Daniel Fried, uno de los hombres más influyentes de la política exterior de EEUU.

Daniel Fried, uno de los hombres más influyentes de la política exterior de EEUU. Reuters

Mundo ENTREVISTA

Daniel Fried, asesor de Clinton y Bush: "Hay que defender cada centímetro de la OTAN"

Daniel Fried, arquitecto de las relaciones de EEUU con Rusia y Europa tras el colapso de la URSS, pide más presión sobre Putin y elogia la España de Aznar.

28 junio, 2022 03:03

¿Cuántos americanos conocen las pasiones y los estragos del alma imperial de Rusia como Daniel Fried (Nueva York, 1952)? ¿Y el reloj ciertamente congelado del Kremlin, desde el 89 o el 92, o las raíces del orgullo herido en el homo sovieticus? Se cuentan con los dedos de una mano, sin necesidad de la segunda ni de exclusión de varios presidentes.

La prudencia obliga a omitir cuáles. Pero Daniel Fried sirvió al más alto nivel a su país, los Estados Unidos de América, durante cuarenta años que configuraron este continente llamado Europa. Fue el máximo responsable de las relaciones con Bruselas y Moscú en la administración del demócrata Bill Clinton y en la del republicano George W. Bush, y habla desde la experiencia cuando analiza la versión revanchista de Vladímir Putin, refrendada en Georgia, en Siria, en Ucrania.

Fue el arquitecto de la ampliación de la OTAN en Europa del Este, el hombre que tendió la mano a Polonia, República Checa o Hungría. Fue el director del Consejo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos. Cualquier cosa. Participó con entusiasmo en las conversaciones que pretendían hacer de Rusia un aliado exterior de la OTAN, un aliado de los aliados, y en la transformación esforzada de Polonia, donde fue embajador, del comunismo a la democracia.

Redactó las sanciones de Estados Unidos a Rusia, como respuesta a la anexión de Crimea, y recibió de Barack Obama el encargo imposible de cerrar Guantánamo. Es miembro distinguido de la familia Weiser en el influyente Atlantic Council. Se casó con Olga, tuvieron hijas y le dieron nietos. Y sigue creyendo que Rusia será, más pronto que tarde, una democracia europea.

Daniel Fried, en su visita de 2008 a la región georgiana de Osetia del Sur, disputada por Rusia.

Daniel Fried, en su visita de 2008 a la región georgiana de Osetia del Sur, disputada por Rusia. Reuters

¿Vio venir la invasión rusa a gran escala de Ucrania?

En realidad, la Administración Biden ya aseguraba, en enero y febrero, que la guerra estaba en camino. Estaban convencidos. El tiempo les dio la razón. Yo no estaba tan seguro, pero te engañaría si te dijera que me sorprendió. Estaba claro que Putin preparaba algo. Imaginaba que podría acometer un ataque limitado al Donbás. No creía que tratara de conquistar el país entero porque veía a Rusia sin capacidad para hacerlo. Queda probado que fue una decisión estúpida.

Y Putin rectificó.

Es evidente que Putin trató de conquistar militarmente Ucrania o de forzar un cambio de gobierno para garantizarse el control efectivo del país. Parece que, al menos en la primera ronda, ha perdido. Pero es probable que, en adelante, trate de obtener algunas victorias territoriales para luego reagrupar tropas durante unos años, mientras prepara el siguiente asalto. Sería algo parecido a lo que hizo tras la invasión de 2014, cuando firmó los Acuerdos de Minsk sin tomárselos muy en serio, sin implantarlos de buena fe.

Pero ya hay quien anima a retomar las negociaciones…

Lo que temen los ucranianos es que los europeos, o algunos países europeos, ejerzan presión para que rindan algunos territorios, y de hacerlo únicamente a cambio de la paz. Esa paz no sería una paz verdadera. Sería, simplemente, una pausa que Putin aprovecharía para reagrupar tropas. Desde luego, la situación actual no es sencilla. Pero es mucho más amable que la pretendida originalmente por Putin, cuando pensaba seriamente que Ucrania colapsaría en un par de días. Sus acciones delatan que estaba convencido de que podía conseguirlo. Pero Ucrania está resistiendo y tiene opciones de éxito.

