Ahora que pareciese que Feijoó gestiona algo más que sus propias expectativas. Ahora que “donde dije digo, digo Diego” y que el presidente Sánchez anda entre aquello de no bajar impuestos (eso es de derechas) o bajarlos de forma inminente (revisen hemerotecas y dediquen algo de tiempo a tan romántica fórmula de gobernar)… ahora que todo eso sucede, me lo dijo Pérez: arranca el curso político para los socialistas repartidos por la piel de toro.
El marrón para el dirigente local está ahora en saber apartar la mirada de sus potenciales votantes, de un presidente al que cada vez arrogan más la capacidad de destruir la ilusión socialista. “Mejor, lejos”, dicen algunos alcaldes ahora que se acerca el año electoral. Consideran que, igual que en determinados momentos tiempo atrás la presencia de Pedro Sánchez sumaba, ahora no hace sino restar. ¡Que les estorba, vaya! Eso no me lo dijo Pérez. ¡Qué conste!
Aún queda para esas fotos de campaña, esos mensajes de apoyo de unos y otros en redes… aún queda. Lo cierto es que si algo es innegable en el actual grupo o socialista en el Ayuntamiento es que sus miembros tienen claro que la labor de oposición se hace con la constancia como ingrediente y con el esfuerzo como meta. No vale una pasada; no vale un feriado. Lo saben y, a pesar de periodos post feria, de tradiciones locales y de otras guerras, ese tiempo de parálisis municipal que afecta cada final de agosto a Málaga, no es tal (o al menos se mitiga un poco) cuando hablamos de un PSOE que tiene claro que su papel está en ser ese “martillo pilón” que acaba tirando muros por agotamiento de los materiales. O eso esperan.
Me lo dijo Pérez. Ayer, el portavoz del PSOE en la Casona daba por iniciado el curso político en la ciudad, compartiendo desayuno informal con los periodistas que solemos atender la agenda municipal durante el resto del año. Siempre agradable en la distancia corta, aprovechó el portavoz para dar una vuelta a buena parte de los asuntos de actualidad de ayer, hoy y siempre en Málaga.
Me lo dijo Pérez: que si el Guadalmedina (de broma, lo que sucede con el cauce del río en esta ciudad); que si el problema de la vivienda (promete ahora el socialista que promoverá 10.000 nuevas VPO para ayudar a rebajar precios); que si De la Torre sigue con su margarita… Lo de siempre, vamos, porque en esta ciudad, lo de la marmota aquella, a veces se queda corto.
“Está agotado. Él y su proyecto”. Es lo que aseguran desde el PSOE, cuando se les pregunta por el incombustible Paco, que en breve debe confirmar que será él y no otro, el que salga en los carteles como candidato a la alcaldía. ¿Agotado? Tal vez no sea la palabra para definir a quien, con ‘ochenta en la buchaca’ sigue haciendo ir con la lengua fuera a sus concejales. Induráin, a lo malagueño.
Por ver está si, quien esta semana tiene que hacer algún retoque en su equipo merced a la salida de las hasta ahora concejalas y ya delegadas Sarabia y Del Corral, da el “sí quiero” ya mismo, o espera a ser respaldado (¡cómo si hubiera dudas!)por la nueva presidenta provincial Patricia Navarro.
Me lo dijo Pérez… y tampoco es nuevo: “Creo que De la Torre se presentará de nuevo… y quiero que se presente, para confrontar con él los dos modelos de ciudad”, señalaba ayer confiado. Su meta, la victoria electoral. Su campo de juego, una ciudad “descuidada y sucia” que crece de forma desigual, según apunta el mantra socialista. Su objetivo, acercarse a lo de las últimas elecciones, pero dando un pasito más. El que le faltó para dar el susto a un De la Torre, por entonces protegido por un escudo naranja, de nombre Ciudadanos.