Al Thani, emir de Qatar: tiene invertidos 400.000M en 40 países y paga en tokens a sus futbolistas
El mandatario árabe prometió en la cena de gala que le ofreció Felipe VI invertir 4.700 millones en España mientras su PSG renovaba a Mbappé.
23 mayo, 2022 02:07Noticias relacionadas
En 1957, cuando el Real Madrid ganó su segunda Copa de Europa, murió el jeque Abdullah bin Jassim Al Thani, hijo del fundador de la dinastía que gobierna Qatar. El emirato tenía 47.384 habitantes (1960) y la familia real vivía cerca del mar en un edificio de dos plantas que recuerda a nuestras masías mediterráneas…
Esta semana, el actual emir, Tamin bin Hamad Al Thani, ha sido acogido con los máximos honores en Madrid y, en la cena de gala que le ofreció Felipe VI, prometió invertir 4.700 millones de euros en España. Eso fue el martes. El sábado, el brazo futbolero de Qatar, el PSG, renovó a su estrella Kylian Mbappé, al que esperaba el Real Madrid.
De la lisonja y la reverencia al denuesto y la amenaza de acciones legales, en cinco días. Cómo si lo uno o lo otro fuera afectar a quien tiene invertidos 400.000 millones de dólares en 40 países y posee además dos armas de poder blando, la información (Al Jazeera) y el fútbol.
Hoy, Qatar (11.586 km2, poco mayor que Murcia) tiene 2,7 millones de habitantes (menos que el municipio de Madrid) de los que se estima que sólo un 10% son nativos aunque las autoridades no revelan la cifra. Un Estado enano. Una potencia diplomática. Y un gigante económico.
Porque, mientras el Real Madrid acumulaba Copas de Europa en blanco y negro, en Qatar el aleteo de una mariposa, el gas, transformaba un país de nómadas y pescadores de perlas en un Estado riquísimo. Hoy es el quinto productor mundial de gas y dueño de la mayores reservas de esta materia prima, más preciada que nunca ahora que la invasión de Ucrania fuerza a Europa a pasar de su principal suministrador, Rusia.
Por cierto, el 19% de la petrolera rusa Rosneft está en manos de Qatar Investment Authority (QIA), el fondo soberano del emirato, el décimo mayor del mundo. La participación le costó más de 10.000 millones de euros. También es propietaria del 25% del aeropuerto de San Petersburgo.
Las inversiones en Reino Unido superan los 47.000 millones de euros. Es dueña del 20% de International Airlines, matriz de British Airways e Iberia, entre otras. También del 20% del aeropuerto de Heathrow y del 22% de la cadena de supermercados Sainsbury. Se dice que en Londres sus propiedades inmobiliarias superan a las de la Reina. Los rascacielos Shard y la torre HSBC son suyos. Los almacenes Harrod’s y el Hotel Savoy, también. Participa en las dos grandes expansiones de la ciudad, la Villa Olímpica y Canary Wharf, los antiguos muelles, sede de incontables firmas financieras. Los qatarís son dueños del 10% de la Bolsa (London Stock Exchange) y del 6% del Barclays Bank.
En Alemania, QIA ha invertido más de 20.000 millones tomando participaciones en Volkswagen, Deutsche Bank, Siemens o Hochtief. En Estados Unidos, los qatarís se han centrado sobre todo en el sector inmobiliario, con el 10% del Empire State como florón. En Italia poseen Valentino una importante firma de moda.
En España, la joya de la corona qatarí es el 8,6% de Iberdrola, aunque también tiene participaciones en Prisa, editora de El País, El Corte Inglés, y hoteles como el Interconinental de Madrid o el W de Barcelona. También han invertido en él fútbol español. Nada que deba inquietar a nuestros grandes: a través de Aspire Academy, han invertido en la Cultural y Deportiva Leonesa, según informó Francisco Carrión en El Independiente.
Qatar ha trabajado mucho para ser una potencia diplomática. Perejil de muchas salsas, la rama política de los talibán encontró refugio en su capital, Doha, en 2011. Fue allí donde negoció con la administración de Donald Trump la retirada americana de Afganistán. Una vela al diablo y otra al Tío Sam, Estados Unidos tiene en el emirato su mayor base militar de Oriente Próximo. Por el mini Estado pasaron el 40% de las personas evacuadas de Kabul, afganos u occidentales. El primer avión extranjero que aterrizó en Kabul desde que los talibán controlan el aeropuerto era qatarí.
