Morales Solá, periodista argentino: "Milei es el producto del fracaso de la dirigencia política clásica"
El también escritor observa luces y sombras en la actual administración. Si bien cree que está rindiendo en economía, no considera lo mismo en materia de relaciones exteriores y en las formas en que se refiere a la oposición.
20 junio, 2024 02:18El periodismo ha sido su vocación desde muy temprana edad. A los 16 años tuvo su estreno en los medios cuando ingreso al periódico La Gaceta de Tucumán, ciudad en la que nació. Poco tiempo después, en 1975, Clarín, uno de los diarios más importantes de su país, Argentina, lo llamó para que asuma la prosecretaría de la sección Política. Fue ahí donde comenzó a consolidarse en el rubro, siendo durante 12 años segundo jefe de Redacción y autor de un artículo de opinión dominical. Desde allí en adelante sus ganas de cubrir la actualidad no cesaron, sino que se fueron acrecentando con el paso del tiempo. Fiel buscador de la verdad, ha escrito una serie de libros y ha sido condecorado en el mundo en no pocas ocasiones.
Joaquín Morales Solá (1950) es un hombre que transmite seriedad y al mismo tiempo simpatía. Responde a cada una de las preguntas con soltura y mirada analítica y no se acompleja al momento de rescatar, tanto lo positivo del actual presidente, Javier Milei, como aquellas cosas en las que no está de acuerdo. Una de ellas, su estilo. "No se puede hacer política desde la presidencia insultando y difamando". Pese a eso, cree que el mandatario está haciendo en economía lo que sus antecesores "no se animaron a hacer".
La conversación se da en un momento de especial tensión en Argentina. Recién la semana pasada se aprobó en el Senado la Ley de Bases, el primer proyecto aprobado por el gobierno en lo que va de Legislatura y quizás el más importante de toda la administración. También se da a pocos días de una nueva visita de Milei a España. Esta vez, para recibir un premio del Instituto Juan de Mariana por su "defensa de las ideas de la libertad". Al igual que en su visita anterior, todo indica que no se reunirá con el presidente Pedro Sánchez, ni tampoco con el Rey Felipe XI.
A su oficio como periodista se le añade el de escritor. Tal como en la entrevista, Morales Solá ha dedicado su vida a fiscalizar a gobiernos de distinto tinte político. Lo ha hecho a través de sus columnas semanales, así como también en varios de sus libros. Entre ellos: 'Asalto a la Ilusión. Historia secreta del poder en Argentina desde 1983'; 'El sueño eterno', donde hace un análisis del gobierno de Fernando de la Rúa (1999-2001); y 'Los Kirchner. La política de la desmesura'.
P.– El presidente Javier Milei consiguió su primera gran victoria con la aprobación de su proyecto más importante, la Ley de Bases. En paralelo, sin embargo, materias importantes como el Impuesto a la Ganancia fueron desestimadas por los senadores. ¿Cómo lo ves?
R.– Lo primero es ver cómo arrancó esta ley y el modo en que terminó. Tenía más de 600 artículos en enero y concluyó con 232, después de una larga negociación entre el gobierno y la oposición. Lo importante, después de todo, es que fue aprobada. Pero más importante aún es que no fue rechazada, porque de haber sido así la consecuencia habría sido una crisis política muy grande. Se hubiese notado en las filas del gobierno una debilidad enorme.
P.– La aprobación se consiguió, además, disponiendo de una evidente minoría parlamentaria...
R.– Todos sabemos que el presidente Milei tiene una debilidad parlamentaria muy fuerte. Dispone sólo de un 10% en el Senado y de un 15% en la Cámara de los Diputados. Pese a todo, ha conseguido que la mayoría de los senadores voten en general a favor. Eso está muy bien. Consiguió que avanzaran la mayoría de los artículos y aquellos que no, tiene la opción de insistir con los diputados en una nueva instancia. Todo estoy es muy importante simbólicamente por dos razones. Primero, porque le demuestra a los mercados, a la economía, a la política y a la sociedad en su conjunto, que aún con esa debilidad parlamentaria está en condiciones de aprobar una ley. Es la primera ley que el presidente saca en el Congreso en seis meses, poco después de que haya cumplido el primer semestre de su mandato. Se evitó, ante todo, una crisis de una profundidad enorme al no ser rechazada.
