Pedro Zerolo y los cheques por cobrar
La autora recuerda la figura del político socialista en el día en el que se presenta la fundación que lleva su nombre, que tiene entre sus objetivos la defensa de los derechos civiles.
Converse rojas, rizos negros y dientes blancos. Dulce como la caña de azúcar de su Venezuela natal y duro como el junco que, aunque intenten doblarlo, siempre consigue estar erguido. Fuerza, indignación, esfuerzo, trabajo, bondad y rigor: búsqueda de justicia. Nadie que le conociera, coincidiera o no con sus ideas, puede negar esto. Pedro era luz.
Le conocí en agosto de 2002, cuando él tenía una sección en un programa en Onda Cero, llamada Todos somos iguales ante la ley. Ese era el leit motiv de su vida. Y desde entonces, cuando aún no era tan notorio, hasta que un brutal cáncer le arrancó del Madrid que tanto quería y hoy presume de una plaza con su nombre, no dejé de contraer deudas con él: deudas grandes, deudas pequeñas, deudas impagables… No es una hipérbole, quienes conocen mi vida, saben que son deudas reales.
Pedro se fue sin cobrarlas. El día que le dieron el premio Nicolás Salmerón en el Ateneo, sin su melena y con el rostro enjuto, se paró al salir, me estrechó las manos y me besó. Me dijo: “que sepas que te quiero mucho”. Sonó a despedida y condonación de deudas. Ese era Zerolo. La generosidad de la actitud, la actitud regaladora de vida, de derechos y de enseñanza. –“Yo, la generosidad la aprendí de las mujeres”.
Hoy, somos más iguales en derechos y en la conciencia social gracias a Pedro, que se incluía en el femenino cuando hablaba de “todas”, haciéndolo parecer una frivolidad y siendo, como todo lo que hacía, valioso y profundo –“España jamás llegó puntual a su cita con la igualdad y aún así fuimos los primeros”–.
Pedro no lo hizo solo conmigo, sino con todas las personas a las que conocía. Por eso, se marchó con un fajo de cheques por cobrar y somos muchos quienes se los debemos con intereses. Algunos, como suele suceder, lo olvidarán. Otros, lo recordaremos siempre. Ahora, Jesús Santos, su querido esposo, nos convoca para explicarnos cómo podemos continuar la labor de Pedro. Su fundación será un espacio, una institución desde la que contribuir a devolver al menos una parte de lo que recibimos. Tanto si le conocieron como si no, piensen en cuánto le deben. Es imposible que sea nada.
Este martes, 26 de febrero, se presentará, a las 18:30 horas en el Palacio Cibeles la Fundación Pedro Zerolo. Allí estaremos quienes le quisimos, quienes le queremos y le admiramos.
Los que hoy son objetivos de su fundación fueron, durante su vida, el motor de Pedro Zerolo
La Fundación nació el pasado 20 de julio de 2018, con los objetivos de "mantener, conservar, preservar y divulgar la figura y el legado personal, activista y político de Pedro Zerolo; recuperar preservar y difundir la memoria histórica de la lucha por los derechos LGTBI en España; promover la investigación, formación y desarrollo de proyectos relativos a Derechos Civiles, la Igualdad de Trato y las políticas antidiscriminatorias, estudios históricos, políticas feministas, políticas de diversidad, familiar y de género y de gestión de la diversidad, Laicidad, VIH-Sida y Derechos Sexuales". –“Sé que, si Jesús de Nazaret viviera hoy, estaría con los más desfavorecidos y los perseguidos, también con las personas LGTB, defendiendo la igualdad de trato, consideración y oportunidades”.
Los que hoy son objetivos de su fundación fueron, durante su vida, el motor de Pedro. Las últimas veces que le escuché en un atril sonaba vehemente, menos dulce. Sabía que le quedaba menos tiempo para convencer a quienes no creían en la igualdad de derechos y oportunidades –“En su modelo de sociedad no quepo yo, en el mío sí cabe usted”–.
Otros, se agarran a la fe, Pedro se agarró a lo que sabía hacer, a la política, a aquello que le había permitido casarse con Jesús y casar a sus amigos, en las bodas oficiadas de la forma más literaria posible. Los enlaces celebrados por Pedro eran pura liturgia, una celebración del amor y un pregón de respeto, cariño, apoyo mutuo y activismo. –“Los homosexuales hemos vivido en un mundo sin referentes, por eso era importante casarse, por amor y por activismo”–.
Pedro hablaba en colores, escribía en colores. Pedro soñaba a diario, despierto y dormido. Soñaba con una sociedad libre de prejuicios, en la que fueras quien fueras y en la que, fueras como fueras, serías libre para elegir.
Pedro soñaba con la igualdad y la libertad, en la misma medida, para dejar sin sentido la pregunta sobre cuál de los dos valores es primordial. Por eso, como dice la canción, Zerolo "me sobrevuela", Zerolo nos sobrevuela.
**Cruz Sánchez de Lara Sorzano es abogada, titular de Sánchez de Lara Abogados, activista en Derechos Humanos y Presidenta de THRibune, Tribune for Human Rights.