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El Sáhara Occidental, la exprovincia nº 53 de España, abandonada por nuestro país de manera vergonzante, se ha convertido en una ficha destacada en la partida del reordenamiento geopolítico global. Más aún al albor de las últimas noticias, ahora que se ha conocido que Pedro Sánchez ha cedido ante Marruecos y reconoce el plan de autonomía para el Sájara que exigía el Gobierno en Rabat.
¿Cómo es posible que un territorio desértico, con 266.000 kilómetros cuadrados y poco más de medio millón de habitantes, pueda jugar un papel mundial relevante y haya pasado a ser una fruta deseada por muchos y no sólo por Marruecos, que maniobra para su anexión total?
Por sus recursos naturales y por su situación geoestratégica es un territorio atractivo para varias potencias mundiales. Para Argelia e Israel, el Sáhara representa una salida al océano Atlántico; para Estados Unidos, una aproximación al Sahel; para Alemania y otros estados miembros de la Unión Europea (UE) es una formidable fuente de energía renovable y un gran banco de pesca.
Las minas de fosfatos, que suponen el 20% de las exportaciones de Marruecos, los minerales y metales, el agua subterránea, el sol, el viento, los hidrocarburos, la pesca y su posición en África y en la costa atlántica frente a las islas Canarias conforman una larga lista de riquezas que despiertan el deseo de muchos estados por el Sáhara Occidental. Marruecos ha utilizado su posición de control de facto para ofrecer a terceros países oportunidades en el territorio a cambio de hacerse con su soberanía.
En definitiva, el Sáhara ha pasado de ser un territorio ignorado a convertirse en un punto de referencia estratégico al disponer de recursos naturales fundamentales en el siglo XXI. De hecho, Marruecos los comercializa ya.
El Sáhara tiene cobre, oro, los fosfatos Fos Bu Craa, wolframio y, en informes secretos, aparecen grandes bolsas de agua subterránea
El conflicto del Sáhara Occidental, aparentemente sepultado y que atañe fundamentalmente a Marruecos, a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) gestionada por el Frente Polisario y a Argelia, resurge y está de actualidad no sólo en esta región africana.
"Sí, vuelve a estar de actualidad en un momento sumamente complejo a escala global; estamos viviendo un reordenamiento de los poderes en la geopolítica mundial, con el contencioso entre China y Occidente y la Rusia de Putin ahí en medio", precisa Alejandro García en una entrevista a EL ESPAÑOL | Porfolio. García es profesor de Historia en la Universidad de Murcia y autor de los libros Historia del Sáhara y su conflicto e Historias del Sáhara.
Material militar para Marruecos
Como ha publicado este diario, EEUU e Israel, con dos acuerdos de Defensa firmados en Rabat en 2020 y 2021, suministran equipamiento militar a Marruecos, que mantiene un enfrentamiento directo con el Frente Polisario desde el 14 de noviembre de 2020 tras la ruptura del alto el fuego. Las bases aéreas marroquíes de Dajla y Bojador han recibido drones israelíes y turcos en el Sáhara Occidental para defenderse de ataques de Argelia o del Polisario. Además de armas, también proporcionan al país vecino de España formación, ejercicios militares y encargos de industria.
Conviene no olvidar que EEUU quiere tener presencia de la OTAN cerca del Sahel para el control del terrorismo, y, además, para hacer de contrapeso a la base militar que China construye en Guinea Ecuatorial.
¿Qué hay en el Sáhara?
A estas alturas, la gran pregunta que se hace todo el mundo es: "¿Qué hay en el Sáhara Occidental, esa perla tan deseada por Marruecos, Argelia, Israel, EEUU o Reino Unido, entre otros estados?". Los intereses en ese territorio se extienden también a varios países europeos y a dos grandes potencias, como son Rusia y Turquía.