P.– Es simbólico también, al tratarse de mucho más que una ley, ¿no? Es un 'mega proyecto', quizás el más importante de su administración.
R.– Sí, aunque es importante para el presidente Milei que se reimponga la parte impositiva, porque eso le va a permitir sacar todas las restricciones que hay a la compra de dólares. Esto tiene una importancia significativa en el tema de las inversiones, porque nadie invierte, ni siquiera los empresarios argentinos traen dólares para invertir si después no pueden comprar dólares y hacer con los dólares lo que quieran. Milei tiene facultades delegadas para que en los próximos meses haga las cosas que necesita hacer sin aprobación parlamentaria.
P.– ¿Qué es lo que más rescatas de esta victoria legislativa?
R.– Lo que sucedió recién habla de cómo sería el futuro de Argentina más allá del escenario en el que asumió Milei, donde lo urgente era frenar la inflación para que no llegara a una híper inflación. Y también, la otra prioridad al inicio del mandato, era restablecer las reservas del Banco Central, que no habían, que eran inexistentes. Esas cosas se han ido resolviendo, pero falta todavía decirle a los argentinos cómo sigue la trama. Venimos en una economía en recesión hace cinco años. Lo que hizo Milei fue frenar la inflación en niveles muy altos para cualquier país serio del mundo y la bajó de más del 20% a menos de un 5% mensual. Esto se hizo a cambio de mantener la recesión, porque bajar los niveles de inflación según estaban con una economía en crecimiento era casi imposible. Ahora, esta ley, de alguna medida, le está señalando a los argentinos cómo puede ser un futuro con crecimiento.
P.– ¿Cómo describirías el ambiente actual en la sociedad argentina?
R.– Existe un clima de esperanza y, por otro lado, un grado de sufrimiento social muy importante. Al liberarse la economía y los precios, muchos productos han aumentado. Han aumentado servicios públicos, como la luz, el agua y el gas, que antes eran prácticamente gratuitos. La actual administración los está llevando a niveles internacionales y eso implica un gran aumento. La gente está sufriendo, sobre todo la clase media está sufriendo. La clase baja tiene subvenciones y ayudas. La clase media, en tanto, se maneja con los ingresos fijos que tiene y con los aumentos que puede conseguir de sus ingresos, que no son muchos.
P. Con respecto a ese sufrimiento que mencionas, pudimos observar que a la par de la aprobación de la Ley Bases, hubo manifestaciones con graves hechos de violencia en las afueras del Congreso. ¿Hay una oposición de la 'calle' hacia las políticas de Milei?
R.– No creo que nadie entregue la vida por una Ley de Bases. Las que mencionas son manifestaciones políticas de una violencia enorme. En una pieza que se me publicó en La Nación, digo que no puede ser casualidad que en los últimos veinte años, los únicos dos gobiernos que tuvieron manifestaciones de esa magnitud de violencia en la Plaza del Congreso, hayan sido los dos únicos no peronistas que hubo en los últimos 20 años. El de Mauricio Macri en diciembre de 2017 y el de Javier Milei ahora el miércoles pasado. Es el 'Kirchnerismo' el que está con dos objetivos. El primero era parar ese día la Ley Bases y el segundo, que lo sigue teniendo, es terminar cuánto antes con el gobierno de Milei. Desestabilizar al gobierno hasta el punto de que el presidente tenga que renunciar.
P.– Y sobre la negativa de la mitad de los senadores al proyecto, ¿qué observación tiene?
R.– Sobre eso existe un dato muy curioso. Parte de los senadores que votaron en contra son senadores que vienen de provincias gobernadas por gobernadores peronistas. Y votaron en contra del artículo del Impuesto a la Ganancia, que existe en todo el mundo como impuesto a los ingresos. Las provincias hubiesen recibido parte del Impuesto a la Ganancia y los senadores de provincias gobernadas por peronistas votaron, finalmente, en contra del bolsillo de sus provincias. Esto nos lleva a la conclusión de que a ellos no les está importando ahora la administración de sus provincias, sino el proyecto común del peronismo y el 'kirchnerismo' de terminar cuánto antes con el gobierno del presidente Milei.
"El 'kirchnerismo' tiene como objetivo desestabilizar al gobierno y obligar a Milei a renunciar"
P.– El presidente Milei defiende la tesis de que es la 'casta' política la que habría estado impidiendo el progreso de Argentina en las últimas décadas. ¿Estás de acuerdo? ¿Le ves matices a esa mirada?