Herramienta esencial del soft power es Al Jazeera, la mayor cadena de televisión del mundo árabe. El canal es la expresión informativa de esa voluntad de pesar en las relaciones internacionales. No vayan a creer que esto es desinteresado. Disponer de un medio de tal calibre ayuda a defenderse de poderosos vecinos como Arabia Saudí, con la que tuvo serios rifirrafes que llevaron al bloqueo de sus fronteras. Al-Jazeera tiene buena factura y contrató a muchos profesionales occidentales para su canal en inglés. La paga es buena siempre que sepas tener la boca cerrada: Reporteros Sin Fronteras sitúa a Qatar en el puesto 125 en su índice de libertad de prensa.
Qatar no es una democracia como España, aunque su emir, Tamar Ben Hamad al Thani sea algo más liberal que sus pares de la Península Arábiga y que los clérigos que controlan Irán. Fue él, quien siendo príncipe heredero, asistió a un almuerzo que cambiaría el curso de la historia del fútbol. Palacio del Elíseo, 23 de noviembre de 2010. El presidente de la República (y gran forofo del PSG), Nicolas Sarkozy reúne al jefe de la UEFA, Michel Platini, y al jeque qatarí...
Nueve días después, en Zúrich, Qatar es elegida sede del Mundial de 2022 gracias a que Platini y otros tres votantes europeos le dan su voto en lugar de apoyar la candidatura de Estados Unidos como habían anunciado. Todavía hoy, la Fiscalía Financiera de Francia tiene bajo su punto de mira a Platini, cuyo hijo Laurent fue contratado luego por una empresa qatarí.
Siete meses después del almuerzo en el Elíseo, Qatar Sports Investments, filial del fondo soberano del emirato, asesorada por Arsène Wenger, compra el PSG. Años después montará una cadena de televisión, asociada a la española Mediapro, con los derechos de la Ligue, aventura que terminó en un inmenso fiasco.
PSG y BEIN Media Group compartían un mismo presidente, Nasser al Khelaifi, 48 años. Éste también encabeza las federaciones qatarí y asiática de tenis (su deporte, en realidad) y es ministro sin cartera del emirato. Y a raíz de la crisis de la Superliga a la que tuvo la intuición de no sumarse preside la Asociación Europea de Clubs. Hace dos semanas pasó por Madrid con el proyecto de la nueva Liga de Campeones bajo el brazo.
Antes, el presidente del PSG y de BeIN había conseguido zafarse de la justicia suiza cuyo Tribunal Penal Federal le acusaba de "instigación agravada a administración desleal" por ceder una villa en la isla italiana de Cerdeña a Jérôme Valcke. Este francés, ex secretario general de la FIFA, acusado de administración desleal, había otorgado a Al Jazeera y BeIN los derechos para Oriente Próximo y África del Norte de los Mundiales de 2026 y 2030, un contrato de 480 millones de dólares… con la propina para él del uso exclusivo de Villa Bianca, comprada vía una sociedad interpuesta por cinco millones de euros. Poca broma, la fiscalía suiza pedía 28 meses de cárcel para el supuesto paganini y 36 para el número dos de la FIFA.
En su documento final, el tribunal afirmaba que "pese al veredicto penal de no culpable, ambos habían concluido un arreglo corrupto". Pero la FIFA prefirió retirar su demanda tras un acuerdo amistoso con Al Khelaifi y el asunto se cerró.
Así que las amenazas de La Liga de llevar las cuentas del PSG a los tribunales a raíz de la renovación del contrato de Mbappé, dudo que inquieten en París. Porque, además, el PSG está a la última en ingeniería financiera.
El Real Madrid tiene 13 Copas de Europa. El PSG, su propia moneda. Los trofeos del club que preside Florentino Pérez se pueden ver en el museo del equipo. Los $PSG Fan tokens son virtuales y están ligados a una criptomoneda, el chiliz, que funciona como el bitcoin, emitida por una start up con sede en Malta. La criptomoneda es "la última locura del deporte", según el muy serio Le Figaro.
Si a usted esto le parece una broma, sepa que Messi cobra parte de su salario (41 millones al año, primas aparte, según Le Parisien) en $PSG Fan tokens.
"Por primera vez en un fichaje de esta envergadura, Leo Messi ha recibido numerosos $PSG Fan tokens", hizo público el club, sacando pecho: "La integración de $PSG fan tokens en el paquete del jugador crea un lazo inmediato con la comunidad de millones de fans de todo el mundo. Esta iniciativa sitúa al PSG como una de las marcas deportivas más innovadoras del mundo e ilustra la inventiva permanente del club para diversificarse, optimizar sus fuentes de ingresos y continuar su desarrollo como marca mundial". Lo que nadie ha revelado es la cantidad concreta que percibió el exculé en tokens.