A finales de los años 70, el Alto Estado Mayor español realizó una investigación sobre los recursos en este territorio. "Los informes recogen que hay cobre y oro, y varias minas de menor relieve en la frontera con Mauritania; la mina de fosfatos Fos Bu Craa, donde los españoles habían depositado muchos millones de pesetas de entonces; el metal wolframio, y en los informes secretos aparece también el agua subterránea, muy útil para los invernaderos del Sáhara con producto marroquí. Un territorio muy rico al que hay que añadir el banco pesquero, que no solo es interesante para la ruta canaria, sino también para parte de la flota peninsular", según enumera José Luis Rodríguez, profesor de Historia en la Universidad de Murcia y autor de Agonía, traición, huida: el final del Sáhara español.
Este historiador destaca la importancia del emplazamiento saharaui para la defensa de las islas Canarias. "Recordemos que fueron un territorio amenazado por la Organización para la Unión Africana (OUA) a petición de Marruecos, Mauritania y Argelia".
El emplazamiento saharaui es muy importante para la defensa de las islas Canarias
"Marruecos nunca quiso firmar un acuerdo de aguas jurisdiccionales, con lo cual ya se han metido en la plataforma marina que apunta a las islas Canarias para hacer prospecciones de petróleo", manifiesta Rodríguez. Este historiador lo achaca a "una diplomacia absolutamente débil" por parte de España.
El Sáhara posee grandes reservas de fosfato, aunque Marruecos mantiene que este territorio solo genera el 2% de la producción nacional. También atesora, como decíamos antes, uno de los bancos pesqueros más ricos del mundo.
A ello hay que sumar la agricultura. Cinco grandes grupos empresariales, participados por el rey Mohamed VI y el actual primer ministro, Aziz Akhannouch, explotan tierras de cultivo allí, concretamente en Dajla, según un informe de la ONG Mundubat y la organización agraria COAG.
Israel, el nuevo socio de Marruecos, destaca en el campo de I + D y en innovación agrícola. El desierto de Negev acogerá un centro internacional para la creación y difusión del conocimiento sobre la agricultura del desierto.
"Hay un gran entusiasmo por parte de los israelíes por las oportunidades de negocio con Marruecos", según el CCIMI, asociación que agrupa a 150 operadores marroquíes de diversos sectores.
Energías renovables
Además, en pleno siglo XXI, las energías renovables son la estrella y conforman el nuevo paisaje del Sáhara Occidental. De esta manera, Marruecos se ha convertido en un líder climático de África. Las energías renovables representan casi dos quintas partes de su capacidad eléctrica. Mohamed VI tiene la intención de invertir masivamente en energía solar y eólica. Su modelo de desarrollo sostenible y su estrategia energética fueron destacados en 2021 en el marco del programa de las Reuniones de Primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Grupo del Banco Mundial.
Por decisión expresa del rey Mohamed VI, para aprovechar al máximo los recursos del Sáhara Occidental que Marruecos considera sus provincias del sur, se están construyendo parques y estaciones solares y eólicas. Esto permitirá al reino alauita fomentar el desarrollo de la industria y la financiación de la cadena de bloques, además de convertirse en un verdadero centro tecnológico.
Con todo esto, Marruecos también negocia. Ofrece terrenos, planes de desarrollo y oportunidades de inversión a empresas internacionales en el Sáhara Occidental, a cambio de que reconozcan su soberanía sobre el territorio con la apertura de consulados. La mayoría son países africanos, pero también han abierto sedes diplomáticas Baréin, Emiratos Árabes, Jordania, Haití y Surinam.
Además, alrededor de 70 multinacionales de 27 países actúan ya en este territorio. Hasta Japón, China e India tienen holdings de fertilizantes químicos y energía en el Sáhara.
El propio rey de Marruecos advirtió en su discurso del último aniversario de la Marcha Verde, el pasado 6 de noviembre de 2021, que no firmará con ningún país acuerdos que no engloben como marroquí al territorio del Sáhara Occidental. "Marruecos no cerrará ningún acuerdo económico o comercial con ningún país que excluya al Sáhara", afirmó el monarca sobre los países que mantienen "posturas difusas o ambivalentes" sobre ese territorio.