R.– Estoy en desacuerdo con el estilo del presidente. No se puede hacer política desde la presidencia insultando, difamando, mucho más cuando se le hace a quienes al día siguiente les va a pedir un favor, tal como ocurrió en el parlamento: "Casta inmunda", "degenerados fiscales". Después estuvo pidiéndole voto por voto a la oposición. Pasó con China cuando les llamó "comunistas" y ahora se comprometió a visitar al presidente chino en agradecimiento de la prórroga de un crédito de 5 mil millones de dólares. Con ese estilo no estoy de acuerdo.
P.– ¿Y sobre el fondo de su diagnóstico?
R.– El presidente es un hombre muy entusiasmado con la economía, con muchas indiferencias institucionales hacia las formas, que son parte de la democracia. Pero yendo al fondo de la pregunta, el país tiene una necesidad según las encuestas, de cambio drástico con respecto a lo que vivió antes de Milei, que supera a Milei. El 80% de los ciudadanos argentinos dicen no querer saber nada con lo que sucedió antes de Milei, no quieren que eso se repita. Frente a ese 80%, poco más del 50% apoyan a Milei, es decir, la vocación de cambio drástico que exige la población de Argentina supera con creces al actual mandatario.
Creo que Milei es el factor de un fracaso de la dirigencia política clásica. La sociedad no se equivoca. Se cumplieron en diciembre del año pasado 40 años de democracia, y la verdad es que la democracia ha dejado asignaturas pendientes muy importantes. Estamos cercanos a un 50% de pobreza, la desocupación real debe estar en torno a un 15%. Por supuesto que Felipe González me diría, "la democracia no sirve para hacer esas cosas, la democracia es para elegir a un gobierno y cambiarlo cuando es malo". Y tiene razón. Pero el resultado de 40 años de democracia es que ningún gobierno democrático ha sido lo suficientemente eficaz para impedir que Argentina entrara en un tobogán de tanta decadencia social.
P.– Sobre las formas que usted menciona, ¿existe también un abandono de la política de parte del jefe de Estado? Se posiciona con fuerza en la economía, pero pareciera que deja al margen otras materias que también son indispensables en una democracia.
R.– Milei es un político incorrecto, nada contra la corriente del mundo y ha hecho cosas preocupantes. Por ejemplo, proponer para la Corte Suprema de Justicia, por encima de la independencia del organismo, a un nombre muy cuestionado en su honorabilidad. En esas cosas no puedo estar de acuerdo y así como yo hay mucha gente que tampoco lo está. Y no sé si al presidente Milei le importa honestamente.
Su hábito es entusiasmarse mucho en sus conversaciones con sus amigos economistas, puede estar 4-5 horas. Pero cuando le hablan de política exterior o de política institucional comienza a bostezar a los 10 minutos. Ahora nombró como jefe de gabinete a un hombre de experiencia política, como Guillermo Francos. Él tiene muy buena relación con la política y está equilibrando un poco la nave del Estado, sino el Estado estaría sólo enfocado a la economía olvidando los aspectos institucionales.
P.– ¿Por qué parte importante de la ciudadanía cree en un liderazgo como el suyo?
R.– La gente lo sigue porque Milei habla con bronca. Expresa la bronca que tiene la sociedad con respecto de la política. A mí no me pueden hacer creer que los jóvenes de posiciones muy humildes, que casi no han terminado el secundario, puedan fascinarse cuando lo ven gritando y defendiendo la Escuela Austriaca de la Economía. Lo hacen por la forma, por hablar con la bronca que ellos tienen. Esto le sirve para su electorado, pero por otro lado le crea enemigos en todos lados. Enemigos en el Congreso, en la política interna, en el exterior. Estuvo ahora en una reunión del G7 con el presidente, Lula de Brasil, y con suerte se saludaron, y Brasil es el principal socio comercial de Argentina, sobre todo es el mayor destino de las exportaciones industriales de Argentina, que es el sector de la economía que más empleo produce. Sin embargo, lo trata de "corrupto" y "comunista" y Lula queda con rencor.