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Rusia ha puesto una nueva carta sobre la mesa: la hambruna. ¿Escuchó a Margarita Simonián?

La retórica oficial rusa es entusiastamente fascista. Glorifica la violencia y la guerra. Están encantados de emplear el hambre como arma de guerra. Simonián estaba radiante, entre risas. Lo ve como algo útil y divertido. Y el propio Putin ha hablado de esta guerra como una conquista imperial. Ya basta de fingir que nada de esto tiene algo que ver con la voluntad de Ucrania de entrar en la Unión Europea o con la ampliación de la OTAN. No tiene sentido.

Evocó a Pedro el Grande.

Efectivamente, sí. Se identificó con Pedro el Grande, clamando que no estaba arrebatándole a nadie su tierra, sino recuperándola para quien le pertenece. Es decir, Rusia. Dejémonos de tonterías. Occidente no tiene ninguna culpa de esta guerra. Ninguna. Es una conquista imperial. Puede que sea el siglo XXI para España y para Estados Unidos. Pero, para Putin, es el siglo XVIII o XIX y las conquistas imperiales están justificadas.

"No estoy en contra de una buena relación con Rusia, pero es imposible con esta Rusia"

¿Cree que persiguen un Holodomor internacional?

No es que lo crea. Ya escuchaste a Simonián: la hambruna sería positiva para la política exterior de Rusia. Lo que significa que, para ellos, las vidas en Oriente Medio y África que dependen del grano ucraniano son meros instrumentos al servicio de los intereses y la ambición de Rusia. Es un sello de calidad del fascismo, y me temo que también del comunismo, considerar que las personas son unidades sacrificables al servicio del Gran Estado. No es la visión de Occidente, desde luego. Pero sí la del putinismo. Y quienes creen que deberíamos incrementar los esfuerzos para mejorar las relaciones con la Rusia de Putin, en vistas al futuro, son ciegos. Deliberadamente ciegos o ignorantemente ciegos. No estoy en contra de una buena relación con Rusia, insisto. Pero es imposible con esta Rusia.

Precisamente los intereses comerciales compartidos con Putin le sirvieron de paraguas.

Claro, pero estás siendo demasiado cortés. Era la visión de Alemania. Pensaban que la interdependencia estabilizaría las relaciones. No negaré las virtudes de esta perspectiva, pero son fundamentalmente teóricas y desde luego no son aplicables a la Rusia de Putin. Salta a la vista. Y esto ni siquiera admite debate. Fíjate. ¿Qué están haciendo los rusos con la energía?

Cortar los suministros.

Efectivamente. Están cortando los suministros a la Unión Europea y disfrutan haciéndolo. Quieren presionar a Europa, de manera que sea incapaz de llenar sus reservas de gas antes de invierno. Los rusos están usando la comida y la energía como chantaje. Y algunos ya venían advirtiéndolo. Los bálticos. Los polacos. Muchos americanos.

No afectará a todos los países por igual.

Francia tiene una política energética muy inteligente, basada en la nuclear. Polonia se ha desconectado con eficacia del gas ruso. Es una buena decisión, bien ejecutada, con una sólida estrategia de fondo. Alemania está en shock. Ha descubierto que sus suposiciones sobre Rusia estaban completamente injustificadas. Acertadas en la teoría. Equivocadas en la práctica.

Alemania no es el único país que se equivocó con Putin.

