Rosa Peñalver, la primera presidenta de la Asamblea de Murcia: "Pensarían que tenía mala hostia"
El Auditorio de El Batel de Cartagena acoge, este lunes, el primer homenaje que se dará a la labor de todos los presidentes del Parlamento autonómico.
6 junio, 2022 10:22Noticias relacionadas
Cuando Rosa Peñalver andaba con sus amigos haciendo pintadas contra la OTAN durante su juventud, ni por asomo se imaginaba que acabaría protagonizando una meritoria carrera política en el PSOE y que pasaría a la historia de la Región de Murcia como la primera mujer que rompería un techo de cristal en la Asamblea Regional, al situarse al frente de su presidencia. "Durante la etapa del Gobierno socialista yo estaba haciendo la revolución juvenil: me parecían unos socialdemócratas muy descafeinados", tal y como confiesa Rosa Peñalver, echando la vista atrás para repasar sus 'años mozos'.
Esta vecina de San Javier (1954) que fue diputada autonómica, responsable regional de Igualdad y directora general de Evaluación y Cooperación Territorial con el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, este lunes, volverá a hacer historia durante la gala que se celebrará en el Auditorio de El Batel en Cartagena. En este acto organizado con motivo del cuarenta aniversario del Estatuto de Autonomía de Murcia, se entregará una medalla a todos los presidentes que ha tenido la Asamblea Regional y Rosa Peñalver será la única mujer que reciba una distinción hasta ahora inédita, creada por el actual presidente del Hemiciclo, Alberto Castillo.
"Bienvenidas sean las flores antes del entierro, se lo agradezco al presidente Castillo porque otros parlamentos autonómicos tienen distinciones y el nuestro es muy austero en el tema de reconocimientos", subraya agradecida, ante el homenaje institucional que tendrá lugar este lunes, a partir de las 20.30 horas, con el objetivo de reconocer la labor de todos los expresidentes que han pasado por la Asamblea Regional: Carlos Collado Mena (1983-84), Manuel Tera Bueno (1984-1987), Miguel Navarro Molina, a título póstumo (1987-1993), José Plana Plana (1993-95), Francisco Celdrán Vidal (1995-2015) y Rosa Peñalver Pérez (2015-2019).
"Al final, la misión del presidente es coordinar, moderar y ser cuidadoso, porque el trabajo lo desarrollan los diputados con sus iniciativas y el Parlamento funciona con su 'maquinaria': funcionarios vocacionales y un gran servicio jurídico", según reflexiona la socialista Peñalver, cuyo nombramiento como presidenta del Hemiciclo autonómico será uno de los más recordados por tres circunstancias que lo rodearon.
La primera: su designación se cerró sobre la bocina, justo antes de la sesión del lunes 15 de junio de 2015, cuando se iba a constituir la Mesa de la Asamblea Regional de Murcia para su IX Legislatura. Una negociación entre PSOE (13 diputados), Podemos (6) y Cs (4) le arrebató al PP (22) la presidencia de la Cámara. El acuerdo escoció a los populares porque Ciudadanos les apoyó para mantenerse una legislatura más al frente del Palacio de San Esteban, sin entrar ningún miembro naranja dentro del Ejecutivo autonómico, y no se esperaban ese pacto en el Parlamento.
La segunda: el presidente accidental, Juan Guillamón, del Partido Popular, se refirió a Rosa Peñalver sin el sustantivo femenino de su cargo: "La presidente". Tal gesto machista provocó gritos desde la bancada del PSOE: "¡Presidenta!" Y el tercero: la socialista Peñalver pidió permiso a la mesa de edad para girar la Constitución hacia el público y mirar a la cara a los asistentes a la sesión, mientras prometía su cargo. Nadie había tomado posesión de la presidencia de la Asamblea Regional de esa manera. "No quiero votar de espaldas a la ciudadanía", tal y como espetó la presidenta del Hemiciclo, aquel 15 de junio, despertando los aplausos de los asistentes.
- ¿Qué es lo que no se ha contado sobre su designación para presidir el Parlamento autonómico?
- Rosa Peñalver: Yo no sabía que iba a ser la presidenta de la Asamblea Regional. La tarde de antes, el domingo 14 de junio, estaba viendo una de esas películas de las de perder el tiempo, cuando mi secretario general, Rafael González Tovar (PSOE), me llamó para decirme que estaban de negociaciones durante todo el fin de semana: 'Prepárate un discurso porque si llegamos a un acuerdo con los otros dos grupos [Podemos y Cs] serás la candidata a presidenta'. Me quedé estupefacta en el sofá de mi casa, no sabía qué camino tomar, tuve que calmarme, serenarme, y luego estuve hasta la medianoche preparando un discurso por si salía elegida.