Exploraciones de gas
Tanto el Frente Polisario como los dirigentes canarios denuncian habitualmente nuevas exploraciones de gas y petróleo en la costa saharaui. La empresa americana Kosmos Energy y la escocesa Cairn Energy consiguieron 17 licencias de exploración en diciembre de 2016 y empezaron las prospecciones el pasado 15 de enero de 2021 a través de un contrato con una empresa china. Abarca territorios desde Bojador hasta Dajla.
Del Sáhara se vende hasta la arena para regenerar playas, para la construcción o para campos de fútbol
Hasta se ha comercializado con la arena. Algunas playas del mundo se regeneran con arena del desierto del Sáhara, pero también la utilizan para la construcción, o se destina a campos de golf o de fútbol. Lo cierto es que una empresa española consiguió en 2017 transportar desde El Aaiún a Palma de Mallorca 35.000 toneladas de arena del desierto.
¿Y quién recibe el dinero de todas estas operaciones comerciales? Eso se pregunta Lasen Dalil, presidente de la Asociación para la Protección del Medio Ambiente y Recursos Naturales del Sáhara Occidental. Desde luego, los saharauis no. "No podemos saber dónde va ese dinero. Nosotros no nos beneficiamos de estas exportaciones. No tenemos universidad en El Aaiún desde hace 40 años, no tenemos hospital, y hay más de 12.000 desempleados en el Sáhara Occidental".
Colonialismo marroquí climático
Si bien es cierto que hasta la actualidad las riquezas más apreciadas y explotadas en el Sáhara Occidental eran sus fosfatos y su banco de pesca, esta tierra tiene dos elementos naturales muy demandados internacionalmente, el sol y el viento. De ahí que Marruecos haya desarrollado en el territorio saharaui plantas fotovoltaicas, y tenga en cartera otros muchos proyectos de transformación de la energía.
Desde hace años, Marruecos se posiciona como el líder climático del norte de África. "Sin embargo, esta estrategia tiene un fallo enorme: la mitad de la producción renovable que el régimen marroquí proyecta para el año 2030 se asienta en territorio ocupado del Sáhara Occidental", alerta en una entrevista con EL ESPAÑOL | Porfolio Florent Marcellesi, presidente y portavoz de Verdes Equo en España y exdiputado de los verdes europeos.
"Lo hace de forma ilegal, en contra del derecho internacional, porque esos proyectos están en el Sáhara Occidental. Internacionalmente este territorio no pertenece a Marruecos. De esta manera, el sol y el viento se convierten también en términos básicos del conflicto geopolítico en el Sáhara Occidental", denuncia Marcellesi.
"La ONU no aceptaría de ninguna de las maneras esta ilegalidad porque equivale a ocupar tierras que no son tuyas para reducir emisiones que tú has creado", dice la misma fuente.
En la última década, el Frente Polisario ha emprendido una guerra legal sobre los productos del Sáhara Occidental comercializados con etiqueta marroquí, al denunciar que no revierten en la población saharaui. Y de ahí, las últimas sentencias del Tribunal de Justicia de Europa por los acuerdos de pesca y agrícola que obliga a Marruecos a consultar con la población autóctona.
Así estamos asistiendo en este siglo XXI a lo que podemos denominar "colonialismo climático". En lugar de la fuerza militar, se utiliza el peso económico y político para poder establecer un mecanismo de control de Marruecos sobre este territorio no autónomo. Lo que el profesor Oúfémi Táiwò de la Universidad de Georgetown denomina en The Conversation "palancas de influencia política y económica".
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha determinado en sus sentencias de los últimos años que el Sáhara Occidental no es un territorio marroquí, sino un territorio no autónomo todavía en proceso de descolonización. Para cualquier tipo de proyecto, lo que incluye a la energía renovable, es necesario el consentimiento del pueblo saharaui, así como la interlocución con el Frente Polisario, legítimo representante de dicho pueblo.