La 'moneda' del PSG esta alineada con el chiliz, una criptomoneda que funciona con una tecnología como el bitcoin. Su emisor es Socios.com, una start up propiedad de Mediarex, cuyo dueño es el lyonés Alexandre Dreyfus y cuya sede está en Malta, país de la Unión Europea con reputación de tener una regulación bancaria laxa.
El club parisino fue el primero en asociarse a la plataforma hace cuatro años. Juventus, Milán, Galatasaray, Barcelona, Roma, Manchester City, Arsenal y Atlético de Madrid se han sumado luego, según medios franceses.
¿Qué interés tiene Messi en cobrar en la 'moneda' del PSG? "El argentino podría esperar a que la cotización suba antes de transformarla en dinero contante y sonante para maximizar aún más sus ingresos" se respondía Le Monde. Como si fueran las stock options de cualquier directivo de empresa.
"Y para el club, permite pagar menos impuestos: en lugar del 45% que grava el impuesto de la renta, se aplica el 30% de plusvalía. Dando tokens, preservas tu tesorería", explicaba el economista, especializado en criptomoneda, Philippe Herlin en el vespertino parisino.
Los dueños del PSG, hasta ahora al menos, han coleccionado grandes estrellas del fútbol en el ocaso de sus carreras. Han sido generosos e imaginativos a la hora de retribuirlas. David Beckham colgó las botas en el Parque de los Príncipes. Nunca se sabrá lo que cobró el ex del United y del Real Madrid por aquella postrera temporada, pero sí el último negocio que les ha unido. En febrero de 2020 toda la prensa de Florida publicó que Qatar Airways iba a patrocinar la camiseta del Inter de Miami, el club de Beckham. A cambio de 180 millones de libras, (216 millones de euros) según el londinense The Sun.
La aerolínea qatarí es también patrocinador premiun del club parisino entre otras entidades del emirato que aportan cada una entre 5 y 10 millones de euros al año según fuentes del club citadas por Le Monde. Según las normas del fair play financiero de la UEFA, los ingresos de sociedades relacionadas con el propietario del club no deben superar el 30% de los patrocinios… Por eso en las camisetas del PSG se anuncia All.
¿All? ¿Qué es All? Es el programa de fidelización de Accor. Sexto grupo hotelero del mundo, sus marcas van del lujo de los Raffles al popular Ibis pasando por Sofitel, Novotel, Mercure ... En 2018 batió su record de beneficios (2.230 millones de euros). La cuantía del contrato de patrocinio al PSG no fue revelada pero se publicó la cifra de 50 ‘kilos’.
El presidente de Accor es Sébatian Bazin lo que entonces dio que hablar porque Bazin era el presidente europeo de Colony Capital, cuando este fondo vendió el PSG a Qatar Sport Investments (QSI) en mayo de 2011. Por cierto, Qatar es el primer accionista del Grupo Accor con un 10% del capital. Y Sarkozy está en el consejo de administración desde que fue derrotado en las primarias de la derecha de 2016.
Por eso no es de extrañar que Sarkozy haya hecho alguna gestión para que Mbappé siga en París. Se habla también de la intervención de su sucesor en el Elíseo, Emmanuel Macron. Este tiene una relación personal con el futbolista hasta el punto que llamó a su móvil en una intervención televisada en directo. Pretendía que fichara por el Olympique de Marsella, su equipo. Mbappé le siguió la broma, pero no ha apoyado su candidatura a la reelección, como sí han hecho Payet y Matuidi.
Que el delantero de Bondy, nacido en el arrabal parisino, siga en el PSG era esencial para los propietarios del club de cara al máximo objetivo de relaciones públicas del emirato, su Mundial. Que siga en la liga francesa, donde ha vuelto ser elegido mejor jugador y ha sido el pichichi y el mejor pasador, es beneficioso para el fútbol francés. Y, con la perspectiva de los Juegos Olímpicos de 2024, interesante para un joven ambicioso que quiere ganar todo, incluido el Balón de Oro.
Otra cosa es la Champions, trofeo que obsesiona a los qatarís de este PSG que colecciona Ligas pero que tiene una vitrina de trofeos internacionales raquítica. Con la Recopa del 96 criando telarañas. Lo que no quita para que el fútbol sea cuestión de Estado en Qatar.