Un mes del 7-O: en el vídeo de 43 minutos del ataque sólo caben 138 de los 1.400 masacrados por Hamás
La Embajada de Israel reúne a una veintena de periodistas en Madrid para mostrar imágenes "sin editar" de los terroristas islamistas saltando la verja de Gaza, y en plena matanza de civiles israelíes al grito de "¡Allahu akbar!".
7 noviembre, 2023 02:42En la guerra, uno de los primeros muertos se llama "verdad". Y más en una que se desarrolla en un territorio cerrado, como Gaza. Y no porque todo el mundo mienta, que también, sino porque cualquier información es sesgada, y sirve a los intereses de una de las partes. Más aún cuando la fuente es una de ellas. Por eso, la Embajada de Israel muestra los vídeos de la matanza terrorista de Hamás del 7 de octubre "sin editar", en crudo: por un lado, ante crímenes tan salvajes, basta con mostrarlos; y por otro, hacerlo así aporta la credibilidad que le falta a una información de parte.
Este lunes, a las 10.00 horas un grupo de periodistas españoles estaban citados en un hotel de Madrid para ver el mismo vídeo que se les pasó a los corresponsales habituales, y a los llegados al terreno como enviados a causa del ataque islamista y su esperada respuesta israelí. Son 43 minutos largos de atrocidades, que "los familiares de las víctimas no quieren que acaben en las redes", y por eso la seguridad es máxima. Ningún medio electrónico puede pasar a la salita, sólo papel y boli.
Israel pierde así una baza de propaganda, porque una vez visto el documental, cualquiera entendería que un Estado democrático debe hacer cuanto esté en su mano para defenderse, castigar a los culpables y asegurarse de que sus civiles no vuelven a sufrir algo así. Y las imágenes son tan crudas que, terminado su visionado, alguien podrá seguir dudando de si la respuesta de Israel es proporcionada y útil para sus fines, o pierde legitimidad por ahí... pero que el otro bando es terrorista y, por tanto, malo en esta película, queda fuera de la discusión.
⚠️ Imágenes muy duras .
— Acción y Comunicación sobre Oriente Medio - ACOM (@ACOM_es) November 4, 2023
Un policía busca en la zona del festival de música del 7-O . Solo encuentra cadáveres#HamasEsISIS
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Ese tuit de ahí arriba reproduce un pequeñito pasaje de las barbaridades del 7 de octubre por la mañana. Y en la sala, nadie habla al encenderse las luces. Se acerca un funcionario de la Embajada, y sólo toca y mira al reportero. Cuesta hacerle una pregunta sobre un aspecto técnico de cómo publicar sobre esto.
Un grupo de unos 20 periodistas acaba de ver esos 43 minutos brutales del salvaje atentado de Hamás contra civiles en Israel y cuando, por fin, se forma un corrillo, nadie habla de lo visto, sino de por qué estas imágenes no se publican: si no faltan al respeto a las víctimas, si es necesario saber que existe el mal, "para que no creamos que muerte es simplemente no vida"... porque depende de cómo te llegue, o te la impongan.
Si esto incluso "cambiaría cosas"... que quiere decir "conciencias".
Ya en la calle, es difícil sacar el móvil del precinto de plástico en el que lo habían requisado los funcionarios israelíes, mientras se oyen unos gritos a lo lejos, casuales, de ésos que suenan a veces en una calle de Madrid y nadie atiende, porque serán eso, casuales. Pero esta vez se parecen a los que acaban de oírse y verse, a media luz, en la sala de ese hotel.
Tranquilidad, respira el reportero. Aquí esas cosas no pasan.
La guerra no pasa; los cohetes, las degollaciones, los cadáveres carbonizados, los secuestros a cientos, no pasan.
Los charcos de sangre no pasan; las granadas lanzadas cobardemente a una habitación con un padre y dos hijos en calzones no pasan; los escupitajos a un cadáver desmembrado no pasan; las rehenes con el culo lleno de sangre siendo introducidas en una pick-up no pasan, los bebés quemados en vida, los golpes de azada al cuello de un moribundo, las llamadas a papá, en Gaza, para presumir de "¡diez judíos, padre, diez judíos he matado con mis manos, Dios es grande!" no pasan...
El teléfono ya está encendido, y la crónica se empieza a escribir ahí, para que nada se escape.
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La Embajada de Israel había convocado para emitir "43 minutos y 44 segundos de material no editado" sobre la matanza del 7 de octubre. Son esencialmente vídeos tomados por cámaras de tráfico en las autopistas, por cámaras de seguridad en los kibutzim, por cámaras de los coches de las víctimas, y por dos tipos de móviles: los de los israelíes muertos, antes de morir, y los de los terroristas asesinos, antes, durante y después de asesinar.
También hay otra fuente de imágenes, más macabra, la de las cámaras go-pro que portaban los terroristas para dar fe de sus hazañas, porque había recompensa para cada uno de ellos, de vuelta a Gaza: a más hombres en edad militar asesinados, más dinero; a más ancianos, mujeres y niños secuestrados, más dinero.
Los malos gritan "¡Allahu Akbar!" (Dios es grande) mientras presumen de sus crímenes, en dos momentos del vídeo. Y se ve que se lo creen, pero el incentivo final es el dinero. Algunas de las imágenes ya se habían filtrado en las redes, las menos macabras...