El Frente Polisario tiene una guerra legal por los productos del Sáhara Occidental vendidos con etiqueta marroquí
Sin embargo, existen muchas plantas fotovoltaicas en el Sáhara Occidental en manos de empresas europeas (Siemens Gamesa, Enel o ENGIE) o internacionales (General Electric o ACWA Power) con el consentimiento de Marruecos, como ha documentado la ONG Western Sahara Resource Watch.
España tiene las de perder
Los historiadores no son demasiado optimistas con la resolución del conflicto en el Sáhara Occidental. "Mantener este conflicto de baja intensidad es muy asumible frente al abismo que significaría una solución que beneficiara a una de las partes. En el Magreb no van a permitir la creación de una nueva entidad republicana en lo que fue la colonia española del Sáhara Occidental, porque eso desbarataría todo el tablero geopolítico con el que se opera hoy. Hay que tener en cuenta, además, la extrema debilidad demográfica de la población originaria, que no alcanza más de 110.000 personas", señala el historiador Alejandro García.
España, en esta ecuación, tiene todas las de perder. "En primer lugar, porque es responsable de una descolonización muy mal planteada y mal ejecutada. Y, en segundo lugar, porque tiene como vecinos en el sur a dos países, Argelia y Marruecos, que son enemigos entre ellos. Así que cualquier cosa que ocurra siempre le va a afectar", asegura García.
Europa, como España, está entre la espada y la pared. Mantiene acuerdos cruciales con Marruecos, de tipo comercial, y también de migración y contra el crimen transfronterizo, pero hasta ahora no estaba dispuesta a reconocer la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, como exige Mohamed VI.
Esa era la postura que han mantenido los diferentes gobiernos españoles. Han buscado una solución dialogada dentro del marco de la ONU. Aunque varios dirigentes socialistas sí han hecho guiños a Rabat, ningún gobierno español ha dado un paso adelante.
La situación ha cambiado radicalmente estos días. Desdepués de que Marruecos firmara 1.600 euros de ayudas europeas para los cinco próximos años y tras el descongelamiento de las maltrechas relaciones entre ambos países, el presidente español, Pedro Sánchez, ha acabado cediendo a las pretensiones de Mohamed VI y ha cambiado la histórica posición y reconoce el "plan de autonomía para el Sáhara" que exigía Rabat.
Provincia española nº 53
El Sáhara Occidental fue una colonia y posterior provincia española en África desde 1958 hasta 1975. Ese año, el rey Hassan II organizó la Marcha Verde, que desembocó en el control del Sáhara Occidental por Marruecos y el fin del Sáhara español. Estos hechos coincidieron con los últimos meses del franquismo, con el dictador agonizando y una gran crisis política en España. "Todo ello llevó a una salida desordenada y sin proceder a una descolonización", coinciden los historiadores consultados.
Desde entonces han pasado 46 años. El Sáhara era la provincia española nº 53 y, actualmente, la zona continua siendo considerada como un "territorio no autónomo pendiente de descolonización" por la ONU.
Mientras, los saharauis siguen reclamando un referéndum de autodeterminación, como llevan haciéndolo durante décadas.
"España nunca renunció al Sáhara, nunca entregó la soberanía del Sáhara, y teóricamente sigue teniendo la soberanía, y de ahí también se derivan los conflictos con Marruecos. Por eso, es decisivo que España tome una postura respecto al conflicto", considera el periodista Diego Carcedo, gran conocedor de los sucesos de la Marcha verde y todo lo que ocurrió después.
"La ONU no reconoce ni la marroquinidad del Sáhara ni la independencia del Polisario. Hay que negociar de una vez una fórmula de solución para el territorio con Marruecos y el Polisario; y de alguna manera también Argelia", explica Carcedo.