La revolución de la movilidad eléctrica ha llegado para quedarse. Es cierto que los coches eléctricos no se están implantando a la velocidad deseada, en gran parte por sus elevados precios y por la escasez de puntos de carga, pero el mercado de las bicicletas eléctricas sigue creciendo a gran ritmo, sobre todo en países como España. Cada poco tiempo llegan nuevos modelos, como la innovadora bicicleta eléctrica 'made in Spain' que se pliega en segundos con un sólo movimiento, mientras se avanza en tecnologías que eliminan las cadenas y el mantenimiento de la ecuación.
En ese sentido, el fabricante francés STEE lleva años trabajando en una bicicleta eléctrica que suprime de un plumazo uno de los elementos básicos de este tipo de movilidad: las baterías de litio. En sus bicicletas Pi-Pop, cuya tercera generación han lanzado este mismo verano, las han sustituido por supercondensadores, que permiten una carga constante gracias al pedaleo en terreno llano, las bajadas y las frenadas. Así se elimina el problema de la autonomía y se apuesta por una solución mucho más ecológica y sostenible.
De esta manera, las bicicletas Pi-Pop ofrecen asistencia inteligente de hasta 25 km/h las 24 horas al día, 7 días a la semana y no necesitan ser recargadas. Además, los supercondensadores tienen una vida útil mucho mayor que las baterías convencionales: según la compañía con sede en Orléans, llegan hasta los 15 años, ya que soportan varios cientos de miles de ciclos de carga y descarga.
Cómo funciona Pi-Pop
A primera vista, Pi-Pop parece una bicicleta eléctrica como cualquier otra. Sin embargo, la clave de su innovadora propuesta está en el cuadro, donde lleva integrados los supercondensadores. Este sistema permite almacenar y liberar energía muy rápidamente, y los materiales que lo conforman son comunes (aluminio, carbono, celulosa, polímero...), lo que implica renunciar al litio y otros componentes difíciles de reciclar.
Las bicicletas eléctricas convencionales normalmente se cargan desde la red eléctrica y permiten una autonomía limitada, habitualmente entre 30 y 80 km, dependiendo siempre del tamaño de la batería y del recorrido realizado. Por contra, los supercondensadores de Pi-Pop se van cargando mientras el usuario pedalea. Así se almacena energía en terreno llano, pero también en descensos y a la hora de frenar, algo clave para poder impulsar el motor Aikema Electric Drive Systems AKM100SX de 250 W, con una velocidad máxima de 25 km/h.
De esta forma, esta revolucionaria bicicleta se encarga de utilizar la energía acumulada para asistir al pedaleo cuando surge la necesidad (ya sea en salida, en falsos llanos o en subidas). Eso sí, hay que tener en cuenta que la cantidad de energía recuperada es moderada en terreno llano, para no penalizar la pedalada del usuario, alta en bajadas y muy alta cuando se aplican los frenos de disco TEKTRO MD-M280.
Los responsables de STEE también advierten sobre las limitaciones lógicas de su bicicleta. La catidad de energía que pueden captar los supercondensadores es relativamente baja, por lo que no está recomendada para zonas con muchos desniveles o pendientes pronunciadas (está calibrada para subir como máximo cuestas de 500 metros con un 10% de inclinación). Así, existe el riesgo de quedarse sin asistencia eléctrica en el peor momento, aunque cualquier frenada o bajada prolongada permiten 'rellenar' rápidamente su capacidad.
[El ingenioso invento para convertir cualquier bicicleta en eléctrica en menos de 3 minutos]
Además, los supercondensadores son componentes que tienen una autodescarga significativa cuando están al 100%, por lo que el nivel de carga bajará con el paso del tiempo cuando no se utilice. Así, una bicicleta completamente cargada quedará completamente vacía después de aproximadamente 2 meses de inactividad.
Aparte del sistema de supercondensadores, Pi-Pop tiene las especificaciones de una bicicleta de gama media-alta. Su peso es de 21,7 kg, con un tamaño de cuadro único fabricado en aluminio, horquilla telescópica y sillín acolchado regulable en altura. Las ruedas, unas Michelín para trayectos urbanos, se asientan en llantas Velox de 28 pulgadas, y todos los componentes del cambio de marchas de 7 velocidades son de Shimano.
Para ofrecer aún más prestaciones a sus clientes, los responsables de STEE ponen a su disposición de forma opcional el sistema antirrobo I Lock It GPS, fabricado en Alemania. Este se fija al cuadro y permite inmovilizar la bicicleta gracias a un candado retráctil que pasa entre los radios de la rueda trasera. Para activarlo, se conecta al smartphone mediante una app (compatible con Android e iOS) a través de Bluetooth.
Eso permite olvidarse de las llaves, ya que el dispositivo reacciona a la proximidad del teléfono: se bloquea al alejarse de la bici y se desbloquea al acercarse. Para alertar de cualquier intento de robo, cuenta con una alarma conectada a un detector de movimiento. Si cualquiera intenta mover la bicicleta, se activa esta alarma con una potencia sonora máxima de 110 dB. Gracias a la localización GPS integrada, recibirás una notificación del intento de robo en el móvil y podrás seguir la posición de tu bici en tiempo real.
Tres generaciones
El modelo más reciente de la compañía francesa es el de tercera generación, que incorpora mejoras sustanciales con respecto a las anteriores iteraciones. La primera generación, comercializada a principios de 2022, era de color azul y el paquete de supercondensadores era monobloque, lo que limitaba sus prestaciones.
La asistencia se controlaba directamente por el usuario mediante un gatillo en el manillar y no se adaptaba en tiempo real a la situación de la vía. A mediados de ese mismo año, STEE lanzó la segunda generación, ya de color blanco, que dividía el pack de supercondensadores en dos bloques y hacía escalable la gestión de la recarga en función de la velocidad.
Por último, la tercera generación que han lanzado este mismo verano incluye mejoras básicas, como la horquilla telescópica o los frenos de disco, pero lo que marca la diferencia es un sensor de par en el pedalier, que se encarga de recopilar información sobre la velocidad de la bicicleta y la potencia de pedaleo, para gestionar de forma automática tanto la asistencia como la recarga de los supercondensadores.
Eso hace innecesario el gatillo inicial y permite una conducción mucho más cómoda: lo único de lo que debes preocuparte es de pedalear y Pi-Pop se encarga del resto. Esta versión se encuentra a la venta en su página web por 2.450 euros.
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