil

Foto: Quincemil

El primer día de clase no fue como todos los habituales en Náutica con un recorrido por la escuela, sino que a causa de la pandemia se dio a los alumnos la bienvenida y ya comenzaron directamente con las clases esa misma jornada. "Una profesora de matemáticas comenzó a explicar cosas y a mí siempre me gustó la materia pero ella trataba integrales y límites, algo que yo ya había olvidado y estaba perdido, me tuve que poner al día", recuerda Trashorras con nostalgia.

"El primer curso fue duro porque no había estudiado tanto en la vida", explica, algo que se debe a que sus estudios académicos terminaron en Bachillerato, algo que complementó después con diferentes cursos de informática que le dieron acceso al empleo que desempeñó durante décadas. Sobre su aventura universitaria, cuenta alegre que su familia se lo tomó de maravilla, aunque sobre la carrera en sí apunta que "esperaba un poco más de la parte de náutica y menos de la de ingeniería, que algo sobraba", aunque afirma que "todo es útil porque lo más atractivo para mí es el conocimiento de las cosas".

"Echo en falta que no nos llevasen a navegar un poco más, pensé que iba a haber más de navegación a vela y no hubo prácticamente nada, en eso tendría ventaja pero desventaja en muchas otras cosas respecto a mis compañeros más jóvenes", concreta. De cara a las prácticas obligatorias que debe superar para tener el título universitario, expone que las realizará en tierra y le gustaría experimentarlas en la torre de control marítimo, popularmente conocida como "H" entre los coruñeses, en capitanía marítima oo la Autoridad Portuaria.

"Yo no pretendo tener una titulación más alta ni ser capitán de barco, pero sí quiero graduarme, por eso tendré que hacer tres meses en tierra, algo que he elegido porque quiero también estar en casa con mi familia", dice. Acerca del choque generacional que supone estar en un aula a su edad con gente de acaba de cumplir la mayoría de edad y en adelante, Trashorras cuenta con cariño como le chocó al principio la despreocupación de muchos alumnos en el primer curso en cuanto a la puntualidad o la atención en clase, algo que afortunadamente han cambiado a medida que avanzó la carrera, según confirma el coruñés.

Las típicas fiestas universitarias de los jueves afirma que no son para él, aunque le han invitado, aunque lo que sí le hubiera gustado estos cuatro años es tener cafetería en la facultad para que así ejerciese de punto de encuentro con sus compañeros fuera del aula y alejados del ambiente de la noche. "Cuando salen a tomar algo entre clases a veces me acerco pero suelo aprovechar el "recreo" para mis asuntos personales", comenta.

A pocas semanas de su graduación, se muestra orgulloso del camino recorrido, al igual que su hija, sobre la que cuenta que ya está nerviosa porque llegue el día "y por lo que se va a poner para ir a ver a su padre coger el diploma", revela Trashorras con humor. Sea como fuere, será un día para el recuerdo porque será la primera y única graduación de su vida, algo que hace cuatro años se le antojaba demasiado lejano pero que ya es una realidad.