Ni banderas ni kufiyas: Eurovisión busca contener los símbolos palestinos en su edición más política
Para este jueves y sábado, se han convocado manifestaciones en Malmö, la sede del año 2024, y se espera la participación de miles de personas.
9 mayo, 2024 03:41En los círculos de expertos en política internacional es común escuchar aquella frase que dice que "quien sabe de Eurovisión, sabe de geopolítica". La Unión Europea de Radiodifusión (UER), la organizadora del certamen musical, siempre ha tratado de mantener una postura política, prohibiendo la exhibición de banderas que no representen a los países participantes o al colectivo LGTBIQ+ y restringiendo símbolos políticos. Sin embargo, Eurovisión no ha estado ni mucho menos exenta de polémicas relacionadas con conflictos diplomáticos.
La gala es un buen termómetro de cómo está la situación diplomática en el Viejo Continente y, en esta ocasión, la guerra en Gaza y la participación israelí está siendo el tema político por excelencia. El martes, en la primera semifinal de Eurovisión cuya sede este año es Malmö (Suecia), Eric Saade, representante sueco en 2011 y artista invitado en la primera semifinal, encendió la mecha con la primera polémica. El artista apareció en el escenario con una kufiya (el pañuelo palestino) atada en la muñeca, lo que le valió una censura por parte de la organización.
Saade, cuyo padre es palestino, ya arremetió la semana pasada contra los organizadores de la competición musical por su prohibición de banderas y símbolos —incluidos los palestinos—, y calificó a la UER como “vergonzosa” y la acusó de difundir “propaganda israelí”. Tras la actuación, la cadena sueca SVT condenó su gesto y la Unión lamentó en un comunicado que el artista “optara por comprometer la naturaleza apolítica del evento”. A diferencia de Chanel y Eleni Foureira, su actuación no fue subida a las redes sociales de Eurovisión.
El artista sueco, por su parte, respondió que el pañuelo había sido un regalo de su padre para que nunca olvidara de dónde provenía su familia. "Entonces no sabía que un día se le llamaría 'símbolo político'. Es como llamar símbolo político al caballo Dala. A mis ojos, no es más que racismo. Sólo quería ser inclusivo y llevar algo que es real para mí, pero la UER parece pensar que mi origen étnico es controvertido. Eso no dice nada de mí, sino todo de ellos. Repito el lema de Eurovisión de este año: Unidos por la música", respondió Saade en un comunicado publicado en Instagram.
No fue la única controversia de la noche. En la rueda de prensa posterior a la primera semifinal, la representante de Irlanda, Bambie Thug, aseguró que la organización les obligó a cambiar de vestuario, ya que en su atuendo inicial llevaban incorporadas las palabras "Ceasefire" (alto al fuego) y "Free Palestine" (Palestina Libre). Anteriormente, el grupo había llamado a hacer un boicot a la artista israelí Eden Golan. "Apoyo a cualquiera que haga boicot, probablemente si yo no participara también lo haría", dijo.
Cuidado con saltarse las normas
La competición musical internacional, que es seguida por más de 150 millones de personas en todo el mundo, suele ser muy dura con los incumplimientos de la norma. Un episodio muy recordado es el de 2009, cuando la organización decidió descalificar a la delegación georgiana. La canción, ‘Put In Disco’, y su estribillo “We don’t wanna put in” (que sonaba muy parecido a “We don’t want Putin”, esto es, “no queremos a Putin”) parecía una indirecta muy obvia a la invasión rusa de Osetia del Sur en 2008, que llevó a una breve pero cruenta guerra entre Georgia y Rusia.
En 2022, tras la invasión a gran escala de Ucrania, Rusia fue apartada del certamen, algo que para muchos fue un movimiento político que no debería haber tomado. En aquel momento, la UER argumentó que la decisión tomada había sido dura, pero que el certamen debe representar “los valores básicos y últimos de la democracia”. Posteriormente, las emisoras nacionales rusas suspendieron su afiliación a la UER, lo que les impide participar en futuros concursos.
La inclusión de Israel ha generado una gran controversia, ya que muchos abogan por excluirla de la competición al igual que hizo con Rusia. En enero, más de 1.000 artistas suecos enviaron una carta a la organización de Eurovisión para que suspendieran a Israel por la guerra de Gaza. Jean Philip De Tender, director general adjunto de la UER, sin embargo, declaró a Sky News que excluir a Israel del concurso "habría sido una decisión política y, como tal, una que no podemos tomar".
Anteriormente, los organizadores ya habían pedido a la delegación israelí cambiar la letra de su canción. Titulada inicialmente como ‘October Rain’ (lluvia de octubre), la canción parecía una clara referencia al atentado perpetrado por Hamás el 7 de octubre en territorio israelí, en el que murieron unas 1.200 personas. Tras una serie de rifirrafes, Israel participará finalmente en el concurso tras rebautizar la canción como ‘Hurricane’.
En alerta máxima
Los organizadores de Eurovisión han estado en alerta máxima por si se producían disturbios y protestas durante esta semana. La ciudad ha reforzado considerablemente su presencia policial e incluso han llegado refuerzos desde las vecinas Dinamarca y Noruega. Además, se han vaciado las celdas de las cárceles locales por si se producen detenciones masivas.
Las mayores protestas se esperan para el jueves, cuando la israelí Eden Golan se presente en la segunda semifinal del concurso. Según la agencia de noticias Reuters, la manifestación está programada a las 13:00 horas locales del jueves y el sábado. Las autoridades prevén que acudan decenas de miles de personas. Los partidarios de Israel también han programado una contraprotesta el jueves a las 16.00 horas.
Las autoridades locales han declarado que el nivel de amenaza de ataques terroristas o cibernéticos es alto y, por ello, elevaron el grado de amenaza en la ciudad del nivel 2 (amenaza potencial) al 3 (amenaza moderada). Asimismo, el Consejo de Seguridad Nacional sueco emitió el pasado jueves una alerta en la que recomendaba a los israelíes no viajar a Malmö.
De hecho, la cantante israelí llegó la semana pasada a Malmö acompañada por una fuerte presencia de seguridad y se ha ausentado de prácticamente todos los eventos relacionados con Eurovisión antes de la final. Israel considera que el riesgo es tan alto para la artista que ha decidido mandar al director de la agencia de Inteligencia interior de Israel (Shin Bet), Ronen Bar, a Suecia junto a una delegación para coordinar la seguridad de la delegación israelí ante el temor de ataques.