Raquel Velasco, pediatra: "La teta es la gran olvidada de nuestro cuerpo"

Autoras de palabra con Rosa charla con la doctora Raquel Velasco, médico especialista en Pediatría con más de veinte años de experiencia y consultora internacional de lactancia materna. Ha publicado con editorial Planeta La lactancia materna, una guía práctica, realista y cercana para disfrutar de la lactancia durante todas sus etapas.

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Dar el pecho a tu recién nacido es algo innato, generacional, sabio, de la propia naturaleza. Todos los mamíferos saben cómo hacerlo, es instintivo. Así que, ¿de verdad necesito un libro para dar el pecho?

La doctora Velasco asegura que "tenemos muchos mitos y una idea de la lactancia materna que no se corresponde con la realidad".

La dificultad principal que se encuentra esta generación de mujeres, la nuestra, es que "ese aprendizaje de madre a hija, que siempre ha existido, se ha perdido por culpa de una moda en España, entre los años 60 y 70 donde se hizo creer que el uso del biberón era lo mejor para el bebé".

Y añade: "La lactancia debe ser algo placentero y eficaz que permita al bebé alimentarse sin problema y sin dificultad".

No hay que normalizar ni el dolor, ni tampoco las temidas grietas. Cuando eso ocurre hay un problema que no estamos detectando. "Luego está el tema emocional; tener un bebé tantas horas ahí enganchado al pecho, supone una sobrecarga, pero porque tú posiblemente, tengas otras expectativas", asegura.

"Darle de mamar cada tres horas es otra de las cosas que vienen heredadas por una medicina muy estricta en la que pretenden que los bebés tomen el biberón con horario, y que duerman en su cuna tan tranquilos, que no es así", confirma.

No hay ningún nivel científico que avale esa información.

La alimentación es a demanda. Los bebés que toman el pecho necesitan esa succión y ese contacto con su madre para muchas cosas más, además de para alimentarse, para dormirse, para calmarse.

Rosa Sánchez de la Vega.

El tamaño de la teta no importa

"Hay casos muy concretos en los que determinadas características del pecho nos hacen sospechar que puede haber algún problema. Pero en general, sea grande o pequeña no influye en la evolución de la lactancia", asegura la experta.

Y añade: "Nuestro cerebro es quien da las órdenes para que se libere prolactina y oxitocina, que son las hormonas encargadas para iniciar ese proceso. Cuando no nos sube la leche, o cuando creemos que no tenemos suficiente, pensamos que no estamos dando la orden correcta".

Si estamos en situaciones de estrés y preocupación por nuestra propia producción de leche, ese pensamiento sí que influye y hace que se disparen hormonas contrarias de la lactancia.

"Cuando un bebé nace, tiene que estar con su madre, todo lo que se pueda, y dejarle también que de forma espontánea se agarre al pecho y no desperdiciar el calostro. La primera leche que produce la glándula mamaria y con unas propiedades inmunológicas que son inimitables, de hecho, se llama, la primera vacuna", dice Raquel Velasco.

La teta, la gran olvidada de nuestro cuerpo

Es increíble cómo no se estudia en el colegio, ni en el instituto, incluso en la carrera.

"Yo no recuerdo haber estudiado la glándula mamaria. Siendo un órgano del que depende la supervivencia de nuestra especie" concluye Velasco.