En lo económico está haciendo cosas que el país necesitaba. Argentina no podía seguir emitiendo dinero falsamente, no podía seguir teniendo la inflación que tenía, porque íbamos camino a una híper inflación. No podía seguir regalando los servicios públicos, como la electricidad, el gas y el agua. No podía, porque eso nos llevaba a una crisis terminal. Está haciendo en la economía muchas cosas que tenía que hacer y que ningún presidente se animó a hacerlo tan de golpe como lo hizo él. Ni siquiera Macri, que optó por una política parecida, pero gradual. En eso no se equivoca.
P.– Ya que entró en terreno internacional, ¿qué opinión le merece lo que hizo en su visita a España? Primero, se limitó a asistir a un evento afín a sus ideas ideológicas y no se reunió ni con el presidente, ni con el Rey. Segundo, calificó de "corruputa" a la mujer de Pedro Sánchez, cuando se trataba de una denuncia, al menos en ese entonces, de sólo un medio de comunicación.
R.– El presidente cometió el error de un gran maleducado cuando va a España y no sólo no ve al jefe de gobierno, ni al jefe del Estado, sino que trata de "corrupta" a la esposa del presidente por una denuncia, que en ese momento era sólo periodística y recién comenzaba a tramitarse en la justicia. Fue un maleducado. Otra cosa es la que hace Sánchez, quien se tomó cinco días de reflexión por una denuncia como esa. Eso me pareció también absurdo en una autoridad de esa estatura. Debió aclarar qué hizo su mujer, qué no hizo. Pero esas son cosas corresponden a la política interna española, en donde Milei como jefe de Estado de otro país no debió meterse nunca. Hace lo mismo en Estados Unidos cuando va a reuniones de derecha y está Trump, a quien no sólo saluda, sino que le dice "ojalá que seas el próximo presidente de Estados Unidos". Eso lo hace mientras el presidente actual, Joe Biden, es un hombre al que necesita pedirle favores, porque EEUU tiene una influencia importante en el Fondo Monetario Internacional (FMI). No puede meterse en cuestiones internas de otros países y mucho menos agrediendo e insultando.
P.– ¿Esa actitud responde a una inmadurez política, a su carisma, a meras impulsividades propias de su personaje...?
R.– Es una forma de ser que él tiene, es su carácter. Se le podrá moderar, pero no se le va a poder cambiar. Los amigos de él me dicen "siempre ha sido así". Es muy difícil. Ese estilo, esa forma, le vino bien con el electorado argentino. Descubrió la bronca de él que era la bronca de Argentina, pero eso llevado al plano internacional es nefasto para el país, aun cuando las líneas básicas internacionales de Milei sean las correctas viniendo del kirchnerismo que nos había atado a Maduro, Ortega, los Castro, Irán y a Putin y que lo sigue haciendo hasta hoy.
P.– ¿Qué piensa sobre la posición que ha tomado con respecto al conflicto en Gaza? Uno observa a un país vecino como Chile, más bien jugado por la causa de Palestina. Él, en cambio, ha decidido mantener un apoyo cerrado a la ofensiva de Israel.
R.– No nos olvidemos que Argentina tiene dos de los más grandes atentados en contra de la comunidad judía, que se registraron desde el holocausto hasta la actualidad. Además, hay una de las comunidades judías más importantes del mundo. Hay una solidaridad con el pueblo judío y con Israel y en eso Milei no camina a "contra mano". Pese a lo anterior, no está bien lo que hizo hace poco. Había una reunión con los embajadores de los países árabes, que eran en torno a 20, en una mezquita muy importante en Buenos Aires. Y cuando iba en camino en el coche, se percata que en la delegación árabe estaba también el encargado de negocios de la autoridad palestina. En ese mismo momento ordena a su conductor a que el coche vuelva a la casa de gobierno. En esto no puedo estar de acuerdo. Los países árabes son países importantes, con los cuales Argentina puede hacer muy buenos negocios en materia internacional. No puede englobar a todos los países árabes en una misma situación.
P.– ¿No se le recrimina entonces una insensibilidad hacia la comunidad palestina? ¿Hacia las miles de víctimas que ha dejado el conflicto?
R.– Creo que la posición de él en torno a Israel no es una posición antipática hacia el pueblo palestino ni mucho menos. Acá tenemos muy frescos los atentados, son cercanos en el tiempo, están en la memoria de los argentinos, hubo muchos muertos. Hace menos de diez años, el fiscal que investigaba el atentado a la AMIA, fue hallado fallecido. La justicia sostiene que fue asesinado. Hay una situación con una comunidad muy influyente que no hace antipática la postura del presidente.