El lunes 15 de junio, el día que se constituía el Parlamento, todavía seguían negociando PSOE, Podemos y Ciudadanos. Estaban de acuerdo en que hacían falta cambios en Murcia y consideraron que sería bueno que alguien ajeno al Gobierno regional estuviese al frente de la Asamblea, para que no quedase todo en manos de la derecha, como en las dos últimas décadas. El acuerdo no se adoptó hasta que llegó la hora del Pleno. Las cosas como son: había desconfianza entre los grupos y miedo a un 'tamayazo'. El cómputo de los votos fue tremendo: 22 a 23. El PP dijo que aquello no era válido porque ellos ganaron las elecciones y trataron de deslegitimar la votación.
- ¿Usted rompió el protocolo que reinaba en la investidura del presidente parlamentario?
- Cuando llegó la hora de tomar posesión de mi cargo, lo primero que me encontré fue que se hacía de espaldas a las 500 personas que había entre el público. Entonces, pedí permiso para girar la mesa con la Constitución porque quería dar la cara ante los ciudadanos desde el minuto uno, pero un ujier salió y la volvió a girar. De repente, un diputado se levantó y la volvió a mover. A la tercera vez que movimos la mesa, el ujier ya no salió más y pude prometer mi cargo mirando a la ciudadanía, sin repetir cosas que se hacían antiguas y en las que nadie caía. Yo tenía claro qué quería hacer con la Asamblea y cualquiera de mis gestos iba a empezar a transmitir cosas.
- ¿Qué sintió cuando el presidente accidental de la sesión, el popular Juan Guillamón, obvió el género del cargo institucional?
- Cuando terminó la sesión de investidura, Juan Guillamón dijo: 'Ya puede subir a ocupar su asiento la presidente del Parlamento regional, porque se puede decir la presidente, según la RAE'. Entonces, yo lo miré muy seriamente y le dije: 'Sí, es correcto según la RAE, pero a partir de ahora, usted, señoría, me llamará la presidenta porque también lo permite la RAE y así es un referente para las chicas'. Debieron pensar que tenía muy mala hostia, pero es que en aquel momento sentí que tenía que empezar a poner las cosas en su sitio porque era la primera presidenta de la Asamblea Regional y eso requería que me tratasen como correspondía a mi cargo.
Después de aquello, Juan me pidió disculpas y me confesó que estaba muy enfadado porque el viernes anterior a la sesión, el PP había celebrado que iban a tener el Parlamento autonómico y ya tenían elegido a un presidente. No voy a decir qué diputado era porque me da apuro.
- ¿Qué recuerda de su discurso aquel 15 de junio de 2015?
- Lo primero que resalté era que la Asamblea Regional se abría para convertirse en el 'Ágora' de toda la ciudadanía. Y eso es lo que hicimos porque al final de aquella legislatura, pasaron 30.000 personas por el Parlamento autonómico: asociaciones de vecinos, de amas de casa, sindicatos, ONG… para contar sus problemas y necesidades a todos los grupos parlamentarios.
- ¿Vivió algún otro desencuentro o anécdota en materia de género cuando accedió a la presidencia de la Asamblea Regional?
- Más que algún comentario, sufrí la invisibilidad por parte de los medios de comunicación porque a los actos públicos, por protocolo, siempre acudían el presidente de Murcia y el delegado del Gobierno. Entonces, los medios recogían que al acto había asistido el presidente, el delegado, y otras autoridades. Esa era yo: 'otra autoridad'. Cuando se normalizó la situación, tengo que decir que los medios me trataron fenomenal.
También recuerdo que durante los primeros días, un funcionario me preguntó qué hacíamos con la plaza de garaje porque estaba rotulada con la palabra presidente. Yo le contesté: 'Le pintamos una 'a' donde hay una 'e'. Además, en el Ejército, cuando me invitaron a los primeros actos me llamaban para preguntarme una duda que tenían: '¿Cómo ponemos en la invitación: presidenta y esposo?' Y yo les decía que eran unos antiguos que pusieran acompañante porque vale para todo (risas). Todo esto es un indicador de que feminizar la institución supuso un cambio.
- De todos los cargos que ha desempeñado en su carrera política: ¿Qué le ha aportado asumir la presidencia del Parlamento Autonómico de Murcia?
- Estoy muy agradecida porque aprendí mucho. Me he pasado la vida luchando por la igualdad entre hombres y mujeres y me dio la oportunidad, en ese marco concreto, no solo de romper un techo de cristal, sino de visibilizar que se pueden hacer las cosas de otra manera. Mi objetivo era que fuese una legislatura de acuerdos y consensos porque había cuatro grupos parlamentarios en la Asamblea Regional y ninguno tenía la mayoría.