Sí, todos cometimos errores. También Estados Unidos. No quiero ser específicamente crítico con los alemanes. Pero unos se equivocaron más que otros. Esto lo sabes bien. Los bálticos y los polacos llevan advirtiéndonos sobre Putin durante años, y los acusaron por ello de rusófobos, paranoicos u obsesivos con su propia historia. Pero el tiempo les ha dado la razón. Sí, yo mismo fui excesivamente optimista con Putin en sus primeros años. No, no hay que apuntar con el dedo a nadie, ni decir que Alemania y Francia tienen la culpa. Pero reconozcamos, al menos, los errores cometidos para extraer las conclusiones adecuadas. Ojalá los líderes occidentales avancen en la estrategia de contención de Putin y ayuden a Ucrania sin carga de culpa y sin pesar.

Es un buen momento.

La cumbre de la OTAN empieza, y ya pasó la del G7. Es una tarea que no admite demoras y que corresponde a Europa. Te diré que soy un gran admirador de la Unión Europea…

¿En qué sentido?

La Unión Europea es genial. Especialmente si consideramos las alternativas que ofreció el siglo XX. Pero ha llegado la hora de la UE reaccione. Ha comenzado a hacerlo. Ha tomado buenas decisiones, como el embargo de casi todo el petróleo ruso. Pero es necesario que vaya más allá para que Rusia no compense el déficit vendiéndolo a China e India para que estos lo reexporten.

Dijo antes que fue excesivamente optimista sobre Putin. Entiendo que le ha sorprendido su evolución desde que lo conoció.

Digamos que Putin ha resucitado las peores tradiciones históricas de Rusia. No lo hizo cuando llegó al Kremlin. Entonces se presentó de una manera muy distinta. Pero ahora parece instalado en una extraña mezcla de desagradable ideología reaccionaria zarista, propia del Imperio ruso, y de ideología de extrema derecha, medio mística, medio fascista, que asume para Rusia una misión especial que debe acometer.

Suena familiar.

En realidad, es la versión rusa del fascismo y del ultranacionalismo que vimos en países europeos en el siglo XX. No es nuevo, no. Pero lo aterrador es que ocurra ahora, cuando conocemos los resultamos de esta ideología extremista. Putin cree que la soberanía de Rusia alcanza a sus vecinos, que una esfera de influencia significa una esfera de dominación y que Ucrania no debe existir como nación. Putin ha llegado a esa conclusión, pero ¿podría haber sido de otra manera?

"España es un ejemplo inspirador. ¿Será Rusia capaz de imitarlo? Yo creo que sí"

¿Usted qué opina?

No tengo respuesta posible. Lo que sí sé es que Estados Unidos y Europa tendieron la mano a Rusia en 1991. No la aislamos. No la castigamos. No impusimos sanciones ni reparaciones, a diferencia de lo que hicimos con Alemania con el Tratado de Versalles. ¡Le tendimos la mano a Rusia! Lo intentamos. Pero la condición de Rusia para llevarse bien con Occidente es que se le conceda barra libre para la represión interna y el sometimiento de sus vecinos. Y ningún líder occidental, con la posible excepción de Donald Trump, estaba dispuesto a aceptarlo. Putin ha tomado una decisión: conducir a Rusia por la oscura carretera de la autocracia y el nacionalismo. Ojalá no fuera así, pero es lo que hay.

¿Conserva la esperanza de que Rusia se convierta, algún día, en una democracia capaz de vivir en armonía con sus vecinos?

Hay mucha gente, académicos y buenos conocedores del país, que sostiene que Rusia jamás será una democracia. Que nunca será una nación europea. Que nunca vivirá en paz consigo misma y con sus vecinos. Muchos comparten esta perspectiva, pero yo no soy uno de ellos. No creo que Rusia esté más condenada a mantener sus peores tradiciones de lo que estaba Alemania. También en su día dijeron que Alemania nunca sería una democracia. O la propia España. ¿No es así?

Alemania y España evolucionaron, sí.

