El vicepresidente Pablo Iglesias, junto a las ministras Yolanda Díaz e Irene Montero.

El vicepresidente Pablo Iglesias, junto a las ministras Yolanda Díaz e Irene Montero. EFE

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El sacrificio de Irene Montero y el 'sorpasso' de Yolanda Díaz: sólo le queda pelear por la ley Trans

La ministra de Igualdad fue la primera en hablar de que la próxima candidata de Unidas Podemos tenía que ser una mujer, aunque muy pocos entonces miraban a otra posible opción que no fuera ella misma.

16 marzo, 2021 01:18

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Irene Montero ya se veía venir el sorpasso de Yolanda Díaz a la candidatura de Unidas Podemos a las próximas elecciones generales, aunque no estén ni convocadas. En las últimas celebradas, tanto el líder morado, Pablo Iglesias, como la hoy ministra de Igualdad, Irene Montero, coincidían en que tenía que ser una mujer la siguiente que encabezara un partido que cambió antes de nombre que de candidato.

Pocos entonces miraban hacia otro lado que no fuera el de la hoy ministra de Igualdad. Pocos enonces se imaginaban otra cabeza de cartel y menos la propia Irene Montero. De hecho, a finales de enero, en una entrevista en el programa de La 1, le preguntaban directamente si la actual ministra de Trabajo podría ser la próxima candidata de Unidas Podemos a la presidencia del Gobierno y ella ni siquiera quiso abrir el abanico.

La piropeó, que si era la mejor ministra, que si había sacado la mayoría de las leyes adelante, que si había negociado los ERTE, que si una trabajadora incansable... pero de ir más allá... "Eso lo tiene que decidir el conjunto del espacio político de Unidas Podemos".

Pues hasta en eso se ha equivocado Irene Montero. Parece que el que lo tenía que decidir era Pablo Iglesias, como hizo el pasado lunes. En el mismo vídeo donde explicaba su decisión de presentarse como candidato a la Comunidad de Madrid también apuntaba a que Yolanda Díaz tenía que ser vicepresidenta y la próxima candidata a presidir el Gobierno para el que trabaja. Él se va pero ya dice quien cree que debería ser su sucesora, iniciando un proceso que, eso sí, tendrá que ser ratificado por el partido.

"La gente de Podemos, la gente de Izquierda Unida, la gente de En Común Podem, la gente de izquierdas de este país, tenemos que animar y que apoyar a Yolanda para que, si así lo decide ella y si así lo quiere la militancia de nuestras organizaciones, sea la candidata de Unidas Podemos en las próximas elecciones generales y la primera mujer en ser presidenta del Gobierno de España". Adiós a los sueños de Irene Montero.

Lejos, muy lejos ha quedado cuando Irene Montero advertía con una sonrisa en la boca que "la próxima candidata de Unidas Podemos será una mujer". Acertó la ministra de Igualdad pero nunca pensó que siendo uno de los mayores apoyos de Pablo Iglesias, que asumió la portavocía del grupo y hasta el partido cuando su compañero se fue de baja maternal, se iba a quedar a las puertas de optar a ese honor.

Sin embargo no queda claro: ¿se trata de un sacrificio o un harakiri? Se puede decir muchas cosas de Pablo Iglesias pero no que no sabe manejar los tiempos y los órganos de su partido para conseguir sus objetivos, fueran cuales fuesen. Y ni siquiera lo ha intentado con Irene Montero y ha optado por una ministra que no está afiliada a la formación morada, sigue siendo de Izquierda Unida, aunque ha demostrado con creces su lealtad.

Puede que a Irene Montero le pese ser la pareja de quien ha echado el mayor órdago de Unidas Podemos desde que se formara con su cambio a la Comunidad de Madrid. Pero no se podría sostener un argumento tan machista en la formación de izquierdas. O puede, simplemente, que sea consciente de que el desgaste de la acción de Gobierno ha machacado a Irene Montero y ha encumbrado a una ministra de la "izquiera radical" que ha sido capaz de llegar a acuerdos con la patronal, en varias ocasiones, y con los sindicatos gracias a diálogo, trabajo y mucha mano izquierda.

El propio barómetro del CIS dejaba claro que Yolanda Díaz era la ministra de Unidas Podemos mejor valorada en general y, sobre todo, entre sus propios votantes, por encima de Iglesias o Montero.

Era la cuarta mejor puntuada por los españoles en el Gobierno, por detrás de Nadia Calviño, Salvador Illa y Margarita Robles, pero sobre todo, los encuestados que votaron a Unidas Podemos le otorgan un 7,3, un punto más que al propio Pablo Iglesias y un 0,9 por encima de Montero.

Muchos hablan de que Pablo Iglesias ya lo venía pensando desde hace tiempo, que la opción estaba en la mesa y que las broncas de Irene Montero no han hecho más que apuntalar el giro.

De hecho, el pasado 26 de febrero, el mismo vicepresidente segundo del Gobierno situó a la ministra de Trabajo como una "de las personas por las que pasa el futuro" del partido morado. Y al hablar de "los nuevos liderazgos" en Unidas Podemos lo dejaba clarísimo: "El caso de Yolanda es el más evidente".

No se sabe si Irene Montero ha estado completamente de acuerdo con la operación de Pablo Iglesias, tampoco ha discrepado en público, lo que sí tiene claro la ministra de Igualdad es que como se están poniendo las cosas, ésta puede ser su oportunidad de formar parte de un Gobierno, por lo que se agarra, como un bote salvavidas, a las normas que tramita su Ministerio como el único puente para cambiar las cosas con una posible "ley Montero".

Una de las que tienen todas las papeletas para convertirse en su punta de lanza es la llamada ley trans, que tanto desgaste le está suponiendo sobre todo por su enfrentamiento con las feministas clásicas e incluso con importantes mujeres del PSOE. Si finalmente Irene Montero consigue aprobar la norma tal y como la ha presentado su Ministerio será un hito único que colocará a España en la cabeza de la defensa de los derechos de la población transexual y ella pasará a la historia como la ministra que lo consiguió.

Si ni esta norma ni la llamada "ley del sí es sí" (la del consentimiento) son aprobadas con ella como ministra, Irene Montero se habrá sacrificado en balde, al menos en los términos de éxito o fracaso que marcan las expectativas y las suyas, cuando entró en Podemos, apuntaban a lo más alto.