Todo lo vemos, sentados frente a una gran pantalla, sin más herramientas que el cuaderno de notas y la pluma, porque fuera se han quedado los móviles, precintados, y los ordenadores, en una caja de seguridad. La Embajada, a través de su ministro consejero, Dan Poraz, explica que el montaje sólo lo es en el sentido de que se juntan vídeos uno tras otro, pero que todos están "sin editar".
No es del todo cierto: algunos, quizá por macabros, no tienen sonido. Otros, por intimidad, velan los rostros de los muertos. Y a veces, finalmente, en los casos en que había dos fuentes de imagen, se ve una escena desde el punto de vista del asesino y de la víctima. Pasa con esos niños en calzones:
-"¡Mamá, quiero a mamá!", llora un menor de unos siete años.
-"Papá está muerto, lo sabes, ¿no?", le responde su hermano mayor, de unos diez.
-"Lo sé, lo he visto".
-"¿Ves por ese ojo?", pregunta el mayor señalando el globo ocular derecho, ennegrecido, de su hermanito.
-"No, sólo veo por éste, sólo veo por un ojo... ¡quiero a Mamá! ¿Dónde está mamá?".
-"Creo que vamos a morir", se le escapa al mayor, al final de la toma de la cámara de seguridad de su casa.
Porque antes, se ha visto cómo la cámara del terrorista le grababa llegando al jardín delantero de la casa, y cómo disparaba desde fuera, y cómo abría con los dedos las contraventanas, para buscar judíos, y cómo se veía luz dentro de casa, y cómo unas sombras se movían rápido...
...las sombras del padre, medio desnudo de buena mañana, huyendo con sus dos hijos por el salón y la cocina hacia el refugio, en el patio trasero.
Pero el refugio está pensado para proteger a los habitantes del kibutz Be'Eri de los cohetes de Hamás y la Yihad Islámica, no de sus sicarios a pie. Y entonces, otra cámara, esta vez de la seguridad del propio complejo, muestra a otro asesino lanzando una granada al refugio, que no tiene puerta, y permite ver cómo de inmediato cae a plomo, sin vida, el cuerpo inerte del padre.
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Y sólo entonces, armado con un fusil de asalto y vestido de camuflaje, la cámara muestra al terrorista, que saca a los niños de ahí, sin apartar el cadáver de papá. Y los lleva de vuelta a la cocina de casa, que es también comedor y salón. Las heridas de los enanos manchan el suelo de sangre. El islamista les señala los asientos: el mayor se apoya en el filo del sofá, y el pequeño se acurruca en una silla, dolorido.
Mientras el reportero se da cuenta de que en el suelo blanco ya hay más sangre, el terrorista ha abierto la nevera y ha abierto una botella de zumo. No le gusta, vuelve a dar órdenes a los niños, tira la botella, y coge una coca-cola. Ahora sí, bebe a gusto. Y sale de plano.
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Hay imágenes como de Walking Dead, charcos/lagos de sangre en la carretera, coches abandonados, decenas de ellos, quemados y ensangrentados.
Hay terroristas que roban guitarras mientras matan, y maleteros llenos de cuerpos después; hay algunos restos humanos que sólo son humanos porque uno sabe lo que está viendo, si no, bien podrían ser malas recreaciones halladas entre los restos de un viejo museo de cera derruido.
Hay miradas perdidas de un joven vivo, apelotonado entre chicas llorosas en un refugio antiaéreo, y luego ese mismo joven forma parte de una pila de cuerpos.
Hay bolsas de cuerpos en fila, tras la llegada del Ejército.
Y hay cadáveres desmembrados y desventrados uno encima del otro, porque nadie había llegado a tiempo para ellos, que recuerdan a los documentales del Holocausto...
...Eisenhower ya se lo dijo a un sargento, al entrar en un campo nazi: "Graba esto, que algún día algún hijo de puta dirá que esto no ocurrió".
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Este martes, se cumplirá un mes desde que empezó esta guerra. Si es que así se le puede llamar a un Estado democrático defendiéndose de unos terroristas sanguinarios. De momento, 241 ancianos, mujeres, niños y bebés -el más pequeño tiene nueve meses- siguen secuestrados en Gaza, por los comandos de Hamás.
El llamado Movimiento de Resistencia Islámica gobierna la franja a sangre y fuego desde 2007, después de ganar las elecciones en 2006 y eliminar a la oposición de Al Fatah despeñando a sus líderes desde las azoteas o arrastrándolos -aún vivos- por las calles, con una cuerda atada a sus pies tirada por uno de esos pick-up.
Desde entonces, su política es lanzar pedradas, cuando no cohetes, hacia Israel. Y construir lo que llaman "el metro de Gaza": una intrincada red de túneles para esconderse, huir, comunicar diferentes cuarteles y cruzar la frontera, cuando pueden e Israel no los detecta antes.
El 7 de octubre nadie detectó nada con antelación, y pudieron asesinar a más de 1.400 personas. Y uno cree, al acabar de ver el vídeo, que la muerte acumulada en los ojos es tan enorme, tan brutal, que el Estado de Israel se ha empeñado en que los veamos a todos. Pero no... el documental se cierra con una leyenda en inglés, escrita en letras blancas sobre fondo negro:
"Las imágenes aquí emitidas corresponden a 138 víctimas mortales, menos del 10% de las asesinadas por Hamás el 7 de octubre de 2023".