Y lo logró porque el mandato 2015-2019 se recuerda como uno de los más importantes por los acuerdos adoptados: se introdujeron cambios en la ley electoral, como la eliminación de la circunscripción única y la reducción del 5% al 3% de votos, como el mínimo de sufragios necesarios para que un partido accediese a la Asamblea Regional; se suprimieron los aforamientos; se reformó el Estatuto de Autonomía...
"Fuimos capaces de aprobar leyes de gran calado", afirma Peñalver, al tiempo que recuerda las vicisitudes que vivió el Parlamento en su mandato: "Cuando arrancó la legislatura ningún grupo tenía mayoría absoluta, todas las cuestiones que llegaban a la Asamblea Regional requerían de acuerdos y muchas veces se dijo que sería la legislatura más corta de la historia porque el PP gobernaba en minoría, con el apoyo de Ciudadanos, y además hubo una moción de censura contra el presidente, Pedro Antonio Sánchez, por los casos de corrupción". De hecho, tuvo que dimitir siendo sustituido por Fernando López Miras. "Pese a todo, hubo acuerdos importantes".
- ¿De qué se siente más orgullosa de todo lo que aprobaron en el Hemiciclo regional durante su mandato?
- De la reforma del Estatuto de Autonomía porque había una comisión creada para ello desde 2005 y nunca se hacía. Era un asunto que saltaba de una legislatura a otra. Me empleé a fondo con la reforma y puse a la mitad del equipo jurídico con el texto. Como anécdota, le diré que para redactar los últimos párrafos del Estatuto, los cuatro grupos, con sus asesores y dos letradas de la Asamblea, se pasaron quince días en la cafetería negociando artículo a artículo, porque eso tenía que salir y no podían estar cada uno luchando por su 'parcelita'. Tengo que reconocer que los cuatros portavoces (PP, PSOE, Cs y Podemos) tenían altura de miras y facilitaban las cosas.
Lo que importaba era que los ciudadanos tuviesen nuevos derechos, que la Región de Murcia recibiese una financiación autonómica justa y que el Trasvase Tajo-Segura es irrenunciable. Aquella reforma del Estatuto introdujo la gratuidad de los libros de texto, medidas en defensa del Mar Menor, reconoció nuevos modelos de familia...
La otrora presidenta del Parlamento nunca se ha escondido a la hora de reivindicar cosas. Valga como ejemplo el característico sello que imprimía a sus discursos institucionales, metiendo siempre una coletilla en defensa del ecosistema de la albufera: 'Señorías, permítanme recordarles que se ocupen del Mar Menor'. También se dejaba ver en actos en favor de la laguna. "Es el mar de mis padres y de mi infancia: he crecido en su orilla", zanja esta licenciada en Geografía e Historia, con tres décadas de experiencia en las aulas de institutos de Molina de Segura, Bullas y La Unión.
- ¿Cómo dio el salto de la educación a la política?
- Rosa Peñalver: Dos años después de que el PP ganase las elecciones, vi el camino que estaba tomando la educación pública y fui a la agrupación que tenía el PSOE en el Barrio de San Basilio de Murcia donde yo estaba residiendo. Allí me di de alta, rellenando una ficha. Había un señor mayor al que le dije que si necesitaban ayuda me podían llamar porque redactaba bien. Y la verdad es que tardaron dos años en llamarme: se ve que no necesitaban mucha gente en ese momento (risas).
Corría el año 1997, cuando Rosa Peñalver, la chica que escribió pintadas contra leyes del PSOE y contra la OTAN, la docente de mente inquieta que conducía una Vespa Primavera, se hizo militante socialista. "Nadie me conocía en ese momento". Pero pronto se hizo un nombre en el partido con el cometido que le encargaron en 1999: "Elaboraba informes de asuntos de interés para los concejales del PSOE en el Ayuntamiento de Murcia, lo hacía a primera hora de la mañana, justo antes de irme al instituto a impartir clases de Técnicas de Comunicación y Sociales".
- ¿Qué prefiere: la docencia o la política?
- Rosa Peñalver: Siempre he estado en la docencia: es lo que me gusta y me motiva porque es mi vida. El aula es mi sitio natural. La política son etapas de la vida, creo que uno debe tener una profesión y luego dedicarse a la política, pero no ser político de profesión. Es mejor el profesional que accede a la política porque eso te da libertad y autonomía para afrontar esa etapa como una manera de ayudar a los demás. Yo no creo en el político profesional. La política, bien entendida, es generosidad.