Hay una persona que puede decidir quién ganará las elecciones de noviembre en Estados Unidos, y que ni siquiera vive en este país: es el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
No estoy exagerando. El presidente populista de izquierda de México controla las llaves para abrir o cerrar las puertas de la inmigración ilegal a EEUU, que se ha convertido en el principal tema de la campaña electoral estadounidense.
Antes de preguntarse a cuál de los dos candidatos estadounidenses tratará de ayudar López Obrador, miremos los datos concretos.
Según una nueva encuesta de Harvard CAPS-Harris del 22 de enero, la inmigración ha pasado a ser la principal preocupación de los votantes estadounidenses, superando a la inflación. Y gran parte de los esfuerzos de Biden para frenar el flujo migratorio va a depender de la buena voluntad de López Obrador.
A instancias de la Casa Blanca, López Obrador envió en años recientes a tropas de su país a la frontera sur de México para frenar parte del flujo de refugiados venezolanos, cubanos y nicaragüenses que llegan a México para cruzar a Estados Unidos.
Además, a través de una política llamada "dispersión interna", el gobierno mexicano transporta a muchos de los migrantes que detiene en la frontera sur de México a otras partes del país, para dificultarles llegar a la frontera norte.
Asimismo, México ha acordado aceptar de regreso a algunos migrantes no mexicanos devueltos por las autoridades migratorias estadounidenses. Está recibiendo del orden de 30.000 migrantes rechazados en la frontera norte al mes. Alrededor del 10% del récord de 300.000 personas detenidas en la frontera con EEUU en diciembre.
El gobierno de Biden ha tenido varias reuniones de alto nivel con el gobierno mexicano para pedir mayor colaboración en detener el flujo migratorio. Pero López Obrador está enorme exigencia a cambio de la ayuda de México.
En una reciente conferencia de prensa, AMLO exigió que Washington, entre otras cosas, invierta 20.000 millones de dólares en planes de desarrollo para países latinoamericanos y caribeños, suspenda el embargo estadounidense a Cuba, y levante las sanciones petroleras a Venezuela, según informó la cadena NBC.
Sin embargo, es un secreto a voces en círculos diplomáticos que López Obrador está pidiendo en privado al gobierno de Biden algo que es mucho más importante para el presidente mexicano: que Estados Unidos no critique la democracia cada vez más autoritaria de México.
México celebrará elecciones presidenciales el 2 de junio. AMLO está tratando de violar las reglas electorales, además de gastar enormes recursos estatales, para ayudar a su candidata, la jefa de gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum. Quien resulte electa asumirá el cargo el 1 de diciembre.
Arturo Sarukhan, exembajador de México en Washington, ha resumido en dos palabras la política de López Obrador hacia Estados Unidos: "Chantaje diplomático".
"Es patente que López Obrador está jugando a abrir y cerrar la llave de los flujos migratorios a través de territorio mexicano a la frontera con Estados Unidos", escribió Sarukhan en el diario mexicano El Universal. López Obrador busca que Estados Unidos permanezca en silencio sobre las elecciones de México, añadió.
Sarukhan agregó que "dada la simpatía de López Obrador por Trump", no sería descabellado especular que el presidente mexicano utilizará el flujo migratorio para ayudar al expresidente en las elecciones estadounidenses.
En efecto, no me sorprendería que López Obrador abriera las puertas a la inmigración ilegal para ayudar a Trump. Al presidente mexicano le gusta Trump, porque es un populista con sueños autoritarios que no critica la erosión de la democracia ni las violaciones de los derechos humanos en México.
(Para ser justos, Biden tampoco ha sido un paladín de la democracia en México, pero en general es mucho más defensor de las libertades fundamentales que Trump).
Lo que más le importa al presidente mexicano es proteger a su gobierno -y a su candidata - de las críticas de Estados Unidos en materia de democracia y derechos humanos.
Por eso, las elecciones estadounidenses dependerán en buena medida de si Biden encuentra la forma de lograr la ayuda de AMLO en la frontera sin convertirse en su rehén político.