También España necesitó su propio proceso para alejarse de sus peores tradiciones y aproximarse a metas más elevadas. España siguió su propio rumbo hasta descubrir que su futuro debía estar en Europa. España es un ejemplo inspirador. ¿Será Rusia capaz de imitarlo? Yo creo que sí. El colapso de la Unión Soviética fue un trauma para el país. No se concibió como una liberación del comunismo, sino como el hundimiento de un imperio. Y no estoy seguro de que comprendamos la profundidad de ese trauma. Pero la respuesta a ese trauma, por supuesto, no tiene que ser permitirles que construyan un imperio de nuevo.

No es la única nación que ha perdido un imperio.

Tienen que hacerse a la idea, sí. Tampoco fue fácil para Francia perder Argelia. Todos tenemos que espantar las peores ideas y los peores fantasmas de nuestro pasado. Estados Unidos ha lidiado, y todavía lidia, con lo peor de su legado, que es el racismo y la esclavitud. Rusia puede mejorar. Hay disidentes democráticos que están dispuestos a jugarse la vida por ello, como Vladímir Kará-Murzá, que está en prisión. Volvió a Rusia asumiendo los riesgos. Él mismo me dijo que cree en un futuro democrático para su país y que hará todo lo posible para conseguirlo. Rusia puede mejorar, pero no bajo este liderazgo.

"Es posible que haya un cambio de poder en Rusia que estabilice las relaciones con Occidente"

¿No teme que, si se marcha Putin, alguien peor ocupe su lugar?

Conozco esa teoría. No la comparto. Hace muchos años, cuando vivía en Moscú, Brézhnev estaba en el poder. Dijeron que, después de él, vendría alguien peor. Pero no tardó en llegar Gorbachov. De modo que no creo que los cambios vayan a ser necesariamente a peor. Claro que puede ocurrir, pero debo decir que lo que tenemos ahora ya es bastante malo. Puede surgir un nuevo liderazgo que crea que Putin ha empujado Rusia al aislamiento, la confrontación y la pobreza. Puede triunfar un ataque a Putin nacido desde el patriotismo, desde el amor a Rusia, al margen de los llamados valores occidentales. A fin de cuentas, ¿en qué ha acertado Putin?

¿A qué se refiere?

Se opuso a la ampliación de la OTAN y ha provocado que también Suecia y Finlandia quieran entrar. En 2013, Ucrania era oficialmente neutral y tenía un presidente prorruso. Putin hizo saltar por los aires ese orden con su codicia y arrogancia. Putin es vulnerable. Es posible que haya un cambio de poder en Rusia que estabilice las relaciones con Occidente, como sucedió con Jruschov tras la muerte de Stalin. Incluso que llegue alguien dispuesto a introducir reformas muy profundas en el país. Rusia, sin serios cambios sistémicos, tiene un futuro muy oscuro por delante.

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¿Por qué?

En una generación, el petróleo y el gas que sustentan la economía rusa dejarán de ser relevantes. El mundo se aleja de los combustibles fósiles, y si no se desprende al 100% de ellos, lo hará significativamente. Es una desventaja para Rusia. Sin un Estado de derecho y un sistema normalizado de libre mercado, el empresariado ruso será incapaz de compensar el déficit. Rusia decaerá si no implanta reformas de calado. Por todo esto, en conjunto, veo posible que sustituya a Putin alguien capaz de restaurar la relación de Rusia con Occidente y con el mundo. De hecho, veo más probable que menos que alguien así sustituya a Putin.

Y yo que le preguntaba si conserva la esperanza.

Comprendo a quienes piensan lo contrario, pero no creo en el determinismo cultural. No creo que ningún país esté condenado a vivir eternamente siendo lo peor de uno mismo. Fíjate en el Sur de Estados Unidos, con una historia terrible de esclavitud, racismo, violencia, precariedad económica, todo de la mano. Los países pueden cambiar, y pueden hacerlo a mejor. El camino del progreso es un zigzag, no una marcha triunfal.

"Las posibilidades de que Putin inicie una guerra terrestre en Europa son altas"

Bien, pero ¿qué hacemos hasta entonces?

Más armas para Ucrania. Más inteligencia. Más sanciones y más presión para Rusia. Hay que empujar ahora. Hay que seguir. Mucho se juega en el campo de batalla. No sé si los ucranianos resistirán. Deben hacerlo. Es posible que lo hagan. Y en esa posibilidad reside nuestra responsabilidad. Tenemos la responsabilidad de ayudar a Ucrania a medir sus posibilidades razonables de éxito en el campo de batalla. Y por éxito no me refiero necesariamente a que expulsen al 100% de los rusos del Donbás o de Crimea, por más que nos guste esa idea, sino a frenar el avance de Rusia y recuperar una parte significativa del territorio. Situar a Ucrania en una posición más favorable y demostrarle a Putin que no puede acabar la guerra en los términos que desearía.

¿Y cómo conseguir que las sanciones sean más útiles, cuando Rusia está sustituyendo el mercado europeo por el asiático?

Las sanciones no son fáciles de aplicar. La Unión Europea ha tomado la decisión adecuada al reducir la mayor parte de las importaciones de petróleo ruso. Pero la UE, los Estados Unidos y el resto del G7 tienen que dar con la manera de evitar que Rusia compense su déficit de ingresos vendiendo el petróleo a otros países. Hay diferentes formas de hacerlo. Tenemos que encontrar tecnologías de nicho adicionales para impedir que vayan a Rusia, y así poner su economía bajo una mayor presión. Igual que ocurrió con la prohibición de chips con Estados Unidos. Deberíamos abordar el tema de los 300.000 millones de dólares en reservas de divisas rusas bloqueados, y encontrar el camino para usarlos en ayudas paraa Ucrania, dado que es Rusia quien ha comenzado esta guerra. Podemos hacer más. Tenemos que evitar que millones de ucranianos sean sometidos por los rusos. Sabemos lo que eso significa. Y no es bonito.

¿Teme que los ucranianos no sean los últimos?

Los países bálticos están verdaderamente preocupados de que Rusia, por ejemplo, lance un ataque repentino, ocupe una parte de su territorio y luego, sencillamente, decida mantenerse en el lugar. Que tome un pedazo del este de Letonia, del este de Estonia o que ataque Lituania. La OTAN tiene algunas tropas en el país. Los bálticos quieren que las fuerzas navales puedan defenderlos. La guerra de Ucrania ha demostrado que las posibilidades de que Putin inicie una guerra terrestre en Europa son altas, así que ese miedo está justificado. Pero, afortunadamente, la guerra de Ucrania también ha demostrado que se puede resistir al Ejército ruso.

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Y en estas llega la cumbre de Madrid.

La cumbre de la OTAN en Madrid necesita tomar decisiones sobre la defensa de los miembros. Como han dicho el presidente Biden y otros líderes de la Alianza, hay que defender cada centímetro, cada pulgada del territorio de la OTAN. Estuve en la cumbre de la OTAN de Madrid en 1997, donde tomamos la decisión de invitar a Polonia, Hungría y Chequia a la Alianza. Fue una decisión importante. Fue una decisión que terminó con la línea de la Guerra Fría y que impidió su extensión en la década de los 90. Esta cumbre de Madrid es importante por el contexto en el que nos encontramos, y espero que se construya sobre la base de este legado.

¿Tiene planes de venir a Madrid?

No, ya no tiene sentido. Ya no trabajo para el Gobierno de los Estados Unidos. Pero admiro el papel que está jugando España, comenzando en los noventa y los inicios de siglo. Trabajé codo con codo con el Gobierno español y la ministra de Exteriores, Ana Palacio. España era un socio entusiasta, activo y creativo de la Alianza y de Occidente. Un país guiado por un sentimiento de identidad europea y por una vocación de liderazgo. Me encantaba. Me parecía fantástico. Ojalá tenga la posibilidad de trabajar con España, de nuevo, en